«La violaron porque se lo buscó»: las justificaciones por el abuso grupal de 12 hombres a una mujer

Los padres de los acusados salieron a defenderlos y afirmaron que la víctima tenía «mala fama». El 6 de septiembre juzgarán a los implicados.

Khadija Okkraou fue secuestrada, torturada y violada en un pueblo de Marruecos por más de una decena de hombres durante casi dos meses. A un día de que la Justicia de su país juzgue a 12 implicados en el caso, los padres de dos de los secuestradores salieron a defender a sus hijos: «Ella tenía mala fama y se lo buscó».

La sugerencia de que la víctima tenía un “comportamiento promiscuo” encendió una vez más la indignación en parte de la sociedad marroquí. Aunque desde que la joven hizo público el infierno que vivió, esa versión acompaña día a día su vida.

De hecho, familiares de los jóvenes agresores aseguraron a un medio local que Khadija se escapó de su casa en varias ocasiones con la misma banda que la secuestró. Incluso, en algunos portales se afirma que los tatuajes -que la joven asegura se lo hicieron los secuestradores- son casi todos anteriores a los hechos, y añaden que la chica se prostituía regularmente con conocimiento de su propia familia.

También algunos vecinos se sumaron a los cuestionamientos. «Tenía malas compañías y la vimos saliendo con chicos», indicó Ahmed que tiene una tienda de alimentación cerca de la casa de Khadija.

«Lo que le ha ocurrido ha generado mucha compasión pero algunos cuestionan su versión de los hechos», indicó otro vecino al rotativo británico Daily Mail.

«No hay justificación»

No obstante, la organización que destapó el caso y apoya a la víctima, la Asociación Reto para la igualdad y la ciudadanía, descalificó esas versiones. «Aún si tenía relación con alguno de esos jóvenes, de ninguna forma eso justifica la violación repetida ni la retención contra su voluntad», señaló.

Por su parte, los médicos que atienden a Khadija aseguraron que estos comentarios la afectan profundamente. Días atrás, la joven defendió su verdad ante las cámaras de televisión: “Me drogaban constantemente hasta que un día desperté y vi que mi cuerpo estaba lleno de tatuajes y tenía los brazos llenos de quemaduras de cigarros. He perdido mi dignidad, he intentado olvidar lo que pasó, pero es imposible. Han destruido toda mi vida, todo lo que aspiraba a ser”.

Khadija, con los tatuajes y las secuelas del maltrato en su cuerpo, ahora solo pide justicia. Ella, junto a su familia, está a la expectativa de lo que decida el 6 de septiembre un tribunal marroquí que juzgará a doce implicados en el caso.

La joven no está sola, recibe el apoyo de la organización que sigue su caso, de médicos y psicólogos voluntarios y de cientos de internautas que iniciaron una campaña en las redes sociales para ejercer presión sobre la Justicia de ese país.

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