Esa fue la principal conclusión a la que llegaron los investigadores que hicieron una inspección ocular en el predio conocido como Tupasy en Villa Trujui, en San Miguel, donde vivía la familia paterna de Sheila. Allí desapareció la chiquita el domingo 14 de octubre y fue encontrado su cuerpo el jueves 18.
Asimismo, los peritos confirmaron que es posible arrojar un cuerpo desde el balcón del departamento del segundo piso que compartían los detenidos por el homicidio y hacerlo caer en el hueco donde apareció. Eso habrían hecho los sospechosos: Leonela Ayala, la tía y madrina de Sheila, y su esposo, Fabián Esequiel González Rojas.
La medianera del departamento constituye parte del perímetro del hueco donde se encontró el cuerpo de Sheila. La altura que hay entre el balcón y el piso de ese espacio, donde los vecinos solían descartar basura, es de seis metros.
Para el fiscal Gustavo Carracedo, que investiga el crimen de la nena, Leonela Ayala y su esposo son los «coautores» del homicidio agravado por alevosía. Los dos están presos y los resultados de las pericias serán clave para confirmar o descartar la teoría de los investigadores: que ambos participaron del crimen.
De esta forma, se aguardan los resultados del ADN encontrado debajo de las uñas de la nena, como así también el de los hisopados que se le hicieron al cadáver. Serán pruebas concluyentes para probar la participación de los detenidos en el crimen.
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