Reflexión del Pastor Guillermo Decena: Sanando la Tierra VII

Seguimos estudiando como la tierra se contamina y cómo podemos nosotros ser sanadores de ella. Veremos la contaminación de la tierra en el linaje del rey David.

 

 

2º Crónicas 7:14 «si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra».

 

LA CRISIS EN EL REINADO DE DAVID.

Durante el reinado del rey David hubo un período de hambre enorme y significativo. Había algo que no cerraba, por lo que David oró a Dios pidiendo una dirección de por qué sucedía esta llamativa situación. (2º Samuel 21:1-2) Y no cesó la crisis económica hasta que hicieron justicia a los gabaonitas.

¿Hay algo que sucede en su vida que siempre se repite y que no condice con la bondad de Dios? Y a pesar de que usted es hijo de Dios ¿pareciera que el enemigo tomó autoridad para afligirlo?

No se quede de brazos cruzados, busque a Dios y Él le dará respuesta segura. ¿Cómo puede ser que haya gente a la que le va mal y nunca se preguntan cuál es el origen del fracaso? “Señor dame luz y sabiduría” debería ser la oración de un hijo de Dios. Pero increíblemente hay personas que se acomodan a la aflicción.

Como vemos si seguimos la historia, la maldición y la crisis económica en la época de David venia por la sangre inocente derramada de los gabaonitas, que era un pueblo que convivía pacíficamente con Israel. (Josué 9:14-20)Israel había hecho un juramento con este pueblo, por lo que cayó maldición sobre ella al romperlo.

Por eso juramentar es peligroso y puede dar lugar al maligno, por lo tanto nuestro hablar debe ser veráz y sea vuestro si: Sí, y vuestro no: No, y esto traerá muchísima paz. Entendamos qué es un pacto y los pactos no cumplidos dan autoridad a Satanás (Eclesiastés 5:5).

Como siempre este pasaje enseña que en general hay solución y que el maligno que se deleita en empobrecer y afligir a la gente, tiene que retirarse.

 

LA PLAGA DE ENFERMEDAD VENCIDA.

David había actuado tercamente y sobrevino sobre la tierra una enfermedad que mató a muchas personas.

(2º Samuel 24:17-25) Arauna no esperaba que David llegara a su propiedad; había cosas más importantes de las que preocuparse. El país estaba sufriendo hacía tres días una peste mortal que había matado a setenta mil hombres. ¿Por qué el rey, justo en ese momento, aparecería en su propiedad?

Cuando Arauna ve al rey y a sus oficiales, pregunta la razón por la que están allí. La noticia que escucha lo alivia: David viene para ofrecer sacrificios. Ante la grata noticia, Arauna ofrece todo lo bueno que tiene. Escoge lo mejor de su propiedad, para que el rey pudiera realizar su sacrificio. David no acepta la oferta. “No puedo ofrecerle a Dios una ofrenda que no me cueste nada”, es su argumento.

 

Algo que para vos no tiene ningún valor no puede ser considerado una ofrenda correcta. El ofrecimiento de Arauna era natural; la respuesta de David fue de un adorador. A la hora de presentar tu ofrenda a Dios –y eso debería ocurrir en cada momento de adoración en el que participes–, deberías entender que la ofrenda es sacrificio y es entrega; que una ofrenda es colocar en el altar, obedeciendo la orden divina, algo que tenga algún valor para vos. Las dos blancas para la viuda. El cordero para Abel. Las palomas para José y María. Tu corazón y tu vida.

 

El pecado siempre contamina, produce sufrimiento y muerte, pero el clamor mueve la mano misericordiosa de Dios! El pecado sí desata cosas, pero la oración, la humillación y las ofrendas sacrificiales, pueden mover la mismísima misericordia de Dios.

 

 

OTRO GRAN PECADO DE DAVID.

(2º Samuel 12:9-11) Decía Jesús que aquel que conociendo la voluntad de Dios y no la hace recibirá mayor castigo que el que no conociéndola hizo cosas dignas de castigo. Esto fue lo que le ocurrió a David.

Pero hubo dos espíritus que no se apartaron de su casa: el espíritu de violencia y el espíritu de lujuria. De tal manera que sus descendientes estaban obsesionados con el sexo, y sufrieron múltiples arrebatos de violencia.

 

El siguiente Rey fue Salomón y terminó haciendo cosas horrendas, aún peores, porque esos demonios lo llevaron a pecar (1º Reyes 11:5-8).

Mis hermanos hoy en día podemos gozarnos porque la sangre de Cristo fue derramada para romper toda maldición y perdonar todo pecado.

 

SAMUEL SANA LA TIERRA.

Después de todo esto, llegó un hombre, Samuel, el poderoso profeta de Israel, que ejerció una influencia positiva en la sanidad de la tierra (2º Samuel 7:3-13).

Dios todavía quiere salvarnos de la mano de los demonios. (Hechos 16:31) Este versículo afirma: Cree en Él y serás salvo tú y tú casa. ¿Qué significa? Que Dios te dará autoridad sobre todo demonio familiar, lo echaras fuera y ¡Nunca más molestarán a tu familia ni a tu descendencia!

 

Que Dios te bendiga y tengas una semana de bendición y victoria!

 
Pastor Guillermo Decena, Centro Familiar Cristiano Eldorado.

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