A diez años de su desaparición, siguen buscando a Sofía Herrera en Tierra del Fuego

A diez años de su misteriosa desaparición en un camping a 80 kilómetros de Río Grande, la búsqueda de la pequeña Sofìa -que tenía 3 años- se reanudó esta semana con rastrillajes en sitios que antes no fueron revisados. Panfletos con su rostro que la Justicia diseñó para proyectar cómo sería ahora se ven en bares, comercios, estaciones de servicio, casi como si su pérdida hubiese ocurrido ayer.

Sofía Herrera está tercera en la lista de los chicos que más tiempo llevan “buscados” en Missing Children. En esta década el misterio de lo que pudo haber pasado es casi tan grande como la cantidad de teorías que se tejieron: que fue robada para darla en adopción, que la mataron para sacarle los órganos, que cayó en una trampa para zorros, que los padres la tenían enterrada en el fondo de su casa…No hay nada peor que no saber y en todo ese universo de posibilidades casi cualquier cosa se vuelve una hipótesis.

El domingo 28 de septiembre de 2008 amaneció cálido y con poco viento, toda una rareza para esta isla donde los habitantes tienen sus rostros tajeados por la fuerza del aire. María Elena y su marido Fabián coordinaron con una pareja de amigos para llevar a los chicos a pasar el día al aire libre al camping John Goodall.

A Sofía la vistieron con un buzo azul Francia, porque eso recomienda Defensa Civil para evitar que los chicos desaparezcan de la vista de los adultos en la gigantesca estepa patagónica. Fueron los primeros en llegar, no vieron a nadie más en el lugar. Los hombres bajaron de los autos para buscar el mejor lugar para preparar el asado, atrás los siguieron los nenes. Cuando Fabián volvió al coche, a Sofía ya no la vio y creyó que había vuelto al auto. Elena pensó que estaba con Fabián. En sólo 200 metros, a Sofía se la había “tragado la tierra” y en una década nunca más supieron nada de ella.

Con el tiempo se sumarían el FBI, Prefectura, Gendarmería, la Federal, la Policía de Investigaciones de Chile, y hasta el Equipo Argentino de Antropología Forense, entre otros tantos cuerpos de seguridad y organizaciones. Equipos de buzos profesionales se sumergieron en los arroyos que están a los costados de la ruta, y en los rastrillajes se utilizaron perros, vehículos 4×4, caballos y helicópteros. Nadie entiende cómo pudo haberse perdido en un lugar de acceso restringido y con todo el perímetro cercado con un alambre de un metro de altura y seis hilos, el primero de púas. La nena no podría haberlo traspasado sola.

El paso del tiempo llevó a la familia a buscar por su cuenta. Ella hace prensa, visita los canales de televisión cuando la invitan, imprime y pega afiches. Es quien utiliza las redes sociales y cuenta que sólo este año recibió 25 fotos de distintas nenas que las personas confunden con Sofía y se las mandan: “Con algunas la duda es muy grande y a veces he tenido que viajar para poder verlas de cerca y comprobar que no era”, cuenta.

Fabián caminó por Perú, Bolivia y casi toda la Argentina, durmió en la playa y comió de lo que la gente le donaba. También acampó bajo la nieve en la Casa de Gobierno fueguina, en Ushuaia, y en 2009 estuvo cuarenta y cinco días en la Plaza de Mayo, esperando que la Presidenta lo reciba. No lo logró. El último viaje fue en septiembre pasado a Coyhaique, Chile, porque tenía el dato de que una familia tenía escondida a una menor en la casa que se parecía a su hija. Era una información falsa.

Los padres hablan de Sofía en presente, la buscan como si estuviera viva. En su casa el tiempo se detuvo y todo quedó tal cual como aquel domingo en el que fueron al campo: la habitación intacta, la cama hecha y la ropita planchada y doblada sobre el armario. “Lo dejamos así para que cuando vuelva, pueda recordar”, dice Elena.

La causa cambió de manos y quedó a cargo del juez de instrucción 2 de Río Grande, Daniel Cesari Hernández, quien tomó el caso en agosto del año pasado. Lo primero que hizo fue leer completo el expediente, lo segundo fue llamar a todos aquellos que con sus testimonios le habían generado alguna duda.

Así fue como un policía retirado, que participó de los primeros rastrillajes, reavivó una de las teorías existentes sobre lo ocurrido, que a la nena la agarró una persona y la llevó a otro sitio. En esta semana la buscaron por terrenos alejados a 80 kilómetros del camping donde se perdió con georradares, magnetómetros y drones. Todo será analizado por un equipo especializado en los próximos días.

Mientras tanto en la casa de los Herrera, Giuliana, la hija de ambos que tiene 9 años y que nació meses después de que Sofía se perdiera, escribió una carta para Papa Noel que dejó debajo del arbolito de navidad con un único deseo: “Me gustaría poder conocer a mi hermana, pidió.

Fuente Clarín

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