Tomando Mate en Iguazú Misiones

Me encontraba en Iguazú contratada por la provincia de Misiones para mostrar al mundo la cultura de la yerba mate, nuestra infusión. En el marco del famoso Hotel Melia en Puerto Iguazú, y con el escenario de la Garganta del Diablo de fondo, enseñé a los representantes de países invitados como India, China, Japón, Alemania y EEUU, entre otros, como disfrutar de un buen mate.

Después de mis actividades decidí quedarme unos días en Iguazú, para recorrer y disfrutar de los atractivos que propone esta ciudad. Las Cataratas del Iguazú, que están ensambladas dentro el Parque Nacional Iguazú, fueron elegidas como una de las 7 Nuevas Maravillas del Mundo en el año 2012. A partir de este reconocimiento, Iguazú se colocó con más fuerza en el escenario internacional, incrementando así sus propuestas turísticas.

Me hospedé en el famoso Hotel El Pueblito, que está ubicado sobre el Km 3, de la ruta Nacional 12  en Puerto Iguazú. Me esperaba su propietaria Patricia Duran, quien me contaba “El hotel fue construido con el concepto de Eco sustentable en toda su infraestructura y funcionamiento, posee energía alternativa y renovable de paneles solares y caldera alimentada con pellets de ínfimo impacto ambiental. Trabajamos con proveedores que respetan la sustentabilidad, por ejemplo los amenities del hotel son de composición biodegradable, y a base de yerba mate, nuestra infusión nacional”.

Entrar al Hotel El Pueblito es vivir una experiencia única. Está construido en una reserva natural privada a orilla de la Laguna de los Pájaros que está en sintonía con el Parque temático Biocéntro de Iguazú.

“El Biocentro fue creado con el propósito de difundir la existencia y las principales características de la Selva Atlántica. Primero se van a  encontrar con un amplio serpentario, y luego animales en cautiverio: cocodrilos, yacarés, tortugas, y pájaros. También se implementó un mariposario, y un vivero compuesto por orquídeas, y plantas autóctonas de la selva misionera, que son el habitad de un sinfín de colibríes que adornan el lugar”, contaba Duran.

El diseño de este Hotel recrea los monumentos históricos culturales de Puerto Iguazú, creados por el arquitecto Alejandro Bustillos, como la capilla, el Parque Nacional Iguazú,  la escuela, la aduana y la policía entre otros. La decoración es temática, utilizando artesanos y artistas plásticos de la región, que dan resultado a los vidrios esmerilados con dibujos de aves y animales de la zona, también pinturas, que decoran el establecimiento y las habitaciones. Se destaca la flora y fauna privilegiada que tiene el hotel, en su ecosistema natural.

A la hora del almuerzo decidí quedarme a vivir la experiencia del restaurante del Hotel, que está dentro de la reserva, con ventanales que te permiten mimetizarte con la naturaleza del lugar.

Su carta es amplia, con propuestas autóctonas. Como entrada elegí una terrina de frutas de estación de Misiones, mango y cítricos, sobre una base de palmitos, un plato fresco y sabroso. Luego como plato principal elegí los ravioles de yacaré, acompañados por una salsa de salvia y manteca. De postre una mousse de maracuyá, que vale la pena probar.

Hace muy poco inauguraron la nueva cava de vinos, que está a la vista del comensal, este puede ingresar y elegir su propio vino. En este Hotel se cuida mucho el servicio, la idea es que el visitante se sienta cómodo y en casa.

Luego del almuerzo tenía la tarde libre, y quise conocer un destino turístico ubicado a tan solo 100 metros del Hotel.  “La Aripuca”, conocida como la trampa utilizada por los guaraníes. Elaborada por pequeñas ramitas unidas en forma de pirámide. La presa al ingresar a la trampa y pisar una de las ramitas del mecanismo, queda atrapada pero no sufre ningún tipo de daño al ser capturada, permitiendo  liberarla si se considera que la misma no es adecuada por su tamaño, porque está preñada o no es apta para su consumo.

Teniendo en cuenta esto, fue construida una aripuca gigante compuesta por 30 especies nativas de la selva misionera, muchos de ellos ejemplares centenarios. Se impone en el parque con sus 17 metros de altura y más de 500.000 Kg.

Me quedo en el jardín de este parque, viendo el atardecer y conectada con la naturaleza, mientras disfruto de un rico helado de yerba mate y grosellas, pensando en la reflexión. “Estamos caminando hacia una trampa, pero siempre hay una oportunidad para sobrevivir. Cuidemos nuestra Selva Misionera”.

Hasta la próxima semana!

(*) Sommelier

www.karlajohan.com.ar/blog

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