Con 20 muertos por día en accidentes de tránsito, hubo más de 7 mil fallecidos en las rutas Argentinas en 2018

Según datos brindados por la Asociación Civil, “Luchemos por la Vida” Misiones finalizó el 2018 con 329 muertos por accidentes de tránsito. En 2017 se registraron 354 (25 más). Argentina, en tanto registró 7.274 muertes en siniestros viales durante todo el 2018, durante el 2017 7.213.

Según indica la misma Asociación, Argentina ostenta uno de los índices más altos de mortalidad por accidentes de tránsito.

 

Unas 20 personas mueren por día; hay 7.274 víctimas fatales por año (2018) y unos 120 mil heridos de distinto grado y miles de discapacitados. Las pérdidas económicas del tránsito caótico y accidentes de tránsito superan los U$S 10.000 millones anuales.

 

Los  accidentes de tránsito en la Argentina, son la primera causa de muerte en menores de 35 años, y la tercera sobre la totalidad de los argentinos.

 

Al momento de los hechos, se dan muchas explicaciones (algunas reales, otras no tanto) pero que suelen poner siempre el acento -la culpa- del accidente en «los otros». Rara vez se analiza la conducta en el tránsito en primera persona.

 

Según indica “Luchemos Por la Vida”,, la velocidad es una de las causas principales de muerte por accidentes de tránsito. Muchos argentinos consideran que no van rápido a 120 Km/h, cuando a más de 90 Km/h un vehículo es cada vez menos gobernable, aumentando así el peligro de muerte de sus ocupantes. Tal vez, muchos estarían vivos de haberse percatado antes de este detalle. A mayor velocidad, mayor es la distancia que se necesita para detener el vehículo; más graves serán las consecuencias ante cualquier falla mecánica., el reventón de un neumático, una mala maniobra del conductor o cualquier imprevisto que se presente en el camino.

 

La noche, la lluvia y la niebla son causas fundamentales para que deba disminuirse, aún más, la velocidad. Muchos apurados, nunca llegaron a destino.

 

Otra causa fundamental de mortalidad en accidentes de tránsito es atribuible a las bebidas alcohólicas. Los impedidos para manejar no sólo son los «borrachos»: un sólo vaso de vino, cerveza o whisky, limita la capacidad de conducción, ya que produce una alteración de los reflejos para conducir.

 

Las bebidas alcohólicas hacen que las respuestas y las maniobras, ante cualquier eventualidad de la ruta, o la calle, sean torpes y lentas. Embota los sentidos disminuyendo la capacidad de atención normal; genera una falsa sensación de seguridad que predispone a excesos de velocidad y a todo tipo de violaciones a las normas de seguridad en el tránsito. Y es falso suponer que el café o cualquier otro estimulante, anulan sus efectos nocivos. Por lo menos en 1 de cada dos muertos en accidentes de tránsito en el mundo, está presente el alcohol.

 

Mejor conducir de día

Es ya un clásico -sobre todo en tiempo de vacaciones- conducir de noche. Las causas invocadas son múltiples: para llegar de día y aprovecharlo, porque de noche hay menos tránsito, porque no hace tanto calor. Cuando en realidad, al viajar de noche, se triplica el riesgo de muerte.

 

El sueño es inevitable y, en el mejor de los casos, disminuye grandemente los reflejos y la capacidad de reacción. El ritmo biológico normal de cada persona, hace que ésta esté acostumbrada a dormir de noche. El conductor ideal, capacitado para conducir de noche con menos riesgo de quedarse dormido o dormitar, sería aquél que normalmente durmiera de día y condujera de noche. Se agrava mucho más si no hubo descanso, o si se trabajó durante todo el día. Pero peor aún si la persona cenó abundantemente y bebió alcohol…

 

 

Fuente: Luchemos por la Vida

APF

 

 

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