¿Qué le pasa a tu cuerpo cuando practicás buceo?

 

La Red de Alerta de Buceadores de Europa informa en su sitio web que “el buceo expone los organismos de los buceadores a diversos factores estresantes que afectan de forma independiente a la función cardiovascular”. Entre ellos, los más importantes son la inmersión, la exposición al frío, el aumento de la presión parcial de oxígeno y el aumento del trabajo respiratorio.

 

Por lo tanto, este estrés puede contribuir a “diversas arritmias, bradicardia (ritmo cardíaco lento) causado por el frío y taquicardia (aceleración del ritmo cardíaco) causado por las respuestas cardíacas y neuroendocrinas al estrés”. Luego de la muerte de la turista argentina en un bautismo de buceo en Tailandia, desde ConBienestar consultamos acerca de esta actividad a Darío Neu, instructor trainer CMAS, director de la Escuela Argentina de Buceo y secretario del Comité Técnico de la Federación Argentina de Actividades Subacuáticas.

 

El profesional señaló que para aprender a bucear –esto es, hacer un curso– se necesitan dos cosas básicas: sentirse cómodo en el agua (aunque no se tengan conocimientos de técnicas de natación) y contar con un apto físico (clínico y otorrinolaringológico) emitido por un médico. Sin embargo, hay ciertas afecciones que requieren de autorización y seguimiento por un profesional de la salud. “Es importante controlar a las personas que tengan enfermedades coronarias, condiciones cardiovasculares, neurológicas, metabólicas (como la diabetes no controlada) o respiratorias para confirmar que pueden sumergirse sin inconvenientes”, explicó Neu.

 

¿Por qué se mencionan estas contraindicaciones? Pues porque debajo del agua es preciso mantener la condición de alerta, no desorientarnos, respirar el aire proveniente del tubo sin problemas y disminuir el riesgo de la presión al sumergirnos. De todas formas, el experto subrayó que “estas condiciones no son excluyentes, solo es preciso el acompañamiento médico”. “Más del 90% de la población puede hacer la práctica de buceo y, en los últimos tiempos, muchas patologías que estaban contraindicadas pueden bucear si tienen un control farmacológico”, afirmó.

 

Ahora bien, ¿qué pasa en el caso de los turistas, que tal vez solo busquen practicarlo una vez? En estos casos, Neu enumeró una serie de requisitos a los que estar atentos al momento de contratar a una empresa:

 

  1. que cuente con las habilitaciones correspondientes;
  2. que los responsables dentro del agua tengan los avales de certificación necesarios para que puedan hacerse cargo del bautismo;
  3. que ofrezca una clase previa para aprender algunas nociones básicas de la actividad (que incluyen una prueba de equipos para sentirnos confortables y comprobar que estén en condiciones).

 

En los bautismos, “muchas veces la inmersión se realiza con un instructor por turista y esto es lo ideal, ya que el profesional manejará algunos aspectos técnicos del equipamiento”, detalló. Asimismo, añadió que estas inmersiones suelen llegar, como máximo, a los 8 o 10 metros, ya que “el riesgo aumenta en proporción directa a la profundidad”, advirtió Neu.

 

Por lo tanto, “si queremos hacer esta actividad, tenemos un certificado médico para ir a un gimnasio y no contamos con las afecciones mencionadas, podemos sumergirnos”, aseguró el profesional. “El buceo es una disciplina maravillosa, que nos conecta con la naturaleza, que fomenta el compañerismo entre buceadores y que es seria, es decir que requiere responsabilidad y conocimiento”, concluyó Neu.

 

Fuente: TN

CM

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