¿Por qué algunas criptomonedas bajan y otras mantienen su valor estable?

Una de las preguntas, muchas veces teñidas de temor, es la razón por la cual algunas de las más conocidas monedas digitales han disminuido abruptamente de precio, en tanto que otras han mantenido su valor sin modificaciones e, incluso, se han valorizado.

Para comenzar a entender las causas de esos dispares comportamientos es la existencia de dos grandes grupos de criptomonedas: las llamadas especulativas, atadas exclusivamente a la oferta y la demanda del mercado, sin más limitaciones que aquellos capitales que ingresan en ese juego; y las otras que podemos denominar monedas negociadoras, que se mueven dentro del mercado, pero con el control de un elevado número de participantes y de una empresa controlada por organismos internacionales.

En el caso de las especulativas, encontramos situaciones donde sus valores, como ocurre en la actualidad, crezcan desmesuradamente y una vez que los dueños de los capitales toman las ganancias, el valor de esas criptomonedas se derrumba estrepitosamente dejando a muchos heridos en el campo del mercado.

Como expresara Luis Tinoco, “En el silencio de la noche, miles de ordenadores acuñan el dinero digital. Es la fiebre del oro de nuestro tiempo. Las bateas han sido reemplazadas por potentes computadoras empeñadas en resolver inexpugnables algoritmos. Una alambicada gramática de programación que esconde una veta de más de 245.000 millones de dólares. Esa es la capitalización actual de las criptomonedas. Una historia de dinero, pero también un relato que enfrenta al ser humano con su reflejo. Porque habla de creatividad y tecnología, pero también de especulación y codicia”.

No ocurre esto con las negociadoras debido a que las mismas están diseñadas para ser empleadas fundamentalmente en el comercio local o internacional, permitiendo ser usadas en muchísimas empresas, adquirir todo tipo de bienes y servicios. Esa elevada usabilidad no sería posible si su precio tuviera fluctuaciones enormes ocasionando que no pudiera servir como referencia para fijar un costo de los productos. Es como si vendiéramos un bien a 5 criptomonedas con un valor de 100 dólares cada una y al día siguiente la misma se derrumba y vale 10 dólares, ocasionando que el vendedor en lugar de recibir 500 dólares recibe 50 dólares. La cuestión es que esa estabilidad de las negociadoras se logra con el accionar de varios factores que actúan simultáneamente: 1) en primer lugar un mercado donde quienes actúan son millones, tienen su KYC y no pueden acaparar una cantidad de criptomonedas suficientes como para ocasionar una desestabilización en los valores; 2) una empresas que verifica los KYC y determina con claridad que quienes conforman dicho mercado esté suficientemente distribuido y que no pueda ser empleado para negocios ilícitos; 3) Una real y efectiva vinculación entre quienes conforman la “comunidad” de dicha criptomoneda, que les posibilita realizar operaciones comerciales en un marco de confianza y con cada vez mayor alcance mundial, sabiendo que la especulación no rinde frutos, pero si la usabilidad le otorga ventajas comerciales.

Teniendo en consideración estos aspectos, se puede empezar a entender un poco más lo que ocurre con las criptomonedas.

 

Bitcoin, paradigma de las especulativas

Ninguna moneda representa tan bien a las especulativas, que nació en 2009, un año después del quiebre financiero que llevaría al mundo a una década de crisis. Nadie controla la moneda y, al igual que el oro, fue diseñado como un bien escaso: solo hay 21 millones, habiéndose minado aproximadamente 17 millones.

Marcando claramente que su objetivo es especulativo, en el último año se revalorizó el 1000 % llegando a casi 20.000 dólares cada uno, para encontrarse actualmente en valores cercanos a los 4.000 dólares por moneda, en un marco de fuertes vaivenes. En una jornada puede perder el 20 % y en la otra ganar el 30 %, afirmando muchos que es un absurdo que su capitalización haya alcanzado los 340.000 millones de dólares porque no está respaldado por nada. Muchos afirman que “la única forma de parar al bitcoin es apagar el Internet del mundo y dejarlo así: apagado”, como sostiene Roger Ver, conocido como un especialista en este tema del bitcoin.

Como dieron a conocer diversos medios de prensa, el Gobernador del Banco Central de Turquía, Murat Çetinkaya, cree que, si se diseñan bien, este tipo de divisas contribuyen a la estabilidad financiera. Por su parte el economista jordano Saifedean Ammous, afirma que “tiene la capacidad de replicar la política monetaria del oro, ya que el metal precioso fue la mejor forma de dinero de la historia porque resultaba difícil aumentar su oferta. Pero el bitcoin le supera ya que tiene un límite máximo”. El problema está en la expresión “si se diseñan bien” porque una moneda en manos de pocos actores nunca podrá tener estabilidad, ya que es como si unas pocas personas tuvieran todo el oro del mundo, evidentemente el valor de ese metal sería fijado de manera casi arbitraria por sus propietarios.

Esta es una de las razones por las cuales algunos especialistas atisban fragilidad. Jamie Dimon, integrante de JPMorgan Chase cree que esta moneda digital —a la que califica de fraude— solo sirve a asesinos, traficantes de drogas y que empezó mal porque se convirtió en una forma de evadir impuestos”, aunque sin dejar de reconocer su potencial tecnológico.

Pero lo que les preocupa a esos directivos no es su novedad, sino su uso, ya que el bitcoin, al igual que otras criptomonedas similares, se están empleando como instrumento especulativo. No para pagar bienes o servicios como ocurre con las criptomonedas negociadoras. La gran mayoría de los compradores se guía por la codicia ya que estas divisas se han revalorizado más de 2.000 % en algunos casos, mostrando una fábula demasiado tentadora como para no tenerla en consideración.

Robert Shiller, premio Nobel de Economía 2013 afirma que “creo que lo que está impulsando el bitcoin ahora, como en otros casos de burbujas, es su historia”, es decir, “es la calidad del relato lo que atrae todo este interés, y no es necesariamente sostenible”. Esta épica del dinero digital especulativo diluye en el imaginario colectivo sus riesgos y frena su viaje hacia la realidad.

Se pueden encontrar más de mil criptomonedas especulativas, la gran mayoría de reducido valor. Pero a su lado cotizan los colosos de la industria: Bitcoin, Ethereum, Bitcoin cash y Ripple. Su destino dependerá de una tecnológica siempre en cambio, del espacio económico y de la realidad política, pero casi con seguridad la gran mayoría de ellas desaparecerán e incluso es posible que todas terminen siendo un recuerdo, porque difícilmente el mundo pue-da aceptar divisas cuyo destino sea solamente la especulación, la evasión y las transacciones ilícitas.

 

Modelo de las negociadoras: el OneCoin

Si bien no es la única criptomoneda negociadora, es actualmente la más conocida y con mayor difusión con presencia en más de 190 países. OneCoin es una divisa digital cuya base empresarial es OneLife y desde su lanzamiento ha creado una comunidad de millones de mineros. Al tener una organización centralizada cuyo objetivo es la usabilidad mediante la comercialización de productos y servicios en todo el mundo a través de una base de compra-venta electrónica, sumado a los paquetes educativos que otorga la firma a sus adherentes para darles mayor capacitación en su empleo, determinan que el valor de esa moneda sufra escasamente los efectos del mercado al tener una gran dispersión de los tenedores y su empleo dirigido con mayor énfasis a la constitución de una moneda de reserva y de valor de cambio.

Obviamente que teniendo base en la filosofía que determinó la creación de las criptomonedas, no es necesario un servidor central para desarrollar la divisa, puesto que tiene un aceita-do sistema de blockchain, pero además está direccionado a atender a millones de personas que no poseen cuentas bancarias, facilitando su utilización para efectuar diversos tipos de transacciones.

Otra de las características de las monedas negociadoras, como es el caso del OneCoin es que, debido a su conformación centralizada almacena documentos KYC en su blockchain y realiza una auditoría mensual en cuanto a la información que se deben proporcionar para evitar manejos de fondos ilícitos. Por esta causa, este sistema brinda acceso instantáneo a servicios financieros más fáciles, rápidos, seguros y de bajo costo, pudiendo procesar transacciones en escaso tiempo y de manera segura a cualquier parte del mundo debido, como se ha indicado, a la utilización de la tecnología de la cadena de bloques (blockchain). Es dable recordar que esta es una tecnología digital para registrar y verificar transacciones, siendo un concepto clave detrás de las innovaciones relacionadas con las criptomonedas. La cadena de bloques se introdujo por primera vez como un mecanismo alternativo para la confianza entre dos partes que realizan transacciones que lo diferencian de la forma en que las instituciones tradicionales, como los bancos o los agentes de custodia, procesaban los pagos.

Más recientemente, la cadena de bloques se considera una herramienta poderosa que puede proporcionar nuevos productos y servicios, y mejorar los tradicionales. La cantidad de instituciones financieras y empresas en todas las industrias que utilizan la tecnología de contabilidad distribuida como una forma segura y transparente de realizar un seguimiento digital de la propiedad de los activos está en constante aumento. Este es un movimiento que ayuda a las empresas a acelerar las transacciones y reducir las remesas transfronterizas al tiempo que reduce el riesgo de fraude.

 

La verdadera fortaleza es la blockchain

Dentro del mercado de las monedas especulativas, el Bitcoin y el Ethereum tienen las mayo-res posibilidades de resistir, siempre que adecuen su estructura a las regulaciones internacionales y nacionales que se están empezando a establecer. El primero se beneficia de su alto nivel de capitalización mientras que la segunda se basa más en los llamados contratos inteligentes, que ya han demostrado su valor en bancos. Otras basan su fortaleza en la generación de transacciones en el entorno del Internet de las Cosas, concepto que se refiere a una interconexión digital de objetos cotidianos con internet, por ejemplo, si las heladeras estuvieran conectados a internet y equipados con dispositivos de identificación, sabríamos exactamente su ubicación, cuanto consume, si está encendido y otros datos.

Pero en todos los casos las criptomonedas no tendrían prácticamente valor sin la tecnología blockchain, que impide que los bitcoins y demás monedas se puedan duplicar o que las operaciones sean asaltadas. Es la auténtica revolución y bastantes expertos coinciden que el futuro es la blockchain, según indica Bernard Lietaer. Algunas proyecciones moderadas indican que esta tecnología se aplicará, en poco tiempo, en múltiples estamentos como finanzas, medicina, administración de justicia y otros, añadiendo más de 500 mil millones de dólares a la economía mundial durante los próximos diez años.

 

Blockchain en Argentina y el mundo

Como un claro ejemplo de este avance tecnológico, hace pocos días se informó que un estudio jurídico de La Plata ofrecerá el servicio de la blockchain, el primero a nivel global, para pactar contratos nacionales e internacionales con el máximo margen de seguridad

Su lanzamiento a nivel mundial será lanzado desde la Argentina el próximo 14 de diciembre de este año, por un grupo de abogados de La Plata, que se convierte así en el único estudio jurídico que desarrolla un avance tecnológico de tal magnitud, permitiendo reducir costos, simplificar procedimientos complejos y acortar los plazos, mostrando que dicha aplicación ofrece infinitas posibilidades.

Por su parte en la ciudad china de Shenzhen, situada en el delta del río de las Perlas, cerca de Hong Kong, el equipo de un español, Vicente Guallart, ha ganado un concurso para diseñar una porción de futuro. La tecnología informática y la tecnología arquitectónica se aunarán para generar un centro urbano autosuficiente centrado en el respeto al medioambiente y a la vida. Uno de los elementos centrales es hacer que sus edificios produzcan energía, la almacenen, la compartan con sus vecinos, la empleen en sus vehículos o la vendan a la red. Para gestionar estas aplicaciones, Gualluart confía en el blockchain. “Todavía ninguna ciudad lo ha implementado, pero la producción de energía distribuida será una de sus aplicaciones” indicó el español, quien está confiado que esta será una manera de acabar con la pobreza energética.

 

 

 

(*) Por Guillermo E. G. Hassel

Doctor en Administración, Matemático y Abogado

 

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