Maíz transgénico: la Federación de asociaciones rurales y forestales de Misiones se suma al debate

En un comunicado, la organización que dirige Adrián Luna Vazquez dejó en claro que: “el proyecto de implantación de 250.000 hectáreas de maíz propuesto por la Secretaría de Agricultura de la Nación, presenta carencias que lo tornan más una expresión de deseos que un proyecto de desarrollo productivo”

 

 

A continuación el escrito completo

 

La discusión no debería centrarse en si el material a utilizar es o no modificado genéticamente. El avance de la biotecnología en general, y especialmente en el área de la agricultura es inevitable.  Será sin dudas cada productor el que decidirá qué semilla usar en base a los asesoramientos recibidos y su posición frente al tema.

Para la provincia sería muy importante poder producir el maíz que requiere para la producción de proteína animal. Sólo para alimentar a la cuarta parte del rodeo bovino de Misiones, esto es a 100.000 animales, se requiere de 300 mil Toneladas de maíz por año. Estamos hablando de una superficie de 60.000 hectáreas con maíces que deberían producir 5 Tn./Ha. promedio año. Esto sería ya de por sí un logro real e implicaría un avance muy importante para la producción de proteína vegetal aplicable a la transformación de proteína animal en Misiones.

 

Sin embargo vemos ciertas cuestiones no menores que si se deberían debatir ante un proyecto que se presenta con tanta grandilocuencia.

 

La Nación firma un acuerdo con MAIZAR, donde se proponen metas que, en primer lugar decididamente afectan una política de estado de la Provincia de Misiones en cuanto a la sostenibilidad de suelo y bosques nativos. El Estado Misionero decidió la protección de sus recursos naturales, y esta decisión, discutible o no, obedece a potestades originarias, no delegadas e irrenunciables de la Provincia. La Nación debe como mínimo acordar y dar participación a la provincia garantizando que el proyecto no afectará esta decisión soberana, ni las leyes que la sustentan.

 

Implementar este tipo de políticas de cultivos anuales en la escala declarada, también significa avanzar contra otras actividades como forestación, yerba, té, ganadería, etcétera. El recurso tierra es limitado y la realización de una u otra actividad, en la mayoría de los casos, es una elección por exclusión.

En este contexto, la superficie objetivo de 250.000 hectáreas es inalcanzable en el mediano plazo y constituye una expresión de deseos, ya que la superficie potencialmente apta y disponible para ese cultivo anual no llega ni remotamente a ese nivel. Como ejemplo de lo anterior me remito a la superficie total bajo agricultura de Soja / Maíz de los años 70/80 que no superaba las 100.000 hectáreas, siendo que en aquella época no existían las limitaciones conservacionistas que hoy tenemos por la Ley de Ordenamiento Territorial o más conocida como “Ley de Bosques”.

Para mantener con sostenibilidad una actividad agrícola anual en estas latitudes, se requiere de tecnología de conservación de suelos que implique la Siembra Directa (SD) y uso de Curvas de Nivel y rotación de cultivos, todo lo cual es de escasa utilización en la provincia y además requiere de capacitación previa en la tecnología.

El uso de SD trae inmediatamente el problema de falta de maquinaria de siembra adaptada a las condiciones de minifundio de la “población objetivo” planteada, aun cuando se piense en traerla desde Brasil, que si la dispone.

Los híbridos a utilizar deben necesariamente disponer de tecnología genética adaptada a las plagas (oruga cogollera, barrenador, militar) y enfermedades (Tizón, bacteriosis  locales. Si bien existen materiales que se han aplicado con éxito en el NOA, en condiciones ambientales similares, requerirían de avales técnicos locales.-

Lo anterior nos hace dependientes del monitoreo de plagas y enfermedades, ya que ello implicaría el uso masivo de insecticidas, fungicidas y herbicidas de última generación, maquinaria y tecnología de pulverización (hoy inexistente o, por lo menos escasa) y, lo que puede traer discusiones interminables,  también la utilización de híbridos con biotecnología de “eventos apilados” para evitar el uso masivo de los insumos antes mencionados.

Hay una falta casi total de infraestructura de acopio y secanza en la zona, salvo situaciones puntuales, lo que implica costos de “flete falso” elevados por transporte de agua, o asumir pérdidas potenciales elevadas al dejar secar en planta el cultivo para mover grano seco al 13,5-14%.

El clima zonal (subtropical sin estación seca) y su variabilidad trae un factor de riesgo climático permanente que, aunque mensurable en términos de rendimientos de indiferencia (usar rendimientos bajos cercanos a ingresos similares al costo x ha de cultivo) hacen por lo menos discutible la factibilidad económica de esta producción y pone en serio riesgo la sostenibilidad del productor / empresario de basar su potencial en este cultivo y no en un portfolio de alternativas (Por ejemplo cultivo y ganadería )

Por estas razones, desde la Federación de Asociaciones rurales y forestales de Misiones, estimamos que los proyectos técnicos deben ser ajustados a las situaciones reales y bases concretas realizables.  No estamos de acuerdo con declaraciones grandilocuentes que sólo generan falsas expectativas en productores y la sociedad toda. Justificarlos en que ese es el camino del crecimiento, generación de riqueza, arraigo rural etcétera, es caer en un lugar común para evadir la discusión de los aspectos técnicos que definen si un proyecto es o no viable. Todos quienes de algún modo trabajamos para el mejoramiento productivo buscamos los mismos objetivos: más producción, mayor rentabilidad al productor, arraigo rural etcétera. Pero no es dable soslayar el “cómo”.

Consideramos importante el impulsar cultivos de maíz de alto rendimiento, siempre que sea  sostenible y viable en el tiempo que contemple todo este tipo de condicionantes técnicos y, por sobre todo,  el cumplimiento de una decisión ambiental de la Provincia fundada en  sus derechos autonómicos a respetar la biodiversidad y conservación de suelos generando en él actividades sostenibles y sustentables.

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