La nena siria sin piernas que usaba latas de atún para caminar ya tiene prótesis

La niña siria Maya Merhi posa para una foto en el campamento de desplazados internos de Serjilla, en el noroeste de Siria, junto al cruce fronterizo de Bab al-Hawa con Turquía, el 9 de diciembre de 2018. A primera vista su aspecto es del todo normal, pero es gracias a las prótesis de piernas que adquirió recientemente.

Maya nació sin piernas debido a una condición congénita, y tuvo que luchar mucho para conseguir moverse por el campamento de refugiados en el que vive. Logró andar gracias a unas extremidades artificiales fabricadas por su padre con tubos de plástico y latas. Esta foto es del 20 de junio de 2018.

Hoy, la niña puede caminar gracias a sus nuevas prótesis después de someterse a un tratamiento en Turquía. Maya observa sus piernas ortopédicas ya en su casa dentro del campamento para desplazados internos en el que vive. Como a la familia Merhi, el conflicto sirio ha desplazado a más de 11 millones de personas, aproximadamente la mitad dentro de Siria y la mitad como refugiados en el extranjero, incluidos más de 3.5 millones en la vecina Turquía.

Maya Merhi posa con su parte de su familia en el interior de su vivienda de lona en Serjilla. Su padre, llamado Mohammed Merhi y de 34 años, nació también sin piernas, y ella es la única de todos los hermanos que ha heredado esta condición. Los Merhi al completo -padre, madre y seis hijos- huyeron de los combates en la ciudad de Alepo y se refugieron en Idlib,ciudad que estaba controlada por los rebeldes. «Nos enfrentamos a muchos desafíos, especialmente al mudarnos del lugar donde vivíamos en tiendas de campaña. La situación en general fue difícil», cuenta Mohammed.

El pasado mes de julio, Maya fue trasladada a Estambul (Turquía) para iniciar un tratamiento que finalizaría con la obtención de unas prótesis para sus piernas. Ocurrió después de que las imágenes de su lucha en el campamento de la tienda en Idlib aparecieran en las redes sociales y su historia se hiciera viral.

Maya, como su padre, podía desplazarse gateando, pero la última cirugía a la que fue sometida redujo aún más la longitud de sus extremidades y ya no le fue posible moverse. «Después de la operación estaba sentada todo el tiempo en la tienda», contaba su padre a AFP el pasado julio, durante una entrevista en la clínica de Estambul que ha tratado a la pequeña.

 

«Para que saliera de la tienda, se me ocurrió fijar un tubo a sus extremidades que rellené con un material esponjoso para reducir la presión. Luego, agregué dos latas vacías de atún porque el plástico no era lo suficientemente fuerte como para resistir la fricción con el suelo», contaba su padre. Con estas prótesis improvisadas, Maya pudo salir fuera de la tienda e incluso asistir sola a la escuela del campamento de refugiados. En la imagen, Maya practica sus primeros pasos con unas prótesis más cortas en una clínica de Estambul.

Las nuevas piernas de Maya están decoradas con la bandera de Turquía, el país donde se sometió a tratamiento.

Maya posa de pie junto a su padre y uno de sus hermanos en el campo de desplazados de Serjilla. Por ahora usa muletas, pues lleva menos de una semana utilizando las nuevas prótesis. Los médicos esperan que Maya pueda caminar completamente en tres meses, y dicen que la determinación de su padre ha hecho el proceso más fácil. «Hizo todo lo posible para que esta niña caminara y Dios los ayudó», opinó el especialista en prótesis turco Mehmet Zeki Culcu. «Normalmente nadie hubiera creido que pudiera moverse con esas extremidades improvisadas».

 

(El Pais) A. C

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