Posadas: el asesino del enfermero dejó una huella plantar y pelos en el escenario del feroz ataque

El enfermero Raúl Roberto Aquino (57) conocía a la persona que lo mató. Lo llevó en su auto Toyota Etios hasta uno de los departamentos del inquilinato posadeño que administraba, el sábado alrededor de las 0.45. Media hora después, a las 1.15, el coche salió con las luces apagadas y a una velocidad superior a la considerada normal. Era el homicida. Su anfitrión yacía masacrado en el baño del apartamento.
El predio donde se encuentran los departamentos de la víctima está en sucesión, pero Aquino administraba el inquilinato, con la anuencia de los hermanos. Si bien desapareció la billetera del fallecido, la hipótesis del robo es apenas una de las tantas que se manejan.
De acuerdo con el trabajo exhaustivo que hizo la Policía Científica en el lugar del hecho, un predio ubicado sobre la calle Chile, entre la avenida Corrientes y Morcillo, en el barrio Patotí, el ataque a golpes letal contra el enfermero que se desempeñaba en el ámbito municipal se produjo en el living-comedor. Luego el cuerpo fue arrastrado hasta el baño (hay marcas que lo certifican), donde el homicida volvió a golpear ferozmente a la víctima. Tal es así que quedaron salpicaduras de sangre en los azulejos. En el sanitario, el asesino le colocó una media en la boca a Aquino y luego le tapó la cara con una especie de toalla. Finalmente, para cerrar el macabro accionar, le prendió fuego con un líquido altamente inflamable, que causó más daño en la ropa del atacado que en su cuerpo.
El Etios del enfermero apareció el sábado ya por la mañana sobre la calle 192, entre 85 y 87, cerca del barrio San Isidro.
En el departamento, los peritos policiales levantaron pelos y una huella plantar nítida, en una de las habitaciones. Fuentes del caso indicaron que el asesino pisó la sangre de la víctima y luego dejó su huella al entrar en el cuarto, tal vez cuando buscaba algo para llevarse o para borrar la evidencia.
Los detectives están indagando el círculo de personas que frecuentaba la víctima en los últimos meses. Creen que allí puede estar la clave.
La comisaría 16 y la Dirección Homicidios de la Policía trabajan en el caso, con la supervisión del juez de Instrucción Tres, Fernando Verón.

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