Según la psicopedagoga Genoveva Cazal, integrar a los niños con capacidades diferentes en las escuelas misioneras todavía es una deuda pendiente

La licenciada en psicopedagogía, Genoveva Cazal visitó los estudios de Radio Libertad para hablar sobre la integración de los niños con capacidades diferentes a la educación, como deben actuar los padres y las instituciones para poder acompañarlo en su aprendizaje.

La ley de Educación Nacional Nº 26026 garantiza el acceso de educación para todos los niños del país, tengan o no dificultades. Si bien, las escuelas en muchos casos no están preparadas para trabajar con niños especiales, es allí donde nace la figura del maestro integrado que tiene la tarea de acompañar el aprendizaje del alumno que requiera de una “ayuda extra”.

El maestro integrador no es una prestación accesible y  en ocasiones las obras sociales son las que asumen cubrir este honorario. Es por ello, que no todas las familias pueden solicitar un maestro integrador y es allí, donde la institución si cuenta con un psicopedagogo debe recurrir a él para que pueda instruir a los docentes y ayudar al alumno con capacidades diferentes.

Genoveva Cazal, resaltó que si bien todas las escuelas no cuentan con un especialista en psicopedagogía, el rol que tiene dentro de una institución es sumamente importante ya que trabaja con alumnos, padres y docentes en general aportando a que la calidad de la educación sea mayor.

“El rol de la psicopedagoga dentro de la institución no es trabajar con cada niño en particular, es hacer un trabajo con docentes, padres y alumnado en general, tal vez si detectar un problema pero derivarlo a un psicopedagogo externo porque no le compete hacer clínica en la escuela, pero si cuando la institución tiene un chico que no cuanta con los recursos el psicopedagogo puede aportar mucho junto con el trabajo del docente, puede darle herramientas”, expresó.

Para la psicopedagoga es fundamental que los padres estén pendientes de cómo trabaja la escuela con su hijo y que se hagan presente cada tanto para ver cómo se desenvuelve este con sus compañeros. En muchos casos, cuando un niño con capacidades diferentes inicia en una institución desde pequeño, sus compañeros ya lo conocen, lo aceptan y lo integran pero cuando ya tienen una edad más avanzada cuesta más.

“Depende también con la apertura institucional, hay instituciones que son más abiertas que otras, entonces se trabaja muy bien con la integración y otras con las que cuesta mucho”, reveló.

Según explicó Genoveva Cazal, un padre puede detectar si su hijo tiene algún problema a partir de los tres meses desde su nacimiento, donde aparecen los actos reflejos como por ejemplo la “sonrisa social”, donde el  bebe al ver un rostro humano sonríe. Otro de los indicadores son los sonidos, como pueden ser los ruidos fuertes que el bebe al escucharlos debe tener una reacción o al escuchar una voz busque con la mirada de donde proviene esta.

La psicopedagoga destacó que a medida que el niño va creciendo es fundamental que los padres estén atentos al desarrollo de su hijo, si puede agarrar objetos con las manos, el gatear o caminar. Si bien es cierto que cada bebe tiene su tiempo, es importante descubrir a tiempo si hay algo que no está yendo del todo bien y consultar a un especialista.

“Al año la marcha, a los dos años el lenguaje y el control de esfínteres estaríamos hablando de los tres años, porque ya estaría entrando a una edad de escolaridad y el niño tiene que ir solito al baño”, puntualizó.

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