Un exclusivo colegio católico de Salta expulsó a cuatro alumnos que se habían manifestado en contra de un acto de homofobia. Los chicos defendieron a un compañero que había sido hostigado por el preceptor por usar una pulsera con los colores del colectivo LGBT.
Todo comenzó en octubre pasado cuando un estudiante de cuarto del colegio Santa María asistió al mismo con la pulsera del colectivo. Pese a que las autoridades lo obligaron a sacarse el brazalete, días después se disculparon a través de una carta.
El episodio fue repudiado por otros cuatro chicos que expresaron su descontento en las redes sociales a través de una publicación que circuló apenas cuatro horas.
«Mi cliente junto a otros tres compañeros repudiaron esto a través de una fotografía en internet: una mano haciendo fuck you frente a una remera del colegio», detalló Carlos Humberto Saravia, abogado de Santiago Casares (16), uno de los adolescentes afectados.
Tras descubrir la imagen, desde el colegio citaron a los chicos para que dieran sus explicaciones. Además de borrarla, los chicos presentaron disculpas por escrito, pero no fue suficiente y los expulsaron.
«Mi nieto mayor, de impecable trayectoria académica y de conducta, fue expulsado del Colegio Santa María de Salta por defender a un compañero gay de la cobarde agresión y humillación a que lo sometió un consejero de ese colegio», escribió la abuela de uno de los chicos en Twitter.
En una Ana contó que la situación había generado sentimientos encontrados en la familia del chico.
“Orgullo por mi nieto, que ha demostrado ser coherente, solidario y comprometido. Tiene un promedio de casi 9, excelente alumno. Se jugó todas las cartas para defender a su compañero. Y bronca porque como familia católica y respetuosa de los derechos humanos nos indigna la discriminación, de cualquier tipo, y contra cualquiera», explicó.
El chico de la pulsera, por otro lado, tras ser reprendido se fue del colegio pero por decisión propia. Posteriormente se hermana, una ex alumna del colegio, compartió una carta sobre lo sucedido.
“No voy a dejar que la historia de mi hermano se transforme en uno tantos mitos del colegio, porque al igual que éstos, no son mitos, sucedieron. Pero a diferencia de ellos, éste lo escuché de primera mano, y no susurrado en un recreo, como todos los otros”, advirtió la joven.
Fuente: Los Andes
CM
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