Doble homicidio mafioso: este lunes se cumplen tres años del hecho y la causa está muy cerca de ir a juicio oral

Este lunes se cumplen tres años del asesinato a balazos de Sebastián Vega y Rodrigo Ibarra. La etapa de investigación de la causa abierta por el hecho, que tiene siete imputados, está cerca de su final. Se estima que en 2019 será elevada a juicio oral.
El expediente lo tramita el juez de Instrucción Tres, Fernando Verón. Quedan apenas unos incidentes que resolver y ya estaría terminada la investigación. Después, lo actuado será remitido a la fiscal Adriana Herbociani para el requerimiento de elevación a debate.
De los acusados, sólo se encuentra detenido uno de los presuntos autores materiales de la matanza: Néstor Fabián “El Negro” Rojas. Los demás fueron excarcelados. Algunos porque la figura que se les endilgaba era excarcelable o porque expiró la prórroga de la prisión preventiva.
A Rojas hay una testigo es la que lo compromete seriamente. Es el de su ex novia, Denise Gisel Candia (21). Ella también está imputada en la causa, por encubrimiento.
Ella tenía una relación sentimental con el Negro, lo que no le impidió detallar los pormenores del antes y después de la ejecución de Vega e Ibarra.
En su declaración indagatoria, la chica contó que la tarde del 16 de diciembre de 2015, llevó a Rojas hasta Villa Sarita para buscar a Ricardo Vázquez (otro de los imputados que tiene el caso) y que los llevó hasta el cruce de ruta 12 y 115. En ese lugar, Vázquez y Rojas bajaron y se subieron a un VW Bora negro, según la declaración de la chica. “En ese momento vi que habían dos personas en ese auto. El que manejaba era Martín, que incluso me saludó”, dijo antes el juez Fernando Verón. Supuestamente se refería a Martín Vedoya, al que mencionó cuando le preguntaron cómo había conocido a Rojas: dijo que ambos solían concurrir al pub Mentecato.
Denise añadió que después de ese viaje volvió a su casa y que recién entrada la tarde volvió a tener noticias de su novio. Dijo que el Negro se presentó en la residencia familiar de la avenida Blas Parera con un hombre llamado Luis, a quien presentó como su “primo”. Luis no es otro que Luis Morínigo-Sosa, condenado por tráfico de estupefacientes y que tenía pedido de captura porque abandonó la Unidad Penal de Candelaria en una salida transitoria y nunca regresó.
“El Negro y Luis empiezan a tomar unas cervezas. Al rato el Negro me pide que compre dos bidones de nafta y me da 300 para eso”, detalla Denise, quien más adelante agregó que su novio sacó más dinero, para que sus suegros compraran la carne para un asado.
“El Negro habló por teléfono y me pidió que le llevara un ratito a ver un señor que debía pagarle algo”, recordó la muchacha.
Denise convenció a su madre, Silvia Gabriela Rodríguez (imputada por encubrimiento), para que los llevara hacia el punto indicado: el acceso Oeste, cerca de la rotonda que se encuentra en la zona del puente de la avenida Chacabuco. “Allí estaba un auto gris. Dimos una vuelta y el Negro y Luis se bajaron, de manera agresiva, cerrando fuerte la puerta”, apunta.
El auto gris era el Chevrolet Agile en el que Vega e Ibarra habían llegado engañados por Ricardo Vázquez (el presunto entregador de las víctimas), con la promesa de un supuesto comprador para la marihuana que presuntamente vendían. En realidad, estaban por encontrarse con una muerte violenta.
Otro de los que declaró y también comprometió a Rojas fue su ex suegro, Roberto Candia, el padre de Denis.
“Se enteraron de lo que pasó, eso le sucede a los botones, acá hay que callarse nomás, sino puede pasar lo mismo”. Según Roberto, esto le dijo el Negro cuando se conoció el asesinato de Vega e Ibarra.
El último en ser liberado fue Vedoya, sindicado como el instigador del doble homicidio, presuntamente vinculado a una venganza del mundo narco.
En el expediente, la querella (representa a las familias de Vega e Ibarra) está a cargo del abogado Alejandro Jabornicky.

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