El adiós al misionero Carlos Ángel López, el 10 que jugó con Maradona y fue dirigido por Bilardo y Menotti

Lo apodaban el Zurdo, debutó en River y jugó en Boca y en la Selección. Se destacó en Estudiantes, fue figura en Colombia e ídolo en Bolivia, donde se retiró a los 40 años.

Le decían el Zurdo, fue un volante que supo deslumbrar por su intuitivo talento para trasladar la pelota. Fue un clásico 10, de esos virtuosos que por la generación y concreción de cada jugada invitaban gentil y obligadamente al aplauso. Se llamaba Carlos Ángel López y falleció el último domingo, en una clínica de Jujuy, a los 66 años por una afección cardíaca.

Apareció en la Primera de River en aquel equipo dirigido por el brasileño Didí en 1972. Tuvo un efímero paso por Boca Juniors, en una olvidable campaña de 1984 con Dino Sani como entrenador. Se destacó en el Estudiantes de La Plata de Carlos Bilardo y César Luis Menotti lo convocó a la Selección argentina que jugó la Copa América de 1979, donde compartió plantel con Diego Maradona, el pibe que cinco años antes le había pedido la camiseta en el entretiempo de un partido entre Colón y Argentinos Juniors. Deslumbró en el fútbol colombiano pero definitivamente se convirtió en ídolo en Bolivia, donde se retiró a los 40 años.

Había nacido en Posadas, Misiones, el 17 de julio de 1952. A los 12 años llegó a Buenos Aires para probar suerte en el fútbol, tras la muerte de sus padres. Trabajó de mozo y vivió en una de las piezas de la utilería de Excursionistas, el club donde comenzó a jugar en el Ascenso, en 1970, en la vieja Primera B Metropolitana, junto con Obdulio, uno de sus seis hermanos.

La huelga de los jugadores profesionales en 1971 le trajo una oportunidad inmejorable. River disputó un amistoso con Excursionistas y Didí quedó azorado por la habilidad de «ese pibe flaquito que tiene la 10». Un llamado dirigencial y su inmediato pase a préstamo le facilitó la gran chance de jugar en Primera División. Debutó en la cuarta fecha del campeonato Metropolitano de 1972, en la victoria 2-0 ante Independiente en Avellaneda.

Tapado en su puesto por Norberto Alonso y Víctor Marchetti, alternaba en el equipo. Y forzado a cambiar de banda, pasó a ser el recambio ocasional de Juan José López. Sin continuidad, su derrotero incluyó sendos préstamos en Argentinos Juniors (tuvo como compañero a José Pekerman) y Colón de Santa Fe en 1973 y 1974, respectivamente.

Las tres temporadas siguientes fueron las más productivas en el fútbol local. Las cumplió en Estudiantes de La Plata, donde disputó 146 partidos y convirtió 16 goles. Su juego atildado lo hizo sobresalir y ser considerado un «distinto». Por su exquisita pegada fue un gran ejecutor de tiros libres. Se ganó el respeto de la hinchada, que le dedicó un particular cantito: «Y toque, y toque, y toque, la zurda de Carlos López».

En 1979 pasó a Racing, pero la llegada del uruguayo Juan Ramón Carrasco al año siguiente le hizo perder terreno. Se sumó en 1981 a Sarmiento de Junín, que había logrado recientemente el ascenso a Primera, y compartió la delantera con Ricardo Gareca y José Toti Iglesias.

Tuvo otro paso fugaz en Vélez, donde Carlos Bianchi lo elogió como su mejor asistidor, y fue figura en Millonarios (lo nominaron como el lanzador ideal en los pases para otro delantero argentino, Alejandro Barberón) en 1982/83.  En el primer semestre de 1984 recaló en un Boca que no atravesaba por su mejor momento institucional y deportivo, y apenas jugó 10 partidos (solo en uno completó los 90 minutos) sin anotar goles. Al año siguiente regresó a Colombia para actuar en Junior de Barranquilla.

Finalmente arribó a Bolivia en 1985, contratado para jugar solo cuatro meses en Bolívar. Allí su talento emergió en plenitud y su magia con el balón convenció a todos. Se quedó siete temporadas, hasta llegar a ser considerado uno de los máximos ídolos de la entidad paceña. Logró cinco títulos y se retiró a los 40 años, tras disputar la Copa Libertadores de 1992.

Su último paso en el fútbol argentino fue muy breve en 1990 en un torneo Regional, que clasificaba al Nacional B. Jugó unos meses para Rivadavia de Necochea, por entonces dirigido por José María Silvero, ex defensor de Estudiantes de La Plata y Boca.

Se recibió de entrenador en Argentina, pero solo dirigió a equipos bolivianos: Jorge Wilstermann, Real Santa Cruz, Chaco Petrolero, Aurora y Unión Central de Tarija. También trabajó 15 años en las divisiones formativas del Bolívar y formó parte del proyecto de fútbol infantil en el prestigioso colegio Saint Andrew’s de La Paz. En los últimos años fue el coordinador de la Asociación Deportiva del Sur (Adesu), una academia formativa amateur en el barrio Obrajes, al sur de la capital boliviana.

En 2016, en una nota al diario La Nación, consideró a Juan Román Riquelme como el último 10 y fue bastante crítico con la realidad del fútbol argentino. «Menotti me lo dijo una vez: el día que empezamos a jugar como los europeos, nuestro fútbol se fue a la mierda. No hay que resignar el juego para solo marcar y ser rápidos en la salida», confesó.

Su muerte causó un fuerte impacto en Bolivia. Para muchos, López ocupa un sitial en el podio reservado a los mejores futbolistas extranjeros junto con el brasileño Jairzinho (jugó en Jorge Wilstermann en 1980/81) y el jujeño José Daniel Valencia (en Jorge Wilstermann 1989 y San José de Oruro 1990/93), campeones mundiales con Brasil en 1970 y Argentina en 1978, respectivamente. Este domingo se realizó un sentido minuto de silencio en el estadio Hernando Siles, en la previa del partido que Bolívar venció 3-0 a Oriente Petrolero por el torneo Clausura.

Por su parte, el presidente Evo Morales, le dedicó una respetuosa despedida en Twitter: «Nuestro profundo pesar por fallecimiento de Carlos Ángel «El Zurdo» López, talentoso jugador del Bolívar, que con su calidad técnica y humana nos regaló inolvidables tardes de fútbol, emociones y campeonatos. Nuestra solidaridad con su familia y la hinchada bolivarista». (Clarin)

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