Hablan los sobrevivientes de la masacre en la sinagoga: “El asesino no nos vio, gracias a Dios”

Para el alcalde, fue “el día más negro de la historia de Pittsburgh”.

Un sobreviviente de la masacre en la sinagoga de Pittsburgh, Estados Unidos, cuenta que con otros feligreses aterrorizados estaban escondidos en un armario que el asesino abrió, mientras pisaba el cuerpo de alguien a quien acababa de matar.

Estaba oscuro.

─No nos vio, gracias a Dios ─dice Barry Werber, de 76 años.

El asesino, Robert Gregory Bowers, se puso a disparar durante las ceremonias religiosas del sábado último en el templo Árbol de la Vida.

Mató a 8 hombres y a 3 mujeres y repitió ante los policías que lo detuvieron: «Todos estos judíos deben morir». Hubo además 6 heridos, entre ellos 4 agentes.

El edificio donde todo ocurrió alberga a 3 congregaciones que llevaban a cabo ceremonias por el Sabbath cuando el ataque comenzó, justo antes de las 10 de la mañana, en el arbolado vecindario de Squirrell Hill, a unos 10 minutos del centro de Pittsburgh, en el estado de Pensilvania.

En el sótano 4 miembros de la congregación Nueva Luz empezaban a rezar y otros 2 estaban en la cocina cuando escucharon ruidos estrepitosos que de arriba. Se asomaron y vieron un cadáver en la escalera, según recordó Werber.

Entonces el rabino Jonathan Perlman cerró la puerta y los llevó hasta un amplio armario de provisiones. Mientras se escuchaban balazos arriba, Werber llamó al teléfono de emergencias 911 pero tuvo miedo de hablar. No quería hacer ruido, por las dudas.

Cuando frenaron los tiros Melvin Wax, un contador retirado a punto de cumplir 90 años, abrió la puerta: lo balearon y cayó adentro.

Pérdidas

A medida que las autoridades trabajaban para recabar los antecedentes del asesino y sus movimientos, comenzaron a surgir versiones espantosas de los sobrevivientes.

Durante una vigilia el domingo por la noche el rabino Jeffrey Myers dijo que aproximadamente una docena de personas estaban reunidas en el santuario principal de la sinagoga cuando Bowers ingresó y comenzó a disparar. Dijo que varios de los feligreses murieron.

«Mi lugar sagrado fue ultrajado», afirmó.

Entre los fallecidos figuran 2 hermanos con discapacidad intelectual y una pareja. La persona más joven tenía 54 años y la mayor, 97.

«La pérdida es incalculable», sostuvo Stephen Cohen, copresidente de la congregación Nueva Luz, que alquila un espacio en Árbol de la Vida.

El alcalde Bill Peduto consideró que fue «el día más negro en la historia de Pittsburgh».

Bowers tiró con un fusil AR-15 (usado en muchos de los tiroteos masivos en Estados Unidos) y 3 pistolas, todas armas para las cuales contaba con licencia para portar, según un funcionario policial que habló a condición de guardar el anonimato.

El fiscal federal Scott Brady en Pittsburgh dijo que sus colegas pretenden pedir la pena de muerte para el autor de la masacre, que se desempeñaba como camionero independiente y  aparentemente no tenía antecedentes delictivos, aunque expresaba puntos de vista xenófobos y antisemitas en las redes sociales.

Más testimonios

Melvin Wax siempre era uno de los primeros en llegar a la sinagoga y de los últimos en irse.

«Solíamos intercambiar algún chiste al concluir las ceremonias», recuerda Myron Snider, otro miembro de la congregación.

Cecil Rosenthal, de 59 años, y su hermano menor David, de 54, padecían discapacidad intelectual y vivían juntos cerca de la sinagoga.

«La risa de Cecil era contagiosa. David era tan amable y tenía un espíritu tan bondadoso… inseparables», dice Chris Schopf, vicepresidente en una entidad que da servicios a personas con discapacidades. «Y principalmente eran personas buenas y amables con una fe firme y respeto para todos.»

El Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh tuiteó su pesar por la pérdida del doctor Jerry Rabinowitz, de 66 años, «uno de los médicos y seres humanos más bondadosos en nuestra comunidad».

Antisemita

Robert Gregory Bowers aparentemente publicó un mensaje antisemita en una red social minutos antes de la masacre.

Resultó herido en el ataque. Fue operado y sigue hospitalizado.

Ahora enfrenta 11 cargos estatales de homicidio agravado, 6 de ataque agravado y 13 de intimidación étnica por un episodio que para el líder de la Liga Antidifamación es «el más mortal contra los judíos en la historia de Estados Unidos».

También Bowers tiene 29 cargos federales que incluyen obstrucción a la libertad del ejercicio de creencias religiosas resultante en la muerte (crimen federal de odio racial) y usar un arma de fuego para cometer asesinatos.

No quedó claro si tiene o no un abogado que lo represente.

Esa carga

De los 6 sobrevivientes, 4 seguían hospitalizados y 2 -incluido un policía de 40 años- estaban en estado crítico.

Barry Werber, el anciano que estaba en el armario, considera que el atacante es un «loco», alguien «sin control de sus instintos más bajos».

«No sé por qué piensa que los judíos son los responsables de todos los males del mundo. Pero no es el primero y no será el último», afirma. «Desafortunadamente tenemos que llevar esa carga. Me parte el corazón.»

Por Maryclaire Dale, Claudia Lauer y Allen G. Breed. The Associated Press (Clarin)

 

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