Capioví: Mano Vogler presenta su tercer libro, «Esperanza y La Muerte»

En el Centro Integrador Comunitario de Capioví, este sábado 18 de agosto a las 21 hs, el escritor Mano Vogler presentará su tercer libro: «Esperanza y La Muerte», donde narra «la historia de la familia Esperanza, que es, al mismo tiempo, la historia de todos nosotros, de nuestra relación fiel y duradera, de nuestro contrato sempiterno e irrevocable con la Muerte».

Dice el autor en la convocatoria:
«Solucionados los motivos particulares que escapaban a mi control, aquí vamos de nuevo: Este es mi tercer atrevimiento, todavía sin atreverme a usurpar la chapa de “Escritor”, me atrevo a contar historias. Ésta, por ejemplo, la de la familia Esperanza, que es, al mismo tiempo, la historia de todos nosotros, de nuestra relación fiel y duradera, de nuestro contrato sempiterno e irrevocable con la Muerte.
Ahora, hablando en serio, este libro es un poco más gordo que los dos anteriores y tampoco tiene dibujitos ni fotografías. Se llama, ya lo ven en la foto, Esperanza y la Muerte. Si se preguntan por qué el reloj de la tapa no tiene manecillas, no se van a poder responder hasta que lo lean. Tiene entre sus páginas un novelón de la gran siete, con personajes imaginarios, fantasmas, locos, putas y la actuación estelar de la Muerte.
Este nuevo laburo se va a presentar en el CIC de Capioví el 18 de agosto, a eso de las 21. Entonces, ahí nos vemos».


Mano Vogler, según él mismo

Nací en Posadas el 9 de octubre de 1970, durante la presidencia de un militar que muy pocos recuerdan. Crecí en una casa de la calle Bolívar frente al Concejo Deliberante y la primaria la hice en la Escuela nº3, que queda en Santa Fe y Rivadavia. La secundaria me atravesó durante diez años pero no me dio ningún título, ni de mejor compañero: siete en la Industrial, uno en un Instituto Agrotécnico de Virasoro, otro en Línea Cuchilla y un par de tentativas infructuosas en esos programas de Educación Secundaria Abierta. Nada.

Salí ileso de dos matrimonios y tengo una hija que se llama Juana y está completamente cuerda.

Trabajé como cadete en un supermercado; en la arenera de la Laguna San José, fui pintor de brocha gorda, artesano, “homeless” y pastor evangélico (que no sé si valen como trabajo estos dos últimos, pero que lo hice, lo hice). Actualmente no creo en nada y vivo en Capioví, donde hago lo que puedo (incluso escribir).

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