Recorriendo la Ruta del Vino de Alsacia en Francia

Alsacia es una de las zonas elaboradoras de vinos blancos más famosa de Francia. Está situada geográficamente en el noreste del país, en la orilla izquierda del río Rin en su curso superior adyacente a Alemania y Suiza.

Alsacia o Alsace, es una región cultural e histórica cuyo territorio ha sido disputado entre Francia y varios estados alemanes en el transcurso de más de 300 años, principalmente desde la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) hasta la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).  Desde esta fecha, es parte de Francia. La ciudad de Estrasburgo es la capital económica y cultural, así como la ciudad más grande de Alsacia. Su centro histórico está declarado Patrimonio Unesco de la Humanidad desde 1988 y su actividad turística es muy intensa también es la sede de varias organizaciones y organismos internacionales, entre los que se encuentran el Parlamento Europeo o el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

El territorio de Alsacia, que se extiende mayormente sobre la margen occidental del valle alto del río Rin, con el que limita al este y norte, forma una planicie conocida como la planicie de Alsacia (plaine d’Alsace), limitada al oeste y suroeste por la vertiente oriental de la cordillera de los Vosgos y al sur por los montes del Jura.

La Ruta de los vinos de Alsacia (en francés Route des Vins d’Alsace) es una ruta turística que atraviesa las principales zonas vitícolas de la región. Tiene una longitud de unos 170 km entre Marlenheim al norte y Thann al sur, pasando por Colmar, que es considerada la capital del vino de Alsacia.

En la entrada de Colmar, me sorprendió ver la estatua de Estatua de la Libertad, uno de los grandes símbolos de los Estados Unidos, país al que llegó como regalo de los franceses para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia norteamericana y como gesto de amistad entre ambas naciones.

Los vinos de la zona de Alsacia tienen una fuerte influencia germánica. Junto con Austria y Alemania, producen algunos de los más destacados blancos Riesling del mundo, pero en el mercado de exportación, Alsacia es quizá más conocida por los muy aromáticos vinos Gewürztraminer. Debido a su influencia germánica, es la única región de Francia que produce principalmente vinos monovarietales, elaborados típicamente de uvas similares como se hace en Alemania. Estando en esta zona, no pueden dejar de comer los platos típicos, teniendo en cuenta la influencia de Alemania, podemos encontrar el famoso choucroute, que es repollo fermentado en salmuera acompañado de embutido como salchichas, tocino o panceta. La tarte flambée: masa muy fina con nata y cebolla acompañado de jamón, queso, baicon o más ingredientes. Baeckeoffe es el plato de puchero más típico de Alsacia, stofado de carne de cerdo con patatas macerado durante horas en vino blanco alsaciano y cocido a fuego lento. No pueden dejar de comer un clásico Bretzel bollo horneado y salado en forma de lacito o de corazón. Francia es famosa por sus quesos, y no pueden dejar de probar el de la zona Queso Munster.

 

 

 

 

Durante el paseo, tuve la oportunidad de conocer el famoso Castillo de Haut-Kœnigsbourg (en francés, château du Haut-Kœnigsbourg; en alemán, Hohkönigsburg) se encuentra en el término municipal de la comuna francesa de Orschwiller, en el departamento de Bajo Rin, en Alsacia. El castillo se sitúa en la cima del monte Stophanberch o también, Staufenberg, que fue donado en 774 por Carlomagno a la abadía de Lièpvre, una dependencia de la Abadía de Saint-Denis. Más tarde, en 1079, el monte es confiscado por el duque de Suabia, Federico de Hohenstaufen, quien por encargo del emperador Enrique IV del Sacro Imperio construyó una serie de fortificaciones y castillos en toda la región para asentar el poder imperial. La confiscación no fue aceptada por los abades de San Dionisio, quienes instaron al rey Luis VII de Francia a intervenir, enviando un documento al emperador en 1147 donde ya se menciona la presencia de un castillo con dos torres para vigilar las comunicaciones del eje norte-sur, y cada una perteneciente a un señor distinto, uno de ellos el príncipe de Hohenstaufen, Federico Barbarroja.

En 1192, la fortaleza ya es denominada como el “castillo del rey” o Königsburg. Entre el siglo XIII y el XV la posesión del castillo pasa sucesivamente de los duques de Lorena a los señores de Rathsamhausen y finalmente, a los de Hohenstein.

Me quedo disfrutando de una copa del vino Alsaciano y un rico queso Munster. Pensando en mi próximo viaje!

À la prochaine

 

(*) Sommelier

 

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