Condena de seis años de cárcel para asaltante que casi mata a balazos al policía que lo detuvo en Santiago de Liniers

Ramón Fagúndez había participado de un robo a mano armada y un grupo de policías lo sorprendió cuando intentaba escapar con sus cómplices. En medio del operativo tendiente a arrestarlo, casi mata a balazos a uno de los uniformados. Ese hecho, que sucedió en 2016, llegó a juicio y le valió una condena de seis años de cárcel. El hombre se confesó culpable y fue a un juicio abreviado en el Tribunal Penal de Eldorado.
La causa estaba lista para el debate oral, pero el lunes, el hombre firmó el proceso acelerado. Terminó sentenciado por los delitos de «resistencia a la autoridad, homicidio agravado en grado de tentativa y portación ilegal de arma de guerra».
El sargento ayudante Omar Santiago Vega zafó de milagro. Uno de los disparos le dio en la base del pulgar derecho y el otro en el muslo izquierdo. Cuando el colega que lo ayudó a reducir a Fagúndez intervino, el delincuente le estaba apuntando a la cabeza. Sin dudas, quería asesinarlo.
El acuerdo para la pena que finalmente le impusieron al malviviente los camaristas Atilio León, Lyda Gallardo y María Teresa Ramos lo pactaron la defensa del acusado y el fiscal Federico Rodríguez.
Todo sucedió el 3 de marzo de 2016, pasadas las 10, en la localidad de Santiago de Liniers, cerca de Eldorado. Hasta allí fue una comisión de la División Investigaciones de la Unidad Regional III de la Policía para investigar un asalto. El grupo sumó al sargento Vega porque era un profundo conocedor de la zona y porque tenía el dato de que un trío sospechoso había sido visto cerca de la Municipalidad.
La patrulla fue hasta el Kilómetro 31 y a unos mil metros de la ruta provincial 17, vio a los sospechosos, con la ropa sucia, tratando de escapar. Les dieron la voz de alto, pero los desconocidos en modo alguno obedecieron.
El sargento Vega salió a perseguir a uno, seguido de cerca por el cabo Cristian César Gonsesky. Los demás, con disparos intimidatorios incluidos, persiguieron a los otros sospechosos.
El maleante que perseguía Vega era Fagúndez. Lo alcanzó a los pocos segundos. Rodaron por el suelo, hasta que el ladrón fue inmovilizado. Con tenaz resistencia, Fagúndez se resistió a que le colocaran las esposas. Luchó y luchó hasta que pudo tomar el revólver 38 que llevaba en la cintura y que el sargento no sabía que portaba el malviviente.
La secuencia fue rapidísima. Fagúndez apuntó hacia la cabeza del policía y disparó. Lo hizo dos veces. Uno de los proyectiles dio en la pierna del sargento. El otro pasó rozando la cabeza de Vega y la de Gonsesky. Hubo un tercer disparo, es el que impactó en el pulgar derecho de Vega.
Herido y todo, el suboficial pudo apartar de él y su colega el cañón del arma. El cabo que lo acompañaba completó la acción, porque pudo sacarle el revólver a Fagúndez y arrojarlo a unos cuantos metros, al tiempo que sujetaba al pistolero. Segundos después se sumaron los demás policías.
El herido fue asistido y quien disparó terminó preso, por el asalto y el intento de homicidio posterior.
Fagúndez ya había abreviado el robo en tres años de cárcel. Ahora sumó seis por la otra causa. Pasará a la sombra nueve en total.

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