Deuda social: casi un 20% de la población total del país son jóvenes de entre 18 a 29 años, y 6 de cada diez aún viven con sus padres

La población total de jóvenes en el país alcanzan los 8,4 millones, según se desprende del nuevo informe sobre “Juventudes desiguales: oportunidades de integración social” de la Universidad Católica Argentina (UCA). La investigación fue desarrollada por el Observatorio de la Deuda Social Argentina con el apoyo de la Fundación Instituto Superior de Ciencias de la Salud.

 

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, con el apoyo de la Fundación Instituto Superior de Ciencias de la Salud, presentaron esta semana el informe “Juventudes desiguales: oportunidades de integración social”. El estudio procura reconocer y describir los diversos modos de vivir la juventud en la Argentina urbana.

 

Los cambios en el entorno social, familiar, educativo y comunitario de estos jóvenes a través de la reproducción intergeneracional de las condiciones de pobreza, modifican estructuralmente el contexto de producción de recursos humanos y sociales. Esta modificación en la producción de recursos humanos y sociales se observa en el espacio de la salud, la educación y el desarrollo de capacidades psicosociales, herramientas para apropiarse de una estructura de oportunidades que se ha empobrecido y no logra acomodarse al cambio social.

 

“AL 58,8 % LE GUSTARÍA COMUNICARSE MEJOR CON SUS PADRES”

 

“La juventud constituye una etapa clave del curso de vida, durante la cual se registran transiciones hacia la vida adulta, relativas a la finalización de los estudios, la inserción en el mercado de tra­bajo y la entrada a la vida reproductiva. Desde la perspectiva del desarrollo humano, es tam­bién una etapa crucial en la que las personas pueden imaginar su futuro. Este documento intenta dar cuenta de las significativas inequidades que atraviesan a los jóvenes que residen en la Argentina urbana actual”, señalaron en el informe.

 

En el capítulo sobre Educación, por ejemplo, indican que aún persiste una elevada proporción de jóvenes de 18 a 29 años que no cuentan con estudios se­cundarios (4 de cada 10). Cabe señalar que 1 de cada 10 (11,1%) jóvenes no completó más que la educación primaria y casi 3 de cada 10 (29%) no concluyeron la escuela secundaria. Son in­tensas las desigualdades sociales que organi­zan la terminación de los estudios, entre las que se destacan el género (los varones tienen mayor propensión que las mujeres a no concluir), el es­trato social y los requerimientos reproductivos de los hogares.

De los 4 jóvenes cada 10 que no tienen es­tudios medios completos hay 3 (30,5%) que no asisten a la escuela y sólo 1 (9,6%) concurre ac­tualmente a la educación formal. En el otro ex­tremo, 3 de cada 10 jóvenes están actualmente vinculados a un nivel terciario o universitario: 24% de los jóvenes terminaron la escuela secun­daria y está cursando un nivel superior, mientras que 6,3% ya terminaron dicho nivel.

 

Se estima que más de 6 de cada 10 jóvenes de 18 a 24 años eran potenciales beneficiarios del PROGRESAR –considerando el diseño vi­gente hasta el año 2017–. Sin embargo, ape­nas 6,6% de ellos eran beneficiarios efectivos (es decir, alrededor del 10% de la población de jóvenes elegibles). Asimismo, como es de espe­rar, se constató que PROGRESAR tuvo un efec­to positivo y muy significativo sobre la participa­ción de la población joven en establecimientos educativos formales. Mientras que 34,9% de los jóvenes elegibles no beneficiarios de PROGRE­SAR asisten a algún centro educativo, el 87,6% de los beneficiarios asisten, lo que representa un impacto de 52,7 puntos porcentuales.

 

La realidad de los jóvenes

 

El objetivo de la investigación fue caracterizar a la población de 18 a 29 años que reside en Argentina en función de una serie de dimensiones que conciernen a sus oportunidades de desarrollo humano y social:

  • Los jóvenes representan casi una quinta parte de la población total del país (19,1%), siendo 8,4 millones.
  • Más de la mitad vive en hogares nucleares completos (53,4%) y casi un tercio reside en hogares extendidos (31,9%). Sin embargo, es muy reducida la proporción de jóvenes en hogares unipersonales (2%).
  • Una cuarta parte son jefes o cónyuges –lo que podría dar cuenta de la formación de un hogar independiente–, mientras que 6 de cada 10 vive con su padre y/o madre (ya que son hijos o hijastros del jefe de hogar).
  • 4 de cada 10 jóvenes pertenecen a hogares de estratos medios. 1 de cada 10 jóvenes (10,3%) reside en viviendas ubicadas en villas o asentamientos precarios, y más de la mitad (58,6%) se ubica en el aglomerado Gran Buenos Aires.
  • 4 de cada 10 jóvenes de 18 a 29 años no cuentan con estudios secundarios completos.
  • De ellos, hay 3 (30,5%) que no asisten a la escuela y sólo 1 (9,6%) concurre actualmente a la educación formal.
  • El 24% de los y las jóvenes terminó la secundaria y está cursando un nivel terciario o universitario, mientras que el 6,3% ya finalizó dicho nivel.
  • Los requerimientos reproductivos del hogar condicionan el máximo nivel educativo alcanzado: la mitad de los que viven en hogares con requerimientos medios-altos (47,9%) no finalizaron la secundaria.
  • Existen elevadas tasas de desocupación y empleo precario entre los jóvenes. Ello implica el incumplimiento de derechos básicos relativos a la estabilidad laboral, acceso a la seguridad social, a la protección en caso de accidentes y, a menudo, bajos ingresos.
  • Casi 1 de cada 5 jóvenes activos está desempleado (18,1%). Solo 4 de cada 10 jóvenes ocupados en la Argentina urbana tienen un empleo pleno de derechos (39,7%), casi 3 de cada 10 tienen empleos precarios (28%) y otros 3 de cada 10 presentan subempleo inestable (32,3%).
  • Los varones tienen mayor propensión a estar trabajando o buscar trabajo que las mujeres (72,6% y 47,3%, respectivamente) y, asimismo, están menos afectados por la desocupación que ellas (14% y 24,8%).
  • El acceso a servicios de salud y la atención de los procesos de salud y enfermedad no sólo son valiosos en sí mismos sino que facilitan el bienestar en otras dimensiones de la vida. Casi la mitad de los jóvenes (45,5%) no tiene cobertura de salud por obra social, mutual o prepaga.
  • La mitad de los jóvenes (50,8%) de 18 a 29 años no realizan ejercicio físico estructurado y/o planificado –como ir al gimnasio, realizar un deporte, caminata, entre otros– al menos una vez a la semana.
  • La fecundidad y el ingreso a la paternidad/maternidad constituyen eventos claves de la vida de los jóvenes, pues se asocian con una de las transiciones más significativas en el pasaje a la vida adulta. 1 de cada 3 jóvenes (34,4%) tiene hijos o está esperando uno.
  • De los jóvenes que tuvieron hijos o están esperando uno, casi la mitad (47,3%) fueron padres o madres adolescentes (hasta los 19 años). Casi el 85% de ellos percibe algún mecanismo de transferencia de ingresos: 52,2% la AUH o por Embarazo y 31,2% las asignaciones familiares.
  • 17,9% de los jóvenes en la Argentina reportan no tener amigos ni una red a la cual recurrir en caso de tener una necesidad; es decir, presentan déficit de apoyo social estructural.
  • 1 de cada 4 jóvenes (24%) perciben no tener personas cercanas a las cuales recurrir para solucionar necesidades concretas de la vida cotidiana, presentado déficit de apoyo instrumental.

 

El informe especial fue elaborado por Ianina Tuñón,  investigadora Responsable Barómetro de la Deuda Social de la Infancia Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA. “Esperamos que esta contribución sean una descripción realista de los jóve­nes en Argentina, y que se convierta en un insumo sustantivo para el diseño y puesta en marcha de políticas públicas que per­mitan mejorar la salud, el bienestar y la calidad de vida de nuestros jóvenes; que sin lugar a dudas representan el futuro de nuestra Nación”, expresan los especialistas en el documento.

 

 

 

EP /PE

 

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