El 24 de agosto pasado por la mañana, un capitán y una oficial del Comando de Patrullas de Florencio Varela encontraron en su recorrida de rutina a un bebé de un año y tres meses abandonado frente al Centro de Salud Ricardo Rojas, una salita sanitaria de la localidad bonaerense. Estaba en su cochecito, envuelto en su ropa, entre frazadas. Tenía un cartel que decía: «Lo dejo porque estoy en la calle.»

Su madre, Pamela, de 31 años de edad, fue detenida por la Policía Bonaerense tres días después en una casilla que alquilaba con su pareja, Claudio, un changarín del barrio Cinco Esquinas diez años mayor que ella, en la calle César Cantú, zona de Bosques. Pamela cobraba una pensión y un plan para solventar el costo de una garrafa. Tenía a su hijo mayor en brazos cuando llegó la Policía, de dos años, hijo de Claudio, y el DNI del bebé que había abandonado en el bolsillo. El changarín fue detenido en el barrio horas después.

Semanas antes, Pamela se había acercado a su familia por primera vez en años luego de dejar su casa en José C. Paz donde vivió con sus nueve hermanos y un padre ferroviario, los contactos habían sido muy pocos desde que se había ido. Su mamá, que abandonó ella misma a la familia cuando Pamela era chica, solía llevarla a mendigar.

Esta vez, Pamela le dijo a su hermano Ángel, el mayor de la familia, que no tenía para darle de comer a sus dos hijos, que su pareja se drogaba y la golpeaba y la amenazaba de muerte. Pamela le pidió dinero, la mujer de Ángel se negó a que le diera efectivo; le consiguió pañales, comida, 500 pesos en un sobre. Pamela se lo agradeció, le dijo a su hermano de juntarse en unos días para hacer un asado.

Claudio estaba demorado por violencia de género en una comisaría local en aquel entonces, le dijo ella a su hermano, Pamela misma lo había denunciado, pero Claudio saldría días después y ella volvería con él. Su hermano se lo reprochó, asombrado. «Y bueh, qué sé yo, no importa», respondió le ella, quizás sin tener a dónde ir.

Poco después, su hijo aparecería en el cochecito, solo, en una mañana helada frente a una salita sanitaria. El país entero opinaría al respecto.

La historia, marcada por la marginalidad y la violencia machista, era algo totalmente divisivo. ¿Por qué una madre abandonaba a su bebé? ¿Qué la había llevado a hacerlo? Pamela, distanciada de su familia a la que buscaba otra vez, sometida a la violencia de su pareja, había partido a los usuarios de redes que discuten temas de actualidad, a los que la insultaban por supuestamente dejar en una vereda a su hijito y a quienes creían o intentaban entenderla, quienes la pensaban empujada por la pobreza.

Madre e hijos habían sido reunidos en un refugio, en una causa a cargo de la UFI N°6 de Florencio Varela, los familiares de Pamela hablaban con Infobae sobre ir a la fiscalía y ofrecer su ayuda, pedían la dirección, cómo llegar, para después decir que ir a la mesa de entrada se les complicaba, que quedaba lejos.

Entonces, ¿qué pasó con Pamela y su bebé? A partir del hecho, el camino que se inició fue por tres vías institucionales con la intervención de la Bonaerense, la Judicial y la asistencia del Municipio de Florencio Varela a través de la Subsecretaría de Minoridad. El caso tuvo un giro inesperado.

Pamela no estaba en situación de calle. El motivo del abandono del bebé, sospechan investigadores del caso, está en la violencia intrafamiliar.

Según fuentes policiales, Claudio sospechaba que el bebé era producto de una infidelidad con otro hombre y en varias oportunidades manifestó su rechazo al niño. Los vecinos de la calle Cantú, todavía impresionados por las repercusiones mediáticas del caso, señalan esta hipótesis como válida. Claudio nunca reconoció al chico como propio: el DNI que Pamela llevaba en su bolsillo llevaba el apellido de la madre.

El supuesto razonamiento de Claudio al respecto es netamente brutal. «El padre no acepta al bebé más chiquito porque dice que era más morochito y que no se parecía a él, era más trigueño que el grandecito, al cual si reconoce como propio. Los nenes son muy cariñosos y buenitos, siempre que los veía buscaban que les des un beso o un abrazo» dice una vecina que prefiere no revelar su identidad por miedo a represalias.

Dora López, la mujer que alquilaba la casilla a Pamela, cuenta: «Siempre la veía con los dos chiquitos, en el último tiempo y antes de que se conozca la noticia de que lo dejó ya no lo vi más al bebé. Con una vecina nos preguntábamos por qué solo andaba con su hijo mayor. Cuando le preguntamos nos dijo que se lo dejaba a su mamá en José C. Pazporque ella tenía que estudiar, pero nos parecía raro, nos dimos cuenta que era mentira.» El alquiler que Dora le cobraba a la pareja, que duró pocos meses, era de cinco mil pesos.

Claudio, pareja de Pamela, la habría obligado a dejar al chico en la calle.

Claudio, pareja de Pamela, la habría obligado a dejar al chico en la calle.

Al ser consultada si fue testigo de algún episodio de violencia, López aseguró que nunca vio nada fuera de lo normal. La pareja dejó la casilla donde vivían después de que se conociera el caso. Hay quienes todavía ven a Pamela caminando por Florencio Varela con la cabeza baja, «shockeada», dicen. Todavía estaría junto a Claudio. Hoy, los dos niños se encuentran al resguardo de un familiar, asistidos por la Subsecretaría de Minoridad del municipio

Paula Maneiro, subsecretaria a cargo del área de niñez y adolescencia de Florencio Varela, explicó que tras conocerse el caso se llevó a cabo una medida de abrigo, una acción provisoria: «Cuando los derechos de los niños son vulnerados por parte de los familiares se trabaja para ver si dadas las características es posible resguardar el vínculo». En este caso también se llevaron acciones para proteger también al hermano mayor de sus padres. La medida rige por un plazo de 180 días.

Maneiro especificó: «En este periodo se llevan adelante un trabajo en conjunto con ungabinete interdisciplinario integrado por un psicólogo, un asistente social y un abogado.» Los hermanos quedaron al resguardo de un familiar del que, por su seguridad, no se puede especificar si es por parte de materna o paterna. La funcionaria también aseguró que los hermanos no serán separados, para poder trabajar el fortalecimiento de los vínculos familiares.

La casilla de la calle Cantú.

La casilla de la calle Cantú.

El trabajo asistencial es en conjunto con los padres, asegura la funcionaria, donde se trata de generar un vínculo saludable: «Es necesario también trabajar en el empoderamiento de la madre para que ella puede llevar adelante medidas que no estén supeditadas a tal vez una orden recibida y pueda sentirse segura con sus hijos» finalizó la especialista.

Los familiares de Pamela responden poco y nada las consultas hechas para esta nota. «La verdad que no sé nada, aparte está todo re lejos, no me dan los tiempos», dice  uno de ellos.

Voces en la UFI N°6 que lleva adelante el caso avalan la medida de abrigo y y esperan tomar declaraciones a los testigos del caso, las personas que hallaron al bebé en el cochecito en el centro de salud. Mientras tanto, se evalúa la situación para ver si corrresponde que Pamela y su marido sean enviados a juicio oral.