Arranquemos un 2019 diferente

Un acto simple, un saludo gentil, un gesto mínimo de fraternidad no cuesta nada. Una palabra de aliento, una mirada de dos segundos, lo más pequeño que imagines puede modificar completamente lo que pasa.  Es en el ínfimo y más diminuto de todos los movimientos que hacemos cada día, donde necesitamos cambiar para recuperar nuestra humanidad. Los actos heroicos y las grandes hazañas suceden esporádicamente, ocurren a veces ante catástrofes, por fuerza mayor, no todas y cada una de nuestras mañanas.

 

Cuando llegamos a una esquina manejando, claramente no estamos solos en la ciudad, cuánto costaría entonces frenar, mirar quien viene caminando, y dejarlo avanzar. En vez de atosigar a bocinazos al conductor que tenemos enfrente, o pasarlo de golpe por su derecha -que no corresponde-, podríamos esperar. Bajar la velocidad, en vez de acelerar, cuánto más nos podríamos demorar si recordamos que hay otros además de nosotros, y cuántos accidentes fatales podríamos evitar.
En los espacios públicos donde nos cruzamos con otras personas, cuánto costaría ceder nuestro lugar, dar una mano a los que vemos cansados, hacer espacio para que otros pasen, responder amablemente, son algunos ejemplos de gestos mínimos que costarían prácticamente nada, sin embargo no los practicamos.  Andamos a los codazos, corriendo, gritando, nos exasperamos, nos colamos, queremos ser los primeros, si es posible los únicos en ser atendidos cuando hay otros que también necesitan o buscan lo mismo que nosotros.
En los barrios que hay contenedores sacamos la basura en cualquier horario, total no está en la puerta de nuestra casa, nos da igual. Si vamos a la plaza, a un pub, a la costanera y tomamos o comemos algo, no nos levantamos y hacemos unos pasos hasta el basurero, dejamos los cadáveres al lado nuestro, hasta el día siguiente, total otros recolectarán residuos por nosotros; nos da igual. En los comercios exigimos precios accesibles, atención de excelencia, en los propios negocios recargamos los productos y ofrecemos un servicio mediocre.
¿Qué nos pasa, hacia dónde vamos? pareciera que pretendemos prescindir completamente de la vida en comunidad; sin embargo, sabemos que no estamos solos, nos necesitamos unos a otros. Un acto simple, un saludo gentil, un gesto mínimo de fraternidad ante conocidos y desconocidos, tiene costo cero, pero cuando sucede sentimos un valor incalculable.
Sonreímos automáticamente cuando alguien nos sonríe. Nos damos vuelta en las esquinas cuando alguien se detiene y nos cede el paso, levantamos la mirada cuando alguien nos observa detenidamente, no nos resulta sencillo contenernos ante un acto mínimo de humanidad, porque sentimos que en ese momento a pesar de todo lo fatídico que puede estar sucediéndonos, existimos para otros, valemos.
Lic. Sol Jouliá 
instagram: @soljouliaok

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas