Responsabilidad ambiental, un llamado a la acción en el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza

Desde hace 46 años, cada 18 de octubre, se conmemora el Día Mundial de la Protección de la Naturaleza, con el objetivo de motivar la responsabilidad ambiental sobre la protección y cuidado de los espacios naturales que tienen valores singulares de paisaje, fauna, vegetación o geomorfología y que son amenazados por distintas causas.

El origen de esta efeméride ecológica se remonta al año 1972, cuando el ex-presidente de Argentina, Juan Domingo Perón, desde su exilio en Madrid (España), dirigió una carta al entonces secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kurt Waldheim, en la que alertaba sobre “la marcha suicida que la humanidad ha emprendido, a través de la contaminación del medio ambiente, la biosfera, la dilapidación de los recursos naturales, el crecimiento sin freno de la población y la sobreestimación de la tecnología”.

En la carta Perón también destacaba la imperiosa necesidad de buscar la protección de la naturaleza.

La protección de la madre naturaleza no puede ser una cuestión exclusiva de los ambientalistas. Es responsabilidad de todos los seres humanos el cuidado de los ecosistemas en general y de la biodiversidad en particular.

Crear responsabilidad ambiental es el principal objetivo de este día. Una educación basada en valores ambientales aplicables a cualquier actitud social y cuyo objetivo es el de formar la capacidad de observación crítica y juicio de valor teniendo en cuenta la protección y gestión sostenible de nuestro entorno.

En un momento crítico en el que nuestra huella ecológica supera la capacidad del planeta para regenerar lo que se consume, hoy más que nunca, la protección de la naturaleza, se convierte en un asunto de prioridad esencial.

Si bien la tendencia actual demuestra que la humanidad está abusando de la capacidad del planeta para abastecernos, todavía estamos a tiempo de tomar las medidas oportunas para construir un futuro basado en el consumo sostenible de los recursos naturales.

La protección de la Madre Naturaleza, no puede ser una cuestión exclusiva de los ambientalistas. Es responsabilidad de todos los seres humanos el cuidado de los ecosistemas en general y de la biodiversidad en particular.

Crear responsabilidad ambiental es el principal objetivo de este día. Una educación basada en valores ambientales aplicables a cualquier actitud social y cuyo objetivo es el de formar la capacidad de observación crítica y juicio de valor teniendo en cuenta la protección y gestión sostenible de nuestro entorno.

Cierto es que a día de hoy la implicación ciudadana va creciendo, y no sólo entre nosotros, cada vez son más las normativas propuestas por organismos europeos e internacionales que intentan gestionar y proteger el medio ambiente, equilibrando el desarrollo económico con la sostenibilidad ambiental.

Además, en el papel de la concienciación, es fundamental la educación ambiental. Una educación basada en valores ambientales aplicables a cualquier actitud social y cuyo objetivo es el de formar la capacidad de observación crítica y juicio de valor teniendo en cuenta la protección y gestión sostenible de nuestro entorno.

Huella ecológica

La huella ecológica (del inglés ecological footprint) es un indicador del impacto ambiental generado por la demanda humana que se hace de los recursos existentes en los ecosistemas del planeta, relacionándola con la capacidad ecológica de la Tierra de regenerar sus recursos.

Representa el área de tierra o agua ecológicamente productivos (cultivos, pastos, bosques o ecosistemas acuáticos) e idealmente también el volumen de aire, necesarios para generar recursos y además para asimilar los residuos producidos por cada población determinada de acuerdo a su modo de vida, de forma indefinida. La medida puede realizarse a diferentes escalas: individuo (la huella ecológica de una persona), poblaciones (la huella ecológica de una ciudad, de una región, de un país…), comunidades (la huella ecológica de las sociedades agrícolas, de las sociedades industrializadas, etc).

El objetivo fundamental de calcular las huellas ecológicas consiste en evaluar el impacto sobre el planeta de un determinado modo o forma de vida y compararlo con la biocapacidad del planeta. Se trata, pues, de un indicador clave para la sostenibilidad.

La economía de subsistencia pesa poco en términos de huella ecológica.

La ventaja de medir la huella ecológica para entender la apropiación humana está en aprovechar la habilidad para hacer comparaciones. Es posible comparar, por ejemplo, las emisiones producidas al transportar un bien en particular con la energía requerida para el producto sobre la misma escala (hectáreas).

Porque cuidar de la naturaleza

Porque el hombre forma parte de ella, y como único ser racional debe cuidarla.

Porque si la naturaleza está mal, el hombre también lo está.

Porque la vida y todos sus seres (humanos, animales, vegetales, paisajes, etc.) dependen de ella

Porque es fuente de recursos que sirven a los propósitos humanos.

 

Consejos para mejorar la naturaleza, desde casa

Reciclando: En casa y escuela tener separada la basura de vidrio, papel, plástico entre otros para así ser reutilizada y no contaminar tanto el medio ambiente.

Conservar el agua: Tratando de ahorrar agua cuando se baña, se lava, se riega plantas, se lava el auto ya que en el mundo hay muy poca agua, y tratando de no contaminarla con químicos y basura los ríos lagos y mares.

Ahorrando energía: Apagando los aparatos eléctricos que no estemos utilizando y cambiar los focos incandescentes por focos fluorescentes ya que ahorran mucha energía y producen menos calor.

Reutiliza fundas: No botando las fundas de las compras para volverlas a utilizar u comprar fundas te tela para hacer tus compras.

Recarga baterías: usa baterías recargables ya que no son desechables y son menos toxicas que las tradicionales.

Compra reciclado: Compra productos en paquetes reutilizables y reciclables, productos que usen menos empaques y productos que estén hechos ellos mismos de contenido reciclado.

Cuida los bosques: no botando basura, no quemando basura, no tirar desechos tóxicos, no cortando los árboles y si es posible plantar árboles porque son los pulmones del planeta.

El auto: revisa tu auto de tu casa para ver que no esté botando mucho humo contaminante (CO2) y así evitar el calentamiento global.

Cuadernos viejos: reutiliza los cuadernos del año anterior como borrador así te evitas de comprar y ahorras más papel.

Plantar árboles en tu escuela y utilizando la mejor energía posible del aula y los laboratorios.

Usar detergentes biodegradables y sin fosfatos.

Al pasear a tu mascota no te olvides de la bolsita para recoger sus deposiciones.

Hacer un paseo por la Reserva Natural es un aprendizaje valioso.

Cuidar la vida silvestre y los árboles de la zona.

Si encendiste un fuego, controlar que esté apagado antes de irse.

Colaborar para mantener limpio el barrio.

Participar como ciudadana o ciudadano en ONGs ambientalistas.

 

 

 

 

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