Crisis en el gobierno de la británica Theresa May: por el acuerdo del Brexit ministros renunciaron en cadena

La primera ministra británica, Theresa May, sufrió un fuerte revés el jueves cuando su ministro del Brexit, Dominic Raab, y otros dos miembros de su ejecutivo renunciaron por discrepancias por el proyecto de acuerdo con la Unión Europea aprobado la víspera.

«No puedo reconciliar los términos del acuerdo propuesto con las promesas que hice al país», afirmó Raab en su carta de renuncia publicada en Twitter.

La divisa británica, la libra esterlina, cayó bruscamente como reacción a la noticia: hacia las 09.15 (locales y GMT) una libra se cambiaba por 1,2858 dólares frente a 1,3027 dólares hacia las 07.

Raab, un euroescéptico nombrado en julio tras la renuncia del anterior ministro del Brexit, David Davis, renunció menos de una hora después de que lo hiciera el secretario de Estado británico para Irlanda del Norte, Shailesh Vara, también por discrepancias con el acuerdo de Brexit.

Poco minutos más tarde, la ministra de Trabajo y Pensiones, Esther McVey, dejaba también su cargo. «El acuerdo que puso usted ayer frente al gabinete no honra el resultado del referéndum» de 2016, en que un 52% de británicos optaron por salir de la Unión Europea, escribió McVey quien votó ella misma a favor del Brexit en aquella consulta.

Lo mismo hizo la secretaria de Estado británica del Brexit, Suella Braverman. «He llegado a un punto en el que siento que estas concesiones [hechas a Bruselas] no respetan la voluntad del pueblo», escribió Braverman.

Tras cinco horas de un frenético consejo de ministros en Londres, May había anunciado el miércoles por la noche «la decisión colectiva» de su gabinete de respaldar los términos del proyecto de acuerdo alcanzado con Bruselas.

Los defensores acérrimos del Brexit en el seno de su Partido Conservador reprochan a la jefa del gobierno haber hecho concesiones inaceptables a Bruselas.

«Sé que nos esperan días difíciles», afirmó May el miércoles en referencia a la avalancha de críticas. «Esta es una decisión que será intensamente escrutada», advirtió, pero «creo firmemente que es el mejor acuerdo que podía negociarse».

Raab le contestó el jueves en su carta: «Entiendo por qué optó por seguir adelante con el acuerdo con la UE en los términos propuestos» pero «debo renunciar». «Necesita usted un ministro del Brexit que pueda defender el acuerdo con convicción», agregó.

May vió así su gabinete repentinamente sumido en el caos justo antes de iniciar la titánica tarea de defender este jueves el acuerdo de divorcio con la UE frente el parlamento británico, donde cuenta con una frágil mayoría y una rebelión en sus propias filas.

May, para quien el pacto permite a los británicos retomar el control sobre su «dinero, leyes y fronteras», debe presentar el texto este jueves durante un discurso en la Cámara de los Comunes.

La víspera, el líder de la oposición, el laborista Jeremy Corbyn, acusó a Londres de negociar durante «dos años» un «mal acuerdo». Para los unionistas norirlandeses, de los que depende la mayoría parlamentaria de May, el texto «socava la integridad económica» de Reino Unido.

«Theresa May ya no tiene autoridad y es claramente incapaz de lograr un acuerdo de ‘brexit’ que obtenga el apoyo de sus ministros, y mucho menos del Parlamento y del pueblo británico», declaró el vocero del Partido Laborista.

Casi 17 meses necesitaron los negociadores para plasmar en un texto de 585 páginas el procedimiento de retirada de Reino Unido el próximo 29 de marzo y el período de transición hasta finales de 2020, al que se sumará una declaración sobre la futura relación entre ambas partes.

El principal escollo -cómo mantener una frontera fluida entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte- se solventó con un sistema provisional que mantendrá a la provincia británica dentro del mercado común europeo mientras se negocia una solución definitiva que podría pasar por un acuerdo de libre comercio.

Si al término del periodo de transición sigue sin acordarse nada mejor, se aplicará el denominado sistema de «backstop», o «red de seguridad», consistente en crear un «territorio aduanero único» entre la UE y Reino Unido y en aplicar las reglamentaciones europeas en Irlanda del Norte.

Fuente: TN

M.E.B.

 

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