El sargento que descuartizó a su mujer iba a recibir una distinción del Ejército mientras el suegro encontraba el cadáver

Mientras su suegro encontraba el cadáver, Fernando González Friveo participaba de un ensayo del desfile en el que le iban a dar un reconocimiento.

Se cuidó al usar guantes de látex. Cortó el cuerpo de su mujer en tres partes y limpió todo con lavandina. Pero pese al plástico con que las recubrió, el olor nauseabundo de ese bolso militar lo determinó delatando, este jueves, en el departamento que tenía la pareja en la localidad bonaerense de Moreno.

 

El «plan perfecto» le falló a Fernando González Friveo, el sargento del Ejército de 35 años que descuartizó a Jésica Lucía Hoffmann (34), cabo primero del Batallón de Intendencia 601.

Ahora resta saber el móvil del crimen -que la familia alega como «bronca porque lo iba a dejar»- y la data de muerte -que habría sido el martes-. Mientras la Justicia investiga, el Ejército aclaró a través de un comunicado que el detenido «no tenía antecedentes de violencia de género». De hecho, mientras el padre de ella encontraba el cuerpo en un bolso, el asesino participaba de un desfile en el que ensayaba cómo iba a recibir la distinción que el 28 de noviembre el Ejército tenía previsto entregarle.

El sargento imputado por «homicidio agravado por el vínculo» pertenece a la Escuela de Aviación de Ejército, con asiento en Campo de Mayo. En ese mismo lugar, a las 20.30 del jueves, les pusieron las esposas. Ahí participaba del ensayo del desfile por un premio para él y su equipo. Como no estaba en su departamento, el padre de la víctima pudo entrar por la ventana de su hija -vive en la casa lindera- y no se animó a ver lo que encontró.

 

Jésica, madre de un hijo de 8 con el sargento y de una adolescente de 15 fruto de una pareja anterior, no había ido a trabajar desde el lunes, por lo que un compañero de trabajo fue hasta la casa de sus padres para avisarles de la situación.

«Palpé el bolso y me di cuenta de que eso no era ropa», dijo el padre de Jésica, Ramón Ronaldo Hoffmann (59). Mientras, su yerno estaba en la base «en un desfile, recibiendo un premio por la última campaña que tuvieron». Por miedo a abrir el bolso, del que imaginó su contenido, el hombre decidió llamar a la comisaría 2da de Moreno. «Acá no hay ropa, ¿qué vas a tener, carne ahí?», pensó.

Al lugar arribaron efectivos del Comando de Patrullas, quienes constataron que en el interior del bolso «que despedía olor nauseabundo» estaba, descuartizado, el cuerpo de Jésica.

 

En la causa intervino el fiscal Leandro Ventricelli, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 1 del Departamento Judicial de Moreno-General Rodríguez, quien dispuso que se resguardara la escena del crimen para que se realizaran los peritajes correspondientes. El sargento será indagado.

 

Sobre la condecoración que terminó permitiendo el hallazgo del cuerpo, el Ejército detalló a Clarín que al sargento le iban a entregar un reconocimiento por haber obtenido «el primer puesto en el curso de perfeccionamiento medio (es un curso para el ascenso de sargento a sargento primero)». Para eso -describieron- «se hace una formación en la cual se le entrega un reconocimiento como se hace en todas las formaciones de las armas, especialidades y tropas técnicas del ejército». El acto formal iba a ser el 28 de noviembre.

 

«Ante los sucesos de público conocimiento, el Ejército Argentino con tristeza y consternación, lamenta profundamente la muerte de una cabo primero perteneciente al Batallón de Intendencia 601, con asiento en El Palomar, provincia de Buenos Aires. Ante averiguaciones preliminares, la Fuerza no registra antecedentes de denuncia de violencia de género ni intrafamiliar entre ambos cónyuges, de lo contrario se habrían activado los protocolos correspondientes, de protección para la víctima de y tolerancia cero para el victimario», se lee en el comunicado que envió el Ejército a los medios.

 

La familia de la mujer cree que el sargento la asesinó porque ella lo iba a dejar. «Hace un año, cuando se quiso separar, él la amenazó de muerte. Tenía escenas de celos adelante mío, pero como una pareja normal. Pero hace unos meses él tuvo un intento de suicidio, se quiso ahorcar adelante de su hijo, para que ella no lo dejara», aseguró Jennifer, una prima de víctima, frente a la fachada del edificio donde se encontró el cuerpo, en Pedro Benoit al 2800, localidad de Trujui.

«Para mí, ella había tomado la decisión de irse y por eso él la mató. El sábado me llamó para decirme que me tenía que contar algo de Fernando, que no podía por teléfono, que tenía que ser personalmente. Ella estaba cansada y me lo dijo mil veces. La puso en un bolsón verde del Ejército, se puso guantes de látex y limpió toda la casa», detalló.

 

Sergio, otro primo de la víctima y también miembro de esa fuerza, pidió «Justicia» y afirmó que «ni un animal hace lo que hizo». También -al igual que lo hizo oficialmente el Ejército- sostuvo que no había indicios de que el sargento pudiese actuar así.

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