La tragedia de los hinchas de Boca: pasión por los colores y un pueblo que llora por los cuatro amigos muertos

Se accidentaron en Lobos, de camino a la Bombonera para presenciar la Superfinal ante River. Un quinto integrante del grupo sobrevivió al impacto y pelea por su vida.

La ciudad todavía no sale de su asombro. Menos aun de la profunda tristeza por la trágica muerte de cuatro de sus jóvenes. La pasión por el fútbol, por los colores de su Boca Juniors los condujo al peor de los finales. Rawson y Trelew los lloran, y ruegan para que Luciano, el único sobreviviente, pueda sobrevivir a la tragedia: está grave pero aún hay esperanzas.

Hinchas de Boca desde la cuna habían programado el viaje para ver la primera final de la Copa Libertadores. El encuentro, casi como una ironía del destino, no se jugó. Sebastián Berra, César Ezequiel Jones, Malcom Vitton y Franco Guido Silvestre, murieron al protagonizar un accidente automovilístico en el partido bonaerense de Lobos.

Los cuatro murieron cuando la Peugeot Partner en la que querían llegar a la “Bombonera” chocó de frente contra una camioneta Toyota Hilux. Fue en el kilómetro 108 de la ruta 205. Con ellos iba Luciano Carlos Virgilli quien se encuentra internado luchando por vivir. El accidente ocurrió a las 9, bajo una lluvia torrencial. Nada se sabe sobre los motivos del choque pero no es difícil imaginar que la lluvia y el estado de la ruta hicieron su parte. El conductor de la Hilux Francisco Luchesoli resultó con lesiones graves y fue trasladado al hospital.

Detrás de cada uno de estos chicos que apenas pasaban los 30 años hay pequeñas grandes historias de militantes de la vida, de amantes de sus familias. Y también de destinos que acumulan tristeza.

Sebastián Berra tenía tres nenas. Eran su vida. Trabajaba en la Secretaría de Cultura de la provincia. Amable y simpático era hijo del exconcejal y periodista deportivo Gabriel Berra. Sebastián conoció la tristeza hace tres años cuando manejaba el auto en el que traía a su papá desde Trelew a Rawson después de hacerse un estudio cardiológico. Algo pasó en el viaje. Gabriel se descompensó y falleció poco después.

Malcom Vitton sabía de militancia política. Estaba en la agrupación La Cámpora de Rawson y actualmente había sido designado director de Asociaciones Vecinales de la Municipalidad de Rawson. Todos recuerdan de qué manera trabajó el pasado día del niño para agasajar a los más pequeños de la ciudad.

De César Ezequiel Jones se puede decir que era un laburante sin horario. Junto a su familia era dueño de la cantina “Mustafá” ubicada frente al Puerto de Rawson. Allí había nacido y crecido porque allí habían nacido y crecido también, entre barcos y olas golpeando las rocas gran parte de su familia.

Franco Guido Silvestre llevaba a Boca mucho más que en su corazón. Porque se crió con esos colores. Era hijo del presidente de la Peña del Xentenario Boquense del Valle del Chubut y fue uno de los más entusiastas para organizar este viaje.

Berra y Silvestri estudiaban además abogacía en la Universidad Nacional de la Patagonia, sede Trelew, que decretó dos días de duelo institucional. Lo mismo hizo la intendenta de Rawson Rossana Artero por la muerte de Vitton.

Los vecinos del valle inferior del Río Chubut perdieron a quienes tenían todo por y para vivir. La pasión por los colores azul y oro, el amor por esa camiseta los llevó demasiado lejos. Un viaje sin retorno. Dejó a vecinos y amigos incrédulos, llorando y maldiciendo. Pero, ¿quién es capaz de ponerle límite a estas pasiones? Malcom, Ezequiel, Franco y César no lo hicieron. Los colores pudieron más. Y es seguro que donde estén, los seguirán amando. (Clarín)

 

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