Sebastián Silva, una de las promesas del fútbol misionero, aseguró: “Mis amigos del barrio me aconsejan y me cuidan”

El posadeño de 17 años milita en la sexta del Rojo y sueña con debutar, en primera, en el Libertadores de América.

 

Los sueños son así, inalcanzables para aquellos que solo se limitan a soñar o pueden transformarse en objetivos, para los que buscan convertir esos deseos en una realidad.

 

Sebastián Silva está en el segundo grupo de personas. El misionero sueña con ser futbolista y decidió transformar ese anhelo en una realidad. Por eso, juntó sus cosas e hizo los casi 1000 km que separan a las ciudades de Avellanada (Buenos Aires)  y Posadas, para convertirse en jugador de Independiente (aunque previamente tuvo un paso por Boca).

 

Pero lograr convertir un sueño en una realidad casi nunca es un camino lineal, sino que, por lo contrario,  suele estar lleno de obstáculos,  ya sean físicos (una lesión), afectivos (extrañar), etc. En el caso de los chicos del interior, que militan en las categorías menores de los clubes de Buenos Aires, la distancia se suele sentir el doble y los seres queridos parecen estar mucho más lejos de lo que verdaderamente están.

 

“Mis amigos me aconsejan y me cuidan, para que yo pueda seguir con mi camino”, cuenta el posadeño  de 17 años que hoy juega de volante en la 6ta del Rojo y aspira a primero realizar la pretemporada con la reserva y después a debutar en la primera del Rey De Copas. En su fin de semana libre, pasó a charlar con Misiones Online.

¿Hace cuánto estás en Independiente?

 

Desde principio de año

 

¿Y hace cuánto que abandonaste tu hogar en Misiones?

 

Yo estaba jugando en Crucero del Norte en el torneo de AFA y en el 2014 fui convocado por Boca para hacer el selectivo. Lo hice en los primeros días de septiembre. Al año siguiente ya fui jugador del Xeneize y estuve ahí dos años  (2015- 2016).

 

¿Cómo fue ese cambio de estar jugando en Crucero, en tu provincia y con tu familia, a tener que mudarte solo, a Buenos Aires, para jugar en Boca?

 

Desde lo emocional, yo estaba muy motivado y quería quedarme allá. Desde lo futbolístico, el rodaje que tenía acá en Crucero con el torneo de AFA me ayudo bastante, para acomodarme allá en Bs.As. A `pesar de  eso, aunque sea el mismo fútbol, allá es otro entrenamiento, otra vida.

 

¿Cómo es esa relación con los otros chicos en la pensión del club? ¿El de al lado es un amigo o un rival?

 

Es más que nada un compañero, porque compartimos las mismas cosas. Cuando uno está bajoneado nos apoyamos entre nosotros. Más que compañeros, algunos somos como hermanos.

Esos días nos visitaba Imanol Segovia y charlábamos sobre la posibilidad que existe de no llegar a ser futbolista profesional. ¿Eso se habla entre ustedes?

 

Lo que a todo apuntamos es a llegar. Pero tanto en la pensión como en el colegio nos exigen mucho con el estudio, por si pasa algo y no podes ser profesional.

 

Cuando ves que tus amigos que no juegan al futbol se juntan entre ellos y salen o comen asado un viernes a la noche ¿No se te cruza por la cabeza dejar todo y volver a la provincia a vivir una vida tal vez más acorde a la de un chico de tu edad?

 

No, porque ya tengo claro desde chico lo que quiero. Justo antes de venir estaba tomando unos teres con unos amigos y hablamos sobre ese tema. Mis mismos amigos del barrio me cuidan

 

¿Te aconsejan mucho tus amigos del barrio?

 

Sí, me aconsejan. No quieren por ahí que yo siga algunas cosas que ellos hacen y siempre me apoyan o me dicen las palabras exactas que tengo que escuchar.

 

¿Y cómo es estar lejos de tus padres?

 

Es difícil. El primer año te cuesta mucho, pero después te vas acostumbrando.

 

¿Cuáles son tus objetivos de acá al futuro?

 

Llegar a primera y mantenerme ahí. También me gustaría realizar la pretemporada con reserva

 

Y si pudieras elegir un escenario perfecto para el debut ¿Cuál sería?

 

En la cancha de Independiente.

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