A siete años del denominado Roswell argentino, continúa el misterio

El 26 de septiembre de 2011, todo el barrio El Zaizar, en Monte Grande, se despertó por una terrible explosión. Tres casas de un terreno habían quedado reducidas a escombros. A siete años del desastre, que dejó una mujer muerta y varios heridos, en el barrio hay una frase que todos repiten: “No fue una garrafa”. ¿Meteorito, OVNI o misil? Las teorías en torno a este caso aún hoy desvelan al barrio y son el misterio del que todos hablan.

A contrapelo de la versión oficial, que apuntó a una fuga de gas y hasta un cortocircuito provocado por un horno pizzero, la enorme mayoría de los habitantes creen que fue otra cosa. Basta googlear “explosión en Monte Grande” para que distintas páginas lo rebauticen con otro nombre, “el Roswell argentino”, en referencia al famoso incidente en territorio norteamericano allá por 1947 que inspiró infinidad de historias sobre extraterrestres, conspiraciones y ocultamientos.

“Fue la caída de un objeto volador no identificado”, afirma, categórico, Pablo Daniel Warmkraut, quien junto al grupo Aurora investiga desde hace 25 años estos fenómenos. También administra el grupo de Facebook “El Roswell argentino de Monte Grande” y en dos meses publicará un libro recopilando el desarrollo de este misterio. “Nosotros llegamos a eso de las 10.30 al lugar y encontramos una zona devastada. Distintos testimonios nos hablan de un objeto que pega en el poste a la vuelta de la casa, hace una especie de ‘sapito’ y arriba de la casa hace una explosión que genera una implosión”, detalla.

En una recorrida por el lugar siete años después, la mayoría de los vecinos repite la palabra “implosión”. Cuentan que los autos que estaban estacionados esa noche sobre la calle quedaron arriba de la vereda, entre los escombros, en lugar de ser expulsados. Las persianas de los locales cercanos estaban dobladas para afuera, “como si hubieran sido chupadas”, explica Mirta, otra vecina.

“Yo estaba durmiendo y cuando ocurrió el desastre salí así como estaba. No lo podía creer, nunca vi un destrozo así. Gente de acá que trabaja instalando gas, dicen que es imposible que un escape haga algo así. ¿Mi teoría? Pienso que fue una bala meteórica que provino de la base militar de Ezeiza”, asegura un kiosquero ubicado frente al predio.

En la zona también hablan de una serie de hechos previos a la noche del desastre que abonan otra teoría popular, la de la caída de un meteorito o chatarra espacial. “A las 22.30 sentimos como un cascotazo en el techo. Salí a ver qué pasaba y no había nadie en la calle. Un rato después, el mismo ruido. Nunca más volvió a ocurrir”, cuenta otro comerciante en uno de los tantos videos de investigadores de fenómenos paranormales que circulan desde ese momento en YouTube.

Videos y fotos difundidas fueron elementos que alimentaron la historia. La crónica periodística se hizo eco, pocos días después, de que un joven había sido demorado por la Policía tras difundir imágenes de su teléfono celular en las que se veía una bola de fuego en el cielo. Las autoridades policiales habían desmentido la veracidad de la foto, pero el procedimiento policial alertó a los vecinos, quienes también afirman haber visto hombres con traje y autos sin patente el día del hecho. “Borraron el video dónde se veían claramente las dos explosiones y en la segunda se veía un halo energético gigante, no una explosión común. No se trata de una explosión común, sino de algo muy fuera de lo normal con un halo naranja de 1,5 kilómetro. No tengo duda de que fue OVNI”, coincide Adrián Nicala, de Testimonio Ovni.

El barrio sospecha que nunca se conocerá la verdad.

 

Fuente Clarín

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