En la previa al Superclásico, conocé a dos futbolistas misioneros que fueron protagonistas de ese encuentro

El fútbol argentino se viste de gala para recibir una nueva edición del partido que paraliza a todo el planeta. En la Bombonera, Boca y River se estarán viendo las caras el domingo a partir de las 17:45, por la sexta fecha de la Superliga. En Misiones Online repasamos la historia de dos jugadores oriundos de la Tierra Roja que, en algún momento, tuvieron el honor de ser parte de una de las principales obras que tiene el deporte a nivel mundial.

Matías Giménez

Nació en Apóstoles dos días antes de la navidad de 1984 y desde chico mostró su talento con el esférico. Su habilidad con la zurda atrajo la mirada del Club Atlético Tigre que se hizo de los servicios del apostoleño.

El misionero debutó en la primera del club de Victoria el 16 de agosto de 2003, en un encuentro contra Talleres de Remedio de Escalada, correspondiente al torneo B Metropolitana. En ese certamen, Giménez se alzaría con el Apertura 2004 y el Clausura 2005. Dos años después del último título, lograría el ascenso a primera división, con el Matador, en la histórica promoción contra Nueva Chicago.

En el 2009, el futbolista, que en ese momento tenía 25 años, dio el gran paso en su carrera y se puso la camiseta de Boca, de la mano del en ese entonces entrenador del Xeneize Abel Alves.

En un primer momento, las cosas para el oriundo de la Tierra Roja no salieron cómo imaginaba, ya que tuvo pocos minutos con el primer equipo. Pero dos meses después de su arribo, le llegó la oportunidad que estaba esperando.

Titularidad contra River

El domingo 21 de marzo de 2010,  Boca y River se veían las caras en la Bombonera en una nueva  edición del Superclásico.

El Xeneize llegaba a ese encuentro sumergido en una crisis futbolística que se  había profundizado una semana antes en lo que fue derrota, como visitante, contra Tigre por 3 a 0.

Luego de esa goleada en contra, el DT Alves decidió hacer modificaciones en el equipo titular y en esos cambios apareció el misionero Matías Giménez en el once, para enfrentar al clásico rival.

Ese 21 marzo, el comienzo del otoño llegó con una constante lluvia que se hizo presente todo el domingo.

Tras ver repintar las líneas de cal un par de veces, el árbitro principal esa tarde Héctor Baldassi miró a sus asistentes y arrancó el partido. Pero tras un párate por las cintas que caían en el área del arquero millonario, dos o tres frenadas bruscas de la bocha en distintos charcos y una tibia llegada de Boca, la “Coneja” paró el clásico a los nueve minutos y segundos, llamó a los capitanes e hizo los gestos inconfundibles de que no había forma de seguir. La suspensión era un hecho.

24 horas después de la suspensión, se fijó para el jueves 25 de marzo a las 15.45 como cita para continuar los 81 minutos restantes. Cosa que se llevaría adelante en dos tiempos, uno de cuarenta y uno y otro de cuarenta minutos.

Ese día, Boca se quedó con el encuentro por 2 a 0, con dos goles del chileno Gary Medel, y Matías Giménez se convirtió en una de las figuras del partido.

Carrera pos Boca

En el 2011, y luego de convertir tres goles con la Azul y Oro, Matías Giménez abandona el elenco de la Ribera y se convierte en jugador del San Lorenzo de Ramón Díaz. Luego su carrera tuvo varios y variados destinos (Belgrano, Huracán, Olimpia, Águilas Doradas, Argentinos Juniors, Deportivo Armenio) y actualmente se desempeña como profesor en el Club Italiano.

 Ricardo Ismael Rojas

Vio la luz el 26 de enero de 1971 en Posadas, pero gran parte de su carrera la desarrolló en el fútbol paraguayo (jugó el Mundial de Francia 1998 con la Albirroja).

Debutó profesionalmente en Cerró Corá, en 1991 y luego de un paso por Libertad (1993-95) llegó al fútbol argentino. Estudiantes de La Plata se hizo de los servicios del lateral zurdo, quien luego de 3 años en el Pincha emigró al Benfica portugués en 1999,  en lo que sería su única experiencia europea.

En el equipo Luso jugó hasta el 2001 y retornó al fútbol argentino, pero en esa oportunidad su destino fue River Plate.

Comienzo resistido

Los primeros pasos del misionero en la institución de Núñez no fueron  para nada fáciles.  En el club que se pregona como religión el “paladar negro”, los hinchas veían de reojo al zurdo que no era muy vistoso con la pelota en los pies, pero al que los delanteros rival no podían engañar con sus gambeta.

Esa relación de incertidumbre y desconfianza se desmoronó luego de un hecho que quedaría grabado a fuego en la historia riverplatense

La vaselina de Rojas

Un lluvioso 10 de marzo de 2002, Boca y River se vieron las caras en la Bombonera, por la sexta jornada del Torneo Clausura. Esa tarde, el Millonario cortaría una racha de más de siete años sin poder ganar en ese estadio.

El equipo dirigido por Ramón Díaz goleó al del Maestro Tabárez por 3 a 0. Pero, más allá del resultado, lo que desató la locura de los hinchas Millonarios e inmortalizó ese partido en la historia de los Superclásicos fue la jugada que realizó el posadeño.

Rojas inició la jugada en su campo, interrumpiendo un ataque de Boca. Y aunque River ganaba 2-0 desde el primer tiempo, producto de los tantos anotados por Esteban Cambiasso y Eduardo Coudet, el misionero no quiso privilegiar el control de la pelota, ni frenar, ni lateralizar para que el poco tiempo de juego que quedaba se fuera agotando. Vio mucho campo abierto y partió con la mira puesta en el arco adversario. Combinó con D´Alessandro, recibió la descarga de Ortega y completó su aventura de manera ideal, con la frialdad y la precisión de un avezado delantero. Pisando el área vio que Abbondanzieri salía y decidió picársela. La vaselina, como le dicen en España a esa clase de remate, le salió perfecta y, abriendo los brazos, esperó que sus compañeros llegaran y lo derrumbaran para festejar a lo grande, como lo merecían el golazo y el notable triunfo de River en la casa de su eterno rival.

Ese, fue uno de los dos goles que convirtió el misionero en su carrera (el otro fue en el fútbol paraguayo). Luego de esa tarde, Rojas fue aplaudido en cada partido en el Monumental y hasta hoy los hinchas de la Banda lo recuerdan con cariño y en la previa a cada encuentro con el Xeneize rememoran esa jugada.

(L.N.D)

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