Leandro Mora Alfonsín: “Las exportaciones de rollos a China son una oportunidad ante el sobrestock actual, el pilar de crecimiento estará en lograr competitividad estructural en el país”

El economista, docente de la UBA y director ejecutivo de la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), se refirió en una entrevista al escenario actual de la industria de la Madera y Mueble y las perspectivas del mercado para los próximos meses. En ese contexto, explicó el incremento de exportaciones de rollos y tableros de fibra en 2018, según datos preliminares del Observatorio de PyMEs de Madera y Muebles, que fueron publicados días atrás.

 

En 2018 incrementaron las exportaciones de tableros de fibra y de rollos de madera (pino y eucalipto) sin valor agregado, según los indicadores preliminares del informe Observatorio. Los productores forestales de la región enfrentan un estado crítico en el mercado por el “sobrestock” existente de materia prima, por varios factores, pero principalmente ante un mercado interno deprimido en los últimos dos años, con capacidad ociosa en las industrias de la madera y una progresiva caída de las ventas ante la falta de consumo de productos derivados de la madera, afectando de manera significativa a la principal cuenca foresto-industrial del país en las provincias del NEA.

 

El impulso de lograr concretar a fines del año pasado la exportación de materia prima a China desde Entre Ríos, donde ya se cargaron tres contenedores de 20 mil toneladas de rollos de pino y eucalipto, fue vista con buenos ojos por algunos sectores del segmento de la cadena que se vieron beneficiados en forma directa con la movilización en la actividad forestal como “única alternativa” que se presentaba en el mercado argentino, pero también hay quienes cuestionan sea tomada esta iniciativa como una “buena noticia” cuando se podría estar exportando productos con valor agregado.

 

 

En una entrevista con ArgentinaForestal.com el economista Leandro Mora Alfonsín, director ejecutivo de la FAIMA, marcó la posición de la entidad ante los resultados preliminares del informe sectorial, donde se adelantaron datos de las exportaciones y se anticipan las perspectivas de las empresas no muy alentadoras para este año en cuanto a producción, inversión y empleo. “Las exportaciones son solo un camino para el crecimiento del sector. Hay mucho por hacer. La mejora de la competitividad estructural será el pilar fundamental para que sea sostenible en el largo plazo”, indicó el directivo.

 

 

AF: ¿Cómo analiza los resultados de 2018 con respecto a las exportaciones del sector Madera y Mueble?

El bloque presenta una dinámica heterogénea hacia adentro. Mientras que las principales urgencias se observan en el rubro Muebles y en el segmento de Aserraderos de tamaño pequeño. Los grandes jugadores del sector muestran continuidad en su recuperación, en parte por oportunidades de exportación abiertas para la actividad primaria y primeros eslabones de la cadena de valor maderera en los últimos meses.

Las exportaciones muestran impulso mayormente en productos vinculados a los primeros eslabones de la cadena de valor de la mano de rollos de madera y tableros de fibra, al tiempo que reflejan notorias caídas en los segmentos más elaborados de Muebles, Asientos y Colchones, con caídas del 30% en las ventas externas. En el caso de estos últimos, las condiciones de competitividad no están dadas meramente por un mejor tipo de cambio.

 

AF: En el informe preliminar del Observatorio destaca el “crecimiento” de las exportaciones de rollos de madera y tableros de fibra. ¿Desde cuándo se da este cambio y a dónde se exportan rollos de madera?

Desde la corrección cambiaria se abrieron esas ventanas de oportunidades. Entiendo que el principal destino es China. La información fina sobre volúmenes y demás, posición por posición, es pública.

 

AF: ¿Y cuál es la posición de FAIMA respecto a las nueva exportación de rollos a China desde Entre Ríos? ¿Esto es beneficioso? ¿Genera reales expectativas de movilizar las economías regionales? Hay quienes desde el mismo sector cuestionan esta “buena noticia”.

Como FAIMA, nuestra misión es trabajar para que las exportaciones sectoriales vayan ganando complejidad y nuevos mercados. En este sentido, aún hay mucho por trabajar y articular entre sector público y privado.

Hoy se abre una ventana de oportunidad de negocios para quien, en función del tipo de cambio, encuentra atractiva la exportación de productos con poca agregación de valor. Si bien es atendible y se entiende el aprovechamiento de estas oportunidades -porque son las que hoy garantizan rentabilidad a quienes quieren invertir en la cadena de valor-, la visión de futuro por la que trabajamos es la de una Argentina competitiva en términos integrales. Y para eso, no solo depende del tipo de cambio, sino de inteligencia comercial, infraestructura, menor carga impositiva e incentivos concretos a la internacionalización PyME.

Todos los actores estamos trabajando en las mesas sectoriales para que el sector sea más fuerte, cuente con una industria demandante más pujante y logre una inserción internacional compleja y diversificada. Para ello necesitamos una política industrial articuladora y superar los desafíos urgentes que nos marca la coyuntura para seguir trabajando el largo plazo con compromiso y visión.

 

 

AF: ¿Son las exportaciones el camino de solución para el crecimiento del sector? ¿Están las PyMEs argentinas preparadas para salir al mercado internacional?

Sin dudas que lograr exportar es uno de los caminos para el crecimiento del sector. Un mercado externo que pueda compensar caídas de la demanda interna y viceversa. Pero para que esto se dé, hay mucho trabajo por delante.

Desde FAIMA invertimos recursos en capacitación a PyMEs muebleras con capacidad para exportar, en orden de que mejoren sus competencias en esta materia y puedan salir al mercado. Pero hay que entender que el proceso de exportar valor agregado no es automático ni depende pura y exclusivamente del tipo de cambio.

Una corrección cambiaria sirve para que las empresas con cultura exportadora mejoren sus ventas externas, pero no necesariamente crea nuevos exportadores. La decisión de exportar también depende de un fuerte trabajo en materia de inteligencia comercial, adaptación logística de la firma exportadora a necesidades de sus clientes internacionales, revisión y mejora de procesos productivos y recursos humanos destinados a todo lo vinculado con la operatoria comercial externa.

En este proceso, hay que acompañar a las PyMEs que deciden encarar el proceso. Es por esto que desde FAIMA trabajamos fuerte con la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional en capacitación empresaria sobre comercialización internacional e inteligencia para ganar mercados.

En 2019 esperamos lanzar nuevas capacitaciones, que continúen ejes de trabajo que iniciamos con el Programa AL-Ivest de la Unión Europea gracias a nuestra pertenencia a la UIA (Unión Industrial Argentina). También estamos trabajando en la presencia en países interesados en producción argentina, sobre todo en países de Sudamérica.

Y por supuesto, cuando hablamos de competitividad no solo hablamos de lo que depende de la empresa hacia adentro (que es en lo que invertimos y trabajamos con nuestros asociados), sino también en los aspectos básicos de competitividad estructural que la Argentina necesita: una menor presión impositiva, infraestructura para una mejor logística, aspectos tarifarios, costos de embarque, etcétera. La mejora de la competitividad estructural es el pilar fundamental para que sea sostenible un tipo de cambio real alto.

Las depreciaciones nominales en el país son inflacionarias, haciendo de nuestra dinámica cambiaria un círculo vicioso en el que siempre volvemos al punto de partida, pero con menor producto y empleo que cuando empezamos (2014, 2016 y 2018 son casos testigo de esta situación).

Por eso resulta mandatorio redoblar los esfuerzos en mejorar la competitividad estructural; la obra pública en infraestructura logística, de transporte y energética es muy necesaria para la Argentina y esperamos que su continuidad pueda sortear de alguna forma las restricciones que la disciplina fiscal y el acuerdo con el FMI imponen. La evolución de las inversiones PPP pueden ser interesantes respecto a esto, pero la crisis de 2018 también las fue dilatando.

 

En resumen, para mejorar la densidad y potencia exportadora necesitamos trabajar en fortalecer a las PyMEs que deciden emprender ese camino, mantener las condiciones virtuosas para los que ya están en él y, a la vez, pedir por los elementos de competitividad estructural. El trabajo articulado entre sector público y privado es fundamental y, en ese sentido, la Mesa de Competitividad Foresto-industrial tiene una agenda muy rica y con objetivos ambiciosos al respecto.

 

Las prioridades: consumo, rentabilidad y empleo

 

AF: Según el informe preliminar, las empresas no tienen perspectivas alentadoras respecto a las ventas, producción y empleo para este año.  ¿Cuáles serían las expectativas en este contexto para la industria de la Madera y Mueble?

Creo que los próximos meses de 2019 van a ser duros, donde se seguirán observando los efectos del cambio de ciclo económico de 2018 en la economía real.

Puede aspirarse a que sea un año apenas “menos malo” que el 2018. Los factores de recuperación están vinculados a los sectores agropecuarios y mineros, en cuanto a un repunte de sus exportaciones.

La pregunta que se abre es cómo desplegar mecanismos de contagio de esa recuperación al mundo urbano, industrial y de servicios, que es el que explica el grueso del empleo argentino y la generación de valor. En este sentido, lo que más urge es una recuperación del consumo, que va a cerrar el 2018 con una caída cercana en un 5%. La pérdida de poder adquisitivo por parte de los consumidores afecta directamente a bienes que no son de primera necesidad, como el caso de productos madereros.

En la medida que se recupere la macroeconomía, primero consolidando la estabilización del frente externo y cambiario para que paulatinamente baje la tasa de interés y se recupere el crédito y, luego, reaccione el consumo, pueden esperarse tibios indicios de recuperación hacia el tercer o cuarto trimestre el año.

No obstante, la ocurrencia de estos factores depende de que la economía argentina no se vea afectada por episodios externos como en 2018. Al mismo tiempo, la lenta recuperación brasileña dilata su impacto como tractor de la economía local y hoy se abre el interrogante respecto de la nueva conducción económica del país vecino y su mirada sobre el Mercosur.

Por último, la otra gran pregunta que se abre es si la economía de 2020 fortalecerá la recuperación o presentará nuevos problemas en lo vinculado a financiamiento externo, tipo de cambio y, por ende, su impacto en la economía real. Esa pregunta se mantendrá abierta varios meses y juega al son del panorama electoral.

 

AF: ¿En cuanto a la capacidad de producción de la industria, que se puede esperar este año?

En la medida que el consumo no se recupere, los empresarios madereros seguirán enfrentando problemas de rentabilidad. Hoy el empresario levanta la persiana con un consumo bajo y con costos altos (tarifarios, tasa de interés e insumos dolarizados para quienes los tienen). En este marco, el margen de rentabilidad es cada vez menor y el empresario PyME maderero se enfrenta a un escenario con poco margen de maniobra.

Por un lado, se ve obligado a liquidar stocks a precios que están por debajo de un umbral mínimo de rentabilidad; esto le sirve para tapar urgencias financieras, pero es un mecanismo que no se sostiene en el tiempo. Se necesita con urgencia una línea de crédito a tasas diferenciales para PyMEs como lo fue la LCIP, que permitió que entre 2009 y 2015 el financiamiento PyME sobre el total pase del 9,4% al 15,9%.

Por otro lado, esa liquidación de stocks acumulados es la cara de un cada vez menor uso de la capacidad instalada, que en algunos segmentos de la cadena de valor está tocando el piso del 40%.

Si no hay consumo, hay sub-utilización de líneas de producción, por ende menos producción y, lo más grave, a diferencias de años anteriores, es el impacto en el empleo. Primero con suspensiones, adelantamiento de vacaciones y por último con despidos, lo que se está viendo es que a pesar del carácter mano de obra intensivo del sector y lo difícil que es reemplazar personal calificado, una gran proporción de las empresas este año han tomado la decisión de disminuir su dotación de personal. Esto deteriora las capacidades industriales y de conocimiento en el sector y es sin duda el síntoma más grave y elocuente de la situación que atraviesan las PyMEs madereras.

Los datos que manejamos nos dicen que el 35% de las empresas disminuyó su dotación de personal en 2018

 

AF: ¿Se esperan más pérdidas de puestos de trabajo en este escenario en 2019? 

Esto dependerá de las posibilidades de recuperación del sector. En la medida que contemos con nuevos números del informe final vamos a poder profundizar sobre la posible evolución del mercado laboral de la industria de la madera en 2019. Las empresas, no obstante, no son optimistas.

 

 

Perfil profesional

Leandro Mora Alfonsín es Lic. en Economía (UBA), Docente UBA, UCES y UNGS. Becario 2016 del IVLP del Departamento de Estado de EEUU. Ex Economista del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (CEU-UIA). Columnista recurrente sobre temas económicos en distintos medios gráficos y televisivos.

 

 

 

 

Por Patricia Escobar 

@argentinaforest

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