Gustavo Reyes advirtió que no hay margen para que las tasas bajen rápido y consideró que el dólar actual es competitivo

El economista Gustavo Reyes indicó que mientras las expectativas de devaluación sigan siendo altas, el riesgo de invertir en pesos también seguirá siendo muy alto y por eso las tasas de interés no podrán bajar demasiado sin provocar una suba del dólar. Consideró que aunque se diera el escenario más optimista posible, el año próximo difícilmente lleguen inversiones que no sean especulativas. Advirtió que al no haber un panorama claro de cara a las elecciones del año próximo, se suma el riesgo de la incertidumbre política al escenario económico.

 

Durante su presentación en el seminario realizado ayer para celebrar el 34° aniversario de la Regional NEA de la Fundación Mediterránea, el economista mendocino Gustavo Reyes ofreció un panorama de lo que podría deparar 2019 en materia de economía. En distintos tramos de su exposición apeló a metáforas de la medicina para dar cuenta de la gravedad de la situación. En esa tónica consideró que la economía argentina “viene de sufrir un ACV” y razonó que una a patología tan delicada necesariamente le sigue una convalecencia prolongada “después de un ACV no podemos pretender jugar un partido de fútbol, tenemos que agradecer si podemos hablar o comer sin ayuda”, dijo.

 

Siguiendo con los eufemismos de la medicina, Reyes indicó que para mitigar la grave enfermedad sufrida, la economía debió someterse a un tratamiento radical con una medicación muy fuerte, algo así como la morfina, pero advirtió que el tratamiento no puede ser demasiado largo. “Si yo tengo algo muy grave me puedo tratar con morfina durante algún tiempo, pero si tengo que seguir tomando ese remedio durante un período largo ya sabemos que eso termina mal”, dijo. Para el economista jefe de la oficina de Cuyo del instituto Ieral, las tasas de interés altísimas que convalida el Central sería la morfina que resultó útil para contener la enfermedad –la corrida cambiaria- pero que perjudicaría si no se consigue bajar su dosis.

 

Los empresarios del auditorio, muchos de los cuales deben enfrentar por estos días costos financieros insólitos para poder operar, asentían con la cabeza cuando Reyes afirmaba que “las tasas de interés son el gran drama de la Argentina” y suspiraban con aires de resignación cuando les advertía que resultará muy difícil que bajen significativamente en los próximos meses.

 

Para el economista, la clave pasa por las expectativas que tenga el mercado respecto a la devaluación del peso que –siempre según el mendocino- sería el elemento más relevante en la evaluación de riesgo que hacen los inversores financieros a la hora de plantearse la posibilidad de posicionarse en moneda local.

 

El razonamiento es sencillo, si los especuladores creen que obtendrán mayor rentabilidad con alguna inversión en pesos, lo más probable es que entren dólares a apostar al carry trade y eso despeje cualquier amenaza respecto al tipo de cambio en el corto plazo, pero si las opciones de inversión en pesos no consiguen competir con el dólar, puede ocurrir lo contrario, es decir que los que estén posicionados en pesos se pasen al dólar y el peso se desplome de nuevo.

 

“Si no bajan expectativas de devaluación, eso podría afectar evolución de los depósitos que podrían no renovarse, obligando a los bancos a pedir la plata que tienen depositada en el Banco Central en Leliqs. Lo cual para el Central sería un problema importante porque se comprometió a no emitir pesos”, señaló.

 

Observó que un dato positivo a la hora de analizar qué podría ocurrir con el dólar es la significativa caída en la demanda de dólares para atesoramiento, que pasó de 3.000 millones de dólares por mes al año pasado a alrededor de 1000 millones por mes en la actualidad. Lo propio ocurrió con la demanda de divisas para el turismo.

 

Reyes explicó que para vislumbrar qué comportamiento podría tener el dólar en el corto plazo, se impone un análisis financiero: “Si uno quisiera traer dólares e invertirlos al país exigiría a esa inversión que cuanto menos rindiera lo mismo que rinde en un país seguro como Estados Unidos, más una prima por el riesgo de estar dentro de los países emergentes y una sobretasa por ser uno de los países más riesgosos dentro de los emergentes. A eso hay que sumarle lo que se espera que se devalúe el tipo de cambio para poder compararlo con las tasas de interés en pesos”, analizó.

 

A los ojos de los inversores financieros Argentina es una economía especialmente riesgosa y si el país espera captar alguna inversión, debe compensar ese riesgo con tasa de interés, de manera que la única forma que baje la tasa es que baje antes el riesgo.

 

El economista explicó que cuando inició el plan Sandleris, las tasas de interés en pesos se ubicaron en niveles muy superiores a la rentabilidad esperada de una inversión en dólares aun tomando en cuenta los factores de riesgo, eso permitió que el Central pudiera bajar esa tasa más de 10 puntos sin que eso repercutiera en el tipo de cambio, pero ahora ese margen ya no existe, por lo tanto no puede esperarse que la tasa siga bajando con la misma velocidad.

 

“Cuando inició el plan actual del Central, la tasa en pesos superaba por bastante al rendimiento esperado en dólares, entonces se pudo bajar la tasa al mismo tiempo que bajaba el tipo de cambio, porque sobraba tasa en pesos. Lo que pasa ahora es que la rentabilidad esperada en dólares empieza a ser igual o incluso levemente más alta que la tasa en pesos, entonces el dólar empieza a reaccionar que es lo que vimos en los últimos días y de acá para adelante cualquier baja en las tasas va a repercutir en el dólar”, pronosticó Reyes.

 

“Todo depende de las expectativas de devaluación que conforman el componente de riesgo más relevante para una inversión en pesos, en este momento es de 50 puntos. Para poder ver reducciones importantes en las tasas de interés en pesos hay que esperar que las expectativas de devaluación bajen”, reiteró.

 

Dólar favorable

 

A la hora de analizar al dólar en el mediano plazo, el economista del Ieral indicó que la atención se debe centrar en los precios de nuestra economía medidos en dólares en comparación con otros países y con otros momentos de la Argentina. “Uno esperaría que si una economía es cara en dólares, debería aumentar el dólar en el mediano plazo”, argumentó

 

“Comparado con el dólar de agosto de 2017 los precios en dólares están ahora bastante más baratos a pesar de la inflación. El dólar de 20 pesos del año pasado equivale a un dólar de 30 pesos en la actualidad. Si uno mira el promedio histórico entre 1980 y 2018 nos da un dólar de más o menos de 36 pesos, también más abajo de lo que está hoy”, indicó.

 

Para comprar los precios argentinos con los del resto del mundo, Reyes aplicó un razonamiento similar al del índice Big Mac y comparó una serie de productos que se comercializan en condiciones idénticas en distintos países, como los sándwiches que venden cadenas internacionales y otros productos de multinacionales como galletitas, pañales, etc… “Cuando hacemos la comparación respecto de los demás países del mundo. Observamos que Argentina es bastante más barato que París y Londres en casi todos los precios. En promedio Argentina es 36% más barato que París y cerca que un 18% más barato que Londres. Muchas veces fuimos más caros, cuando lo normal es que seamos más baratos, porque nuestra economía es menos desarrollada”, señaló.

 

En base a los resultados de la comparación con los demás países y con el dólar histórico, Reyes concluyó que la cotización actual del dólar es favorable y que no hay argumentos para hablar de atraso cambiario. Reconoció empero que hay productos que son más baratos en los países limítrofes, pero lo atribuyó a medidas proteccionistas que aplica Argentina y no a efectos del tipo de cambio.

 

“Lo que uno esperaría para el mediano plazo es que la inflación le empiece a ganar por poquito al dólar”, anticipó.

 

El economista advirtió que todo el análisis toma por supuesto un “escenario optimista” en el cual ninguno de los riesgos más graves que enfrenta el contexto actual se dispara. “Este escenario se va a cumplir siempre y cuando la inflación siga cayendo y con eso disminuyan la expectativa de devaluación y las tasas de interés. Con la base monetaria congelada en un contexto inflacionario, es fundamental que el Central encuentre cómo lubricar la economía para evitar una caída más profunda del poder adquisitivo, el Tesoro podría empezar a vender parte de los dólares del FMI para cumplir con sus compromisos en pesos, por otra parte, dólar alto con tasas altas podría atraer inversiones que permitiría al Central vender dólares y hacerse de pesos. En el escenario optimista los depósitos se renuevan y Central podría reducir exigencias de encaje de bancos. Además es necesario que las cuentas fiscales muestren cumplimiento de las metas con el FMI y que la cosecha sea buena”, dijo.

 

Aclaró que otro riesgo que podría dispararse tiene que ver con la política. “Si algún candidato con chances reales de ganar elecciones amenaza con incumplir el acuerdo con el Fondo, puede haber un problema porque sin los dólares del Fondo no se puede pagar la deuda y todo termina en default”, advirtió.

JRC EP

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