La mamá de Lucía Peréz rompió el silencio: «A mi hija la volvieron a matar»

Marta, la madre de la adolescente drogada, violada y asesinada en Mar del Plata, viajó a Buenos Aires y estará presente en el paro y marcha de mujeres en protesta por la absolución de los acusados.

Marta no dejó de pelear ni un solo día desde que mataron a Lucía, su hija de 16 años. Redobló su esfuerzo, fogoneada por la indignación, cuando el Tribunal Oral 1 de Mar del Plata justificó la absolución de Matías Farías, Juan Pablo Offidani y Alejandro Maciel utilizando argumentos donde culpabilizaba a la víctima y exponía aspectos de su carácter y su vida privada como si fueran justificativos y atenuantes.

Acompañó a la mujer de 50 años, de un lado, la actriz Dolores Fonzi, que no le soltó la mano mientras hablaba y sollozó en varios pasajes y, del otro, su hijo Matías. También estaban Alejandra Flechner y los diputados Victoria Donda, Leonardo Grosso y Facundo Moyano, a quien la familia conoce de su ciudad.

Marta empezó caracterizando el problema no solamente como violencia de género sino como la evidencia de que existe connivencia entre el narcotráfico, la policía y la Justicia en la ciudad balnearia. De hecho, su viaje a Buenos Aires estuvo motivado por la necesidad de buscar respaldo y protección. Hubo misteriosos seguimientos con camionetas y amenazas a los Pérez en los últimos días. «Ya me quitaron una hija, no puedo perder otro», alega.

Es la primera vez que Marta se aleja de su casa marplatense, construida sobre un terreno que compró hace 27 años con su marido y padre de sus hijos, el amor de su vida. «También hay hombres buenos, como él, como tantos otros», aclara. Es enfermera en el Hospital Regional y está acostumbrada a lidiar con el dolor. Pero nada se compara a la fractura que le generó que le arrebataran de manera tan horrible a Lucía.

«Los pobres estamos expuestos a esto. Si a mi hija la llevo y traigo con un chofer, vivo en un barrio privado y tiene 12 horas de colegio, me quedo tranquila porque no le va a pasar nada. Pero no es así cómo vivimos nosotros, que somos una familia trabajadora. Yo gano 20 mil pesos al mes, no puedo llevar y traer a mi hija en taxi o remise. Y tampoco debo. Ella tenía derecho de caminar por la calle como ella quería», expone Marta.

«No somos mercancía de ellos»

«¿Quién tiene derecho a quitarle la vida porque se cree superior a ella? – se pregunta- Todos sabemos cómo se maneja la droga en Mar del Plata y qué rol tiene el padre de uno de los acusados en la red narco. El hijo la vende… hay más kioscos de droga que de diarios. Le dan una condena de 8 años por tener droga de primera calidad… ¿Y quien compra eso: la elite, no los pibes de los barrios», acusa la mamá de Lucía.

Los elementos que usaron los jueces integrantes del tribunal para justificar las absoluciones incluían detalles del comportamiento de la hija de Marta.

«¿Qué dice el fallo? ¡Que Lucía le contestó al padre, que tenía 20 faltas al colegio! ¿Qué adolescente no le contestó al padre? ¿Y los chicos que se van a Miami y faltan dos semanas o tres? -se indigna-. Hacemos el paro de mañana porque con esto la matan de nuevo. No lo permito más», asegura.

«Lo que ellos tienen es una fábrica de matar. Todos sabían bien que si le daban la droga a Lucía en esa cantidad, la mataban. Ellos no estaban drogados, no habían consumido. Se aprovecharon de ella, drogada de un modo tal que no sabía quién era», reconstruye Marta. «La perito de la Corte dice que no hubo resistencia: ¿quién se puede resistir en ese estado?»

Marta se pregunta quién puede asumir que su hija gozaba de esa situación. Según relata «la violaron inconsciente, la siguieron violando después de muerta, tenía una dilatación del tamaño de un vaso». De hecho, la fiscal interviniente en la primera etapa de la instrucción habló de un «empalamiento».

Marta jura que va a seguir luchando hasta conseguir justicia, e incluso promete llegar a instancias internacionales.

«¿Es que acaso creen que somos mercancía de ellos? Se equivocaron. Con esta familia se equivocaron, voy a caminar todos los caminos que tenga que caminar», advierte.

A Marta la sostienen los recuerdos. Cuando iba a acostarse a la cama de sus padres, Lucía buscaba su lado de la cama porque decía que le gustaba «el perfume a mamá». «Yo le puse una chalina mía cuando la despedía, para que la acompañara ese olor», lagrimea.

Para este miércoles se convoca a un Paro Nacional de Mujeres: el primero se hizo luego del femicidio de Lucía en 2016. La convocatoria a la marcha es a las 17 en Tribunales. El recorrido incluirá el Obelisco y su destino será Plaza de Mayo.

(TN) A. C

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