Reflexión del Pastor Guillermo Decena: Tres niveles de santidad

Como cristianos debemos practicar la santidad por amor a la gente que no conoce la Palabra de Dios. Nuestras vidas deben ser carta leída en todo tiempo, ya que muchas personas se acercarán a Dios o no de acuerdo a nuestro testimonio y nuestro ejemplo. Veamos lo que nos dice la Biblia al respecto.

Habíamos visto el primer nivel de santidad que se refiere elegir el camino de la santidad por los beneficios que tiene para la misma persona. Pero este nivel de santidad se refiere a apartarnos del mal por amor al prójimo.

1º Corintios 11:1 “Y ustedes deberían imitarme a mí, así como yo imito a Cristo”.

Una de las grandes responsabilidades que sienten las personas santas, ¡es ser ejemplo para la gente que les rodea, por esto pudo el que en otro tiempo persiguió a los cristianos ser tan usado por Dios! Pablo era consciente de la importancia del testimonio, por eso cuidaba su santidad y su proceder, ¡era por eso que tenía la autoridad para decirle a sus discípulos imítenme! ¡Todo líder debería poder decir eso como consecuencia de maravilloso proceder!

La misma Palabra de Dios nos exhorta a tomar conciencia de esta gran responsabilidad, y nos impulsa por lo tanto a practicar la santidad.

Hebreos 12:1 “Por lo tanto, ya que estamos rodeados por una enorme multitud de testigos de la vida de fe, quitémonos todo peso que nos impida correr, especialmente el pecado que tan fácilmente nos hace tropezar. Y corramos con perseverancia la carrera que Dios nos ha puesto por delante”.

Debe haber un deseo de santificación por los testigos que observan nuestra carrera es lo que sería una responsabilidad del cristiano, tener en cuenta que nos observan, y el que nos debemos a los demás.

 

I- EN LA FAMILIA.

El cristiano que practica este nivel de santidad sabe que está forjando a las generaciones venideras y está desatando una tremenda bendición para sus descendientes. Tiene conciencia que si bien “Dios visita la maldad de los padres hacia los hijos hasta la cuarta generación” también hace misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos por mil generaciones.

¿Como sus hijos confiarían en Dios, si él no es fiel al Señor y no les da un buen testimonio de vida?

Deuteronomio 7:9 Reconoce, por lo tanto, que el SEÑOR tu Dios es verdaderamente Dios. Él es Dios fiel, quien cumple su pacto por mil generaciones y derrama su amor inagotable sobre los que lo aman y obedecen sus mandatos.

Este nivel de santidad es importantísimo pues el ejemplo marca a muchísimos y es como una semilla que crecerá en muchas vidas.

El irresponsable no le importa dañar a todos o no le interesa dar mal testimonio, ¡dice “que me importa lo que otros dicen o piensen de mi”! Se centra en sí mismo.

El que practica la santidad por amor a su familia y a su prójimo es una persona que ama de verdad, porque por su testimonio muchos se pueden acercar a Dios.

La vida de testimonio no es solamente la obediencia a Dios y apartarnos del pecado; es una parte importante pero ahí no termina; porque la vida de testimonio es una vida que glorifica a Dios, que lo adora, que se consagra a él, que aprovecha los momentos de adoración para adorar a Dios. La vida de testimonio es una vida de servicio. No podemos decir que estamos dando un buen testimonio si no estamos sirviendo al Señor ya que una de las cosas más grandes que revela nuestro testimonio, es nuestro servicio.

En la Biblia hay una serie de personas que servían a Dios; pero que su servicio a Dios empezó con su testimonio.

En Hechos 6:3 tenemos la elección de los 7 diáconos:

El primer requisito para servir a Dios, es el buen testimonio. Luego dice «llenos del espíritu santo y de sabiduría a quien encarguemos este trabajo.»

En 1º Timoteo 3:1-7, hablando a los que desean servir en el obispado dice que hay que tener este tipo de santidad para ser un verdadero siervo de Dios.

1º Timoteo 3:7 Además, la gente que no es de la iglesia debe hablar bien de él, para que no sea deshonrado y caiga en la trampa del diablo.

Cuando partamos a la presencia del Señor, la gente va a recordar de qué manera vivimos desde que nos conocieron. Va a decir «desde que él era un joven, estaba dispuesto a servir y ayudar»… y cuando pasen los años, la gente dirá: «aún en su vejez nunca dejó de ser fiel a Dios, siempre fue servicial, estuvo al cuidado de los demás, siempre fue un buen siervo de Dios, hasta el último día de su vida.»

Si usted quiere ser un cristiano con santidad, debe comprender que su labor empezó el día que se convirtió al Señor y va a acabar el día que parta a esta tierra. Por eso el apóstol Pablo antes de morir declara: «He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.» (2ª Timoteo 4:7)

Hay en la Biblia uno llamado Demetrio que practicaba este tipo de santidad y se lo menciona en 3º Juan 12 «Todos dan testimonio de Demetrio, y aun la verdad misma; y también nosotros damos testimonio, y vosotros sabéis que nuestro testimonio es verdadero.» ¿Quiénes daban testimonio de Demetrio? Todos. Un versículo antes se habla de Diótrefes, él es el lado contrario a Demetrio, él es el mal testimonio.

En la época de Juan empezaron a salir hombres con un llamado a predicar el evangelio en toda la región de Asia. Juan enviaba cartas con ellos, él los encargaba a la iglesia local a donde iban a llegar, Diótrefes no quería recibir a nadie en la iglesia, de él no se hablaba bien; él no quería molestarse en recibir a alguien; pero de Demetrio todos daban buen testimonio.

Recordemos de Job que lo reconocía la gente, lo reconocía Dios, ¡y lo reconocía el diablo!

También podemos ver a Ananias en Hechos 22:12. «Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban.»

El apóstol Pablo recuerda que cuando él se convierte queda ciego. Dios llama a Ananías para que ore por él, cuando él ora por Pablo, recupera la vista. Ananías tenía un buen testimonio de todos los judíos que habitaban en Damasco.

Debemos hacernos un buen nombre en la gente que está alrededor nuestro, de los vecinos, de los que están en nuestro trabajo, de la gente de la iglesia. No hay mejor lugar para hacernos de un buen nombre que en nuestra sociedad.

Mucha gente cuando su fama no es buena, y no tiene buen nombre se van a otro lugar donde no los conocen.

Los cristianos somos conocidos como gente que cree en el Señor Jesús, que tiene una fe genuina y que vive conforme a la fe que dice que tiene.

Otro ejemplo era Ana que nunca salía del templo, sino que permanecía allí de día y de noche adorando a Dios en ayuno y oración. Esta mujer, por lo que dice el texto era anciana, tenía un gran testimonio, no se cansaba, todavía servía en el templo. Era una persona activa. Por eso cuando el Señor Jesús es traído al templo, el Espíritu Santo le mostró quién era ese niño, inmediatamente vino la revelación de Dios a su vida. ¿Por qué? Porque estaba sirviendo, estaba en actividad en el templo, con más de cien años. Dios le hablaba y ella profetizaba. (Lucas 2:36)

 

II- LOS JÓVENES DEBEN PRACTICAR ESTE NIVEL DE SANTIDAD.

Veamos que le aconseja el apóstol a su joven discípulo (1Timoteo 4:12-16) Si el joven quiere hacerse buen testimonio, tiene que empezar siendo un buen ejemplo.

La mayoría de los jóvenes que de la sociedad no conocen al Señor, tienen una vida de vicios, de perdición, de flojera, de desinterés por la vida. Pero el creyente, si el joven cristiano quiere tener un buen testimonio, tiene que empezar por ser un buen ejemplo en palabra, en conducta, en espíritu, fe y pureza.

Es importante para nuestra vida y la de los demás que usted y yo tengamos un buen testimonio. No podemos vivir solo de la fe, necesitamos una vida de ejemplo.

“Ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien”. (2ª Tesalonisences 3:13)

No te canses de hacer lo correcto, no te canses de vivir justamente como Dios dice, de servir a los que necesitan que tú les sirvas, no te canses de hacer el bien.

“Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos”. (Gálatas 6:9)

No me debo de cansar de hacer el bien, tengo actuar bien, que tengo que ser conocido por un buen testimonio mientras estoy en este mundo.“Elige una buena reputación sobre las muchas riquezas; ser tenido en gran estima es mejor que la plata o el oro.” (Proverbios 22:1 )

Como cristianos debemos practicar la santidad por amor a los que nos están mirando, por amor a la gente que no conoce la palabra de Dios. Nuestra vida debe ser carta leída en todo tiempo ya que la salvación de muchas almas depende de nuestro testimonio y de nuestro ejemplo de santidad.

 

Que Dios te bendiga y tengas una semana de completa victoria!

Pastor Guillermo Decena Centro Familiar Cristiano Eldorado.

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