#GastronomíaMisionera: cocineros provinciales buscan instalar los productos locales en la cocina gourmet

Mandioca, pitanga, maracuyá son algunos de los regalos de la naturaleza misionera que grandes cocineros de la capital y de otras regiones  de la Argentina miran con buenos ojos.

Cocineros. Radio Libertad

La fauna y flora misionera ofrece una diversidad de productos regionales comestibles que pocas veces son aplicados en restaurantes y casi nunca en la cocina industrial. Ulises Báez, uno de los «Cocineros Misioneros», y Raquel Vivero, ama de casa que participó en el programa Cocineros Argentinos durante los años 2014 y 2015, son dos de los embajadores que buscan posicionar estos productos par que en algún momento formen parte de la carta de importantes restaurantes.

Ulises es creador del food truck Aripuca, un típico camión de comidas al estilo americano, pero que en vez de vender hamburguesas y hot dogs, podes encontrar productos de gastronomía misionera. Actualmente se encuentra en la ciudad de Oberá y ofrece sandwiches con rellenos locales, o una especie de «hoy dog misionero» con caburé en lugar del pan y relleno de embutidos de surubí en lugar de salchichas, acompañado de una «salsa criolla» pero hecha con mango y maracuyá.

«Aplicamos productos como la mandioca y su diversidad, la sandia en otros platos y oros menús más allá de la fruta y la ensalada, es jugar con los productos que tenemos acá y demostrar a la gente como usarlos en otras preparaciones», explicó Báez.

Por su parte, Raquel Vivero una ama de casa que participó en el programa Cocineros Argentinos durante el 2014 y 2015, llevó algunos productos regionales a la pantalla nacional de TV Pública. Su participación le abrió las puertas a un importante recorrido por provincias argentina y ferias gastronómicas donde continuó la difusión y un arduo trabajo por dar a conocer la naturaleza misionera.

Para Raquel la figura de ama de casa hoy esta desvalorizada «me gusta representarlas». Estudió Tecnicatura en Economía Social y Desarrollo Local y actualmente estudia Coaching, «son herramientas para llevar nuestros productos y cocina afuera, los beneficios de la mandioca no los conoce nadie».

Ulises, además de llevar la comida regional a través del food truck, también es profesor de cocina y busca desde ese lugar revalorizar a los productos ante sus alumnos para que quienes actualmente estén estudiando, en un futuro lo incorporen y se sumen a este grupo que busca posicionar los insumos de la región. «Busco trabajar con las frutas y las estaciones,  los que tenemos en el patio de casa. Hay recetas estandarizadas y buscamos romper con esa estructura, si dice salsa de arándanos, lo sustituimos con pitanga que es de Misiones»

Durante su paso por Cocineros Argentinos, Raquel trabajó mucho con la mandioca «llamada antiguamente como el pan de América» describe.  La ama de casa explicó que la mandioca tiene una versatilidad que permite manipularla fácilmente. Cuando se enteró que participaría del programa nacional probó diferentes puntos de cocción para  innovar en la presentación. De allí surgió lo que llamó las «canastitas de mandioca». Se trata de hervir la mandioca a medio punto hasta que quede trasparentada, luego rallarla y jugar con sus hebras formando «nidos de pájaros». Luego la fritó y consiguió unos crocantes de mandioca con forma versátil para jugar con la presentación. Además contó que la mandioca es un producto neutro que absorbe sabores, colores y se conserva en el tiempo.

Para Ulises la gastronomía misionera tiene un gran futuro, «estamos logrando que desde Buenos  Aires empiecen a mirar al interior, hay grandes cocineros que llevan recetas y productos nuestros». El chef explicó que actualmente importantes referentes nacionales vienen a hacer investigación para conocer los productos. «La yerba y la mandioca ya son conocidas, ahora comenzó el boom del maracuya, la pintanga, y otros productos. A veces hacemos recolección urbana y te miran raro porque estamos recolectando de arboles del centro, cuando se acercan por curiosidad, le explicamos y terminamos aprendiendo entre todos», concluyó Báez.

Un venezolano y su familia venden «arepa», un producto típico de su país para ayudar a sus compatriotas refugiados

 

José León Toro es un venezolano que llegó en marzo de este año a Montecarlo y conformó el grupo «Arepa Viva» con el objetivo de ayudar a los refugiados que llegan por Misiones a la Argentina. «Montecarlo es un pueblo de brazos abiertos, no me siento extranjero», sostiene.

 

La arepa es una comida típica venezolana , «se trata de una tortilla de maíz que se hace a la plancha y luego se abre al medio y se le coloca el relleno que prefiera, pollo, carne, ensaladas, es combinable con dulce y salado, para nosotros sustituye al pan», explica José.

 

El, su esposa, y su familia de 9 integrantes viven de la comercialización de  la arepa y con ello sostienen el programa Arepa Viva. Actualmente la venden en Garupá y la llevan a domicilio. «He decidido que este es mi lugar y desde aquí hago lo que tengo que hacer, ayudar a mis compañeros y mi familia, hemos hecho una apuesta grande con la arepa y espero que nos permita vivir con dignidad a nosotros».

 

José explica que nunca se dedicó a la gastronomía, sin embargo, ayudan a producir arepa para la subsistencia de los venezolanos. Estima que actualmente radican unos 300 venezolanos  en la provincia, el bajo número se debe a que Misiones es una provincia de paso para ellos dado que Brasil es la forma más económica de llegar. Actualmente coordina  la Casa del inmigrante de la Iglesia Luterana donde reorientan a los venezolanos recién llegados y de acuerdo a sus  conocimientos y recursos los envían a diferentes ciudades argentinas. «En las últimas dos semanas he tenido 12 chicos que llegaron y ya están todos en Bueno Aires» explica.

 

Su país atraviesa una fuerte crisis social, económica y política debido al gobierno de Nicolás Maduro. Por ello José llegó solo a la provincia, dado que a su niña de 3 años no le habían entregado su documento de identidad, finalmente en mayo pudo venir su familia con la niña como refugiada  «es una manera de obstruir que el ciudadano salga, entonces sin documentación no puedes acceder a otros territorios y sin el documento que demuestre que es mi hija pueden pensar que se trata de trata de personas», explicó el venezolano

 

«El ser humano es una construcción de experiencias y la más inmediata es el día a día con el entorno y la familia. Lo que hace tu familia se graba en el alma, no es una casualidad el sabor de la madre. Más allá del código genético es el código cultural lo que nos hace personas» concluyó José.

EP/AJP

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