Crimen del enfermero: los investigadores llegaron al sospechoso rastreando el celular que le robaron al asesinado

Un trabajo puntilloso, de rastreo telefónico y entrecruzamiento de llamadas, le permitió a la Justicia llegar hasta Carlos, de 22 años, el principal sospechoso por el asesinato del enfermero Raúl Aquino (57), crimen ocurrido en Posadas el 24 de noviembre del año pasado.
Si bien la detención la concretó la Dirección Homicidios de la Policía, el trabajo previo para ubicar al joven lo hizo la Secretaría de Apoyo para las Investigaciones Complejas del Poder Judicial. La tarea demandó varias semanas y el informe con las conclusiones fue elevado al juez de Instrucción Tres, Fernando Verón, el miércoles de la semana pasada. Fue el magistrado quien encomendó a Homicidios encarar la parte final del trabajo: detener al apuntado, algo que lo hizo con total efectividad.
Carlos trabaja en un kiosco ubicado a pasos de la playita de Miguel Lanús. Lo arrestaron aproximadamente a las 19 del martes, en cercanías de la ex ruta provincial 213 y avenida 200 –frente al barrio San Isidro.
Posteriormente en su vivienda del barrio Giovinazzo, tras un allanamiento ordenado por el juez, decomisaron tres celulares y un par de zapatillas. Los aparatos serán analizados para que se determine si uno de ellos es el que robaron a la víctima tras el homicidio. Los calzados también serán peritados, ya que el asesino dejó una huella plantar en el inquilinato donde masacraron a golpes a Aquino.
Lo primero que rastrearon los detectives de la SAIC fue el celular del fallecido. Así determinaron que una tarjeta SIM, con una línea nueva, impactó en el aparato. Entonces se contactaron con la compañía en la que se adquirió esa línea y dieron con el usuario. Así se supo que esa persona, si bien la tenía a su nombre, no era quien la utilizaba. Era un muchacho quien usaba ese número.
Los investigadores judiciales hicieron un mapeo completo de las personas con las que se contactaba el sospechoso y lo identificaron plenamente, con nombre y apellido y DNI. Era Carlos. Esos datos fueron girados a Verón, quien ordenó la captura del joven.
Se cree que Carlos tenía trato con Aquino y que la noche del 24 de noviembre discutieron en una de las piezas del inquilinato que el enfermero tenía por la calle Chile. Tras el entredicho habría llegado la agresión letal.
La Policía intervino en el lugar a las 1.40, horario en el que reportaron vía 911 un incendio en el inmueble. La autopsia realizada a Aquino arrojó como resultado: “Asfixia por sofocación por obstrucción de las vías aéreas superiores, cadáver con quemaduras y traumatismos”.
Posteriormente en las calles 192 y 87 encontraron abandonado el automóvil Toyota Etios del enfermero, con el que el asesino había huido de la escena del crimen. El lugar donde apareció el coche está a pocas cuadras de la casa de Carlos.
La pericia telefónica de la SAIC empezó antes de que el Superior Tribunal de Justicia decidiera, vía resolución, desafectar del plantel de esa repartición a un número importante de policías que allí se desempeñaban. Pese a que la dependencia quedó muy disminuida, el trabajo continuó y fue exitoso.

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