El lenguaje inclusivo “no pretende ser una solución, pero si un llamado de atención” afirmó especialista en lingüística

A raíz del proyecto presentado en la cámara de Diputados y Senadores de la Nación, para la legalización de la interrupción voluntaria del embarazo, salieron a la luz otros temas de debates que generan gran polémica en la sociedad. Uno de ellos, es el uso del lenguaje inclusivo. En relación a esto, la directora del departamento de Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (UNaM), Liliana Daviña, expresó sus conocimientos sobre el tema.

Hace unos días atrás, se dictó un seminario sobre análisis del discurso, lenguaje inclusivo y sexismo lingüístico en la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales (UNaM), a cargo de Liliana Daviña, docente e investigadora en lingüística y directora del departamento de Letras de dicha Facultad. Bajo este marco, la Licenciada, en diálogo con Radio Libertad, explicó y manifestó sus opiniones al respecto.

Según la especialista, el lenguaje inclusivo “no pretende ser una solución, pero sí un llamado de atención”. Y a esto agregó: “también me parece que a las propias mujeres nos ha costado reconocernos como parte del problema, y no porque una haya sido una víctima necesariamente” y que “al llamar la atención, el que sabe que es un gesto de inclusión lo tomará bien; para el que no, es una buena oportunidad para que pregunte. Y eso es lo que nos está haciendo falta”.

En relación a esto, la docente explicó que la cuestión inicial de este debate viene de la mano de grupos feministas que objetan en la realidad un componente del uso cotidiano (aprendido en la escuela, legitimado por la regla) del masculino genérico en el lenguaje, llamado “no marcado”, y quiere decir: “el masculino que ocupa el lugar del colectivo, que debería incluir en su sentido a hombres y mujeres”. “Todos”, por ejemplo, es una de las tantas palabras.

“La irrupción de la mujer masiva en el mundo laboral, del estudio e incluso en el mundo de la participación política (de los años 50 para acá) hizo que hubiera que modificar la lengua. Ya se viene modificando y no nos dimos cuenta”, expresó.

Si bien pareciera ser un tema nuevo y actual del que muchos hablan hoy en día, Daviña explicó que la discusión sobre el lenguaje inclusivo ya se viene dando desde hace tiempo, pero por grupos “más acotados, que no siempre han sido visibilizados por la agenda pública”. Y remitió sus inicios a la época de los 70’ vinculado a las luchas de los movimientos feministas y anarquistas de España.

“Primero, fue la lucha contra el uso sexista del lenguaje. Se empezó a cuestionar la naturalización de esas formas que las mujeres tomaban con intimidación, sonrisas o con silencio. Hasta la propia Real Academia Española acepta usos vulgares y los cataloga así, pero los acepta con atribuciones a la mujer. Ahí hay una ambivalencia.”

En cuanto al uso vulgar de la lengua y los insultos, Daviña remarcó que, generalmente, las ofensas y las injurias siempre son sobre sustantivos ofensivos que aluden -muchos de ellos- a la mujer. Y señaló también, que antes quizás se pasaban por alto, porque esa construcción se volvió casi un hábito. “Antes nos resultaba natural, pero en realidad está naturalizado por la cultura, que tomaba esto a chiste”.

Este tema presenta muchas opiniones contrastantes en la sociedad y hay quienes lo ven como una “moda”, lo consideran como algo “pasajero”. Y sobre ello, la Licenciada opinó: “Todavía no tenemos suficiente perspectiva para darnos cuenta si esto va a volverse más usual en futuras generaciones. La historia son largos procesos en donde se van consiguiendo y perdiendo cosas. Entones, frente a eso, la moda es un pestañeo”.

Para finalizar, y a modo de reforzar su fundamento principal, Liliana Daviña reflexionó: “En el sentido deseado, que es llamar la atención, poner en discusión que hay violencia que no estamos asumiendo, que hay cosas que debemos impulsar para que sean más equitativas, más justas, que no naturalicemos aquello que conduce a la denigración o a la ofensa… todo eso puede llegar a dejarse de lado si empezamos a discutir la obligación”.


Liliana Daviña – Radio Libertad

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