Juicio por el vuelco fatal: el colectivero le echó la culpa al micro, pero los testigos lo apuntaron a él por la velocidad con la que manejaba

Víctor Alejandro Zarski (41), el chofer de colectivo de media distancia acusado de haber provocado el vuelco que le costó la vida a cuatro pasajeros el 7 de noviembre de 2012 cerca de Apóstoles, pidió disculpas a los familiares de las víctimas fatales y a los sobrevivientes. Fue en la primera audiencia del juicio oral y público en su contra.
Recordó que ese día había ido a auxiliar con su ómnibus a otro micro de la empresa que se había averiado a la salida de Concepción de la Sierra, a la altura de la rotonda.
Dijo que no tuvo la culpa de haber sido asignado a un rodado en mal estado. “Me arriesgué a andar en ese vehículo porque necesitaba el trabajo, llevaba un mes en la empresa. No soy un asesino, me siento inocente”, declaró ante el juez Correcional y de Menores Dos de Posadas, César Raúl Jiménez.
El colectivero negó que haya conducido con exceso de velocidad, tal como declararon muchos de los pasajeros, que incluso dijeron haberle pedido que fuera más despacio. La pericia accidentológica que obra en el expediente concluyó que iba a unos 140 kilómetros por hora al momento del hecho.
Declaró que el viaje entre Concepción de la Sierra y Apóstoles hasta antes del accidente fue “normal”. Pero que cuando llegó a la llamada Curva del Tacuaral la caja de cambios no respondió.
Negó que haya ocupado el teléfono mientras manejaba. “Las cubiertas estaban lisas. Creo que una de ellas se aplastó y ahí se produjo el vuelco”, conjeturó.
Zarski aseguró que trabajaba prácticamente de lunes a lunes de 5.30 a 20.30 o a 22.30. Afirmó que cuando sucedió el accidente llevaba un mes sin franco.
Sobre el interno 09, marca Mercedes-Benz modelo 1994, que le habían asignado, dijo que no tenía velocímetro ni tacógrafo. Admitió que la noche anterior durmió sólo cuatro horas y dentro del colectivo.
“Esa mañana, el guarda me dijo que el dueño de la empresa le había llamado el teléfono para pedirle que apuráramos la marcha. El recorrido total que teníamos duraba alrededor de dos horas y media, pero los de la empresa querían que lo hiciéramos en dos horas”, añadió.
Finalmente, aseguró que para él al momento del vuelco iba a “70 kilómetros por hora”.
El debate comenzó minutos después de las 9.30 en la sala de audiencias de los juzgados del fuero Correccional y de Menores, en el predio contiguo al Palacio de Justicia. El acusado es defendido por el abogado particular Pablo Luján y en la fiscalía interviene María Laura Álvarez.
En primer término se leyó el auto de elevación a juicio, hecho por la Fiscalía de Instrucción Cuatro, a cargo de Silvia Barronis.
En el auto de elevación a juicio se asentó que hubo pasajeros que se quejaron por la velocidad a la que iba la unidad número 09 de Águila Viajes, que le dijeron al chofer muchas veces que bajara la velocidad, pero que hizo caso omiso. Precisaron que el conductor no frenaba ni en las curvas. “Te recuerdo que no llevás vacas, sino personas”, le habría reprochado una de las mujeres que viajaban en el ómnibus.
Los testigos apuntaron que el colectivero incluso hablaba por celular mientras manejaba.

Sobreviviente
Juan Ramón Silva Viera iba en el interno 09 de la empresa Águila Viajes la mañana del 7 de noviembre de 2012 «Subí al colectivo en Concepción hacia San José. Era el interno 05, que salió a las 5.30, a horario. Pero ese ómnibus se descompuso a la altura de la rotonda. El chofer intentó arreglarlo, pero no hubo caso. Entonces esperamos otro vehículo. Vino el interno 09 e hicimos el trasbordo», recordó.
«Salimos a gran velocidad. A 110 o 120 kilómetros por hora. Le pasamos a altísima velocidad al colectivo de Horianski. Después vino esa curva, donde el colectivo volcó», añadió.
Silva Viera aseguró que le reclamó al chofer por qué había circulado a tanta velocidad y que Zarski solo atinó a sacudir la cabeza.
«Entonces le reclamé al guarda y él me dijo que le había pedido al chofer que fuera más despacio, pero que no le hizo caso», remató el testigo, quien esa mañana término con una fractura de muñeca.
Silva Viera fue uno de los siete testigos que declararon este martes. El debate oral y público sigue mañana, con más testimoniales.

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