Bebiendo infusiones en SIAL, una de las ferias de alimentos más importantes del mundo

Del 21 al 25 del corriente mes se llevó a cabo una nueva edición de SIAL,  una de las ferias gastronómicas más importantes del mundo. Esta feria se realiza cada dos años, en el centro de exposiciones Paris-Nord Villepinte, en Francia.

SIAL es la cita mundial que representa a 19 sectores de productos y recibe a más de 140.000 visitantes y 5.500 expositores. Constituye el mercado global de la industria de la alimentación, con una oferta completa y representativa por los agentes del sector, proveniente del mundo entero.

Para recorrer esta feria hay que tener paciencia, y por supuesto asistir a todas las jornadas, porque hay tanto para ver y disfrutar, que siempre el tiempo es tirano.

En mi visita a la edición anterior recuerdo mi paso por el stand de  Moroco –  Marrueco, país soberano situado en el Magreb, al norte de África, con costas en el océano Atlántico y el mar Mediterráneo. Se encuentra separado del continente europeo por el estrecho de Gibraltar.

La cultura del té en Marruecos se define por la forma y tradiciones en la forma de servir el té -exclusivamente té verde-, donde suele ser servido junto con los alimentos. La tradición se ha extendido a lo largo del Norte de África (zona del Magreb), partes del Sahel, y el sur de España. El té ocupa un lugar muy importante en la cultura marroquí, es considerado desde el punto de vista social como una bebida de cortesía y hospitalidad servido como agasajo a los huéspedes. Se considera falta de educación rechazar la invitación de un té, así que no podía rechazar una taza de té, tan bien elaborado y presentado. Me sentí como una princesa en el living, ambientado exclusivamente para recibir a los invitados.

También visité el stand de Sri Lanka (de forma oficial, la República Democrática Socialista de Sri es un país soberano insular de Asia), ubicado en pleno golfo de Bengala.  La isla fue conocida en la antigüedad como «Lanka», «Lankadvīpa», «Simoundou», «Taprobane», «Serendib» y «Selan», llegando a ser denominada popularmente como la «isla de los mil nombres». Durante su colonización, la isla tomó el nombre de «Ceilán», que se siguió utilizando posteriormente. Su particular forma y su cercanía a la India hicieron que se la llame «La lágrima de la India». Si bien el grueso de la producción es de té negro existen plantaciones que producen té verde principalmente de la variedad Assam. Se cultiva  en Idalgashinna y por lo general tiene un cuerpo más lleno y penetrante, y el característico sabor a nuez de los tés de Assam. También se produce algo de té blanco en la zona de Nuwara Eliya, cultivado a más de 2000 metros cuyo resultado es una infusión delicada con notas de pino y miel. La Junta del Té de Sri Lanka comprueba y garantizar la calidad del producto. El “Logo de León” garantiza que el té se produce en Sri Lanka. Los tés se dividen en tres grupos en base a la altura y geografía del terreno en el que se cultiva.  El nombre de “té de Ceilán” o “té de Sri Lanka” sigue siendo considerado como un signo de calidad y cuenta con prestigio en todo el mundo.

Luego me di una vuelta por el stand de Siria, donde degusté nuestro mate a la manera de ellos -sin compartir la bombilla- y me invitaron bocaditos dulces tradicionales.

Al final de mi paseo, una visita obligada al stand de Argentina, Brasil y Paraguay, donde la yerba mate fue la vedette de la feria, es sus diferentes presentaciones: yerba mate soluble, saborizada y tradicional, así como la incorporación de la yerba mate a bebidas. Un placer para los sentidos.

La próxima semana sigo visitando París!

À la prochaine.

(*) Sommelier

 

 

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