Recordamos a María Elena Walsh a 8 años de su muerte

El 10 de enero de 2011 murió María Elena Walsh, la querida y recordada escritora, compositora y cantante argentina. Tenía 80 años y había enfrentado durante mucho tiempo un cáncer óseo que finalmente la venció.

María Elena publicó su primer libro de poesía “Otoño imperdonable” a los 17 años. En 1951 formó el dúo folklórico Leda y María junto a Leda Valladares, con quien editaría 10 discos. En su posterior etapa solista, Walsh grabó cerca de 20 álbumes y sus canciones fueron versionadas por artistas como Serrat, Mercedes Sosa y Jairo. Se especializó en la literatura y la música infantil, algunas de sus canciones más conocidas fueron “Manuelita la tortuga”, “El reino del revés” y “El monoliso”. Sus obras para adultos fueron marcadas por la protesta social, y el amor y dolor por su patria, como en «Serenata para la tierra de uno”.

A pesar de su impresionante talento y éxito incipiente, y su valentía para hablar de los problemas sociales y expresar sus ideas, María Elena vivió su sexualidad en silencio durante muchos años.

La primera relación que se le conoció, con Leda Valladares, comenzó por carta cuando María Elena tenía 21 años. Leda tenía once años más que ella y una trayectoria dentro del folclore tucumano. En 1952 se instalaron en París, donde publicaron su primer álbum Chants d’Argentine. En 1956 regresaron, giraron por el interior, siguieron editando discos y se adentraron en los círculos artísticos e intelectuales de la época.

Mientras tanto, Walsh continuó publicando sus poemas, y empezó a escribir guiones y canciones para niños. Compuso numerosas letras de protesta, e inclusive de temáticas no tan usuales en el cancionero argentino como la emigración o el peronismo.

Durante la dictadura del ’76, María Elena decidió no componer ni cantar más en público. Sin embargo, muchas de sus canciones se volvieron un símbolo de la lucha por la democracia como “Como la cigarra”, “Canción para un gobernante” y “Oración a la justicia”.

En una entrevista en Canal Encuentro, le preguntaron: “¿Por qué cuesta tanto que las mujeres se agrupen sin que se las tilde rápidamente de feministas, como algo terrible?”. Y su respuesta reflejó, sin dudas, que era una adelantada: “Bueno, primero tendríamos que saber por qué feminista es algo terrible. El feminismo es un intento de solidaridad entre las mujeres para defender sus derechos, su personalidad, y no ofender ni agredir. De manera que hay una interpretación bastante siniestra de esta palabra. Si las mujeres disfrutamos de una serie de libertades ahora, se lo debemos a esas señoras, a las feministas”.

Después de su separación con Leda Valladares, formó pareja con la directora de cine María Herminia Avellaneda y, más tarde, con la fotógrafa Sara Facio. A Sara la conocía desde los 12 años, cuando iban juntas a la Escuela de Bellas Artes Manuel Belgrano. Se acompañaron desde la década del ’80 hasta su muerte. La fotógrafa hizo los retratos más conocidos de María Elena, además de congelar las imágenes de grandes artistas de la época como Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez y Julio Cortázar.

Aunque se mostraban juntas y convivían hacía 30 años, María Elena era muy reservada respecto a sus sentimientos por Sara. Recién a los 70 años, en su libro autobiográfico Fantasmas en el parque, se animó a hablar de ella: “Sara es mi gran amor que no se desgasta, sino que se convierte en perfecta compañía. A veces la obligué a oficiar de madre, pero no por mi voluntad sino por algunos percances que atravesé, de los que otra persona hubiera huido, incluida yo. Pero ella se convirtió en santa Sarita”.

En una entrevista del mismo año con Página 12, conversando sobre los tiempos en que mantuvo su sexualidad en silencio, María Elena expuso: “No veo mal mantener una cuota de secreto. Me gusta lo secreto, la cosa ambigua, porque también es una forma estética de mantener un estilo de escritura. Pero una cosa es el pánico homosexual y esa forma terrible de discriminación que es la censura, y otra muy distinta el silencio y la reserva asumidos voluntariamente. En este sentido, creo que las mujeres seguimos siendo poco perdonadas. (…) En la Argentina, mal que nos pese, aún estamos lejos de arriar la bandera del machismo”.

Nacida en 1930, mujer sensible, inteligente y valiente, no era una combinación fácil de llevar a cuestas. “Gracias doy a la desgracia y a la maño con puñal, porque me mató tan mal… Y seguí cantando”, decía en las estrofas de “Como la cigarra”. Pensadora, luchadora, escritora y música atravesada por la dictadura y el exilio, nos dejó mucho más que un montón de canciones para niños: una tarea para con nosotros mismos.

Fuente:  TN

EB

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