Inesperado giro en el juicio por la muerte del rugbier: «Yo lo atropellé, llévenme presa»

Según una policía y una testigo, eso fue lo que Julieta Silva le dijo al primer agente que llegó a la escena.

Con el paso de las horas, el juicio por la muerte de Genaro Fortunato empieza a aportar piezas para reconstruir qué paso la madrugada del 9 de septiembre del año pasado a la salida del boliche Mona Bar. Y también contradicciones. Una policía que declaró este miércoles contó una de las primeras frases que dijo la acusada, Julieta Silva, tras embestir a su novio con el auto: «Yo lo atropellé, llévenme presa». Una testigo ratificó esta versión. Pero un compañero de la agente la desmintió.

 

Natalia Rocha participó del operativo policial, pero no estuvo presente en esos primeros minutos. Lo que dijo este miércoles en los Tribunales de San Rafael fue en base a lo que le contaron dos compañeros que llegaron primeros al lugar del hecho.

 

La joven policía había dado a conocer esa frase durante la instrucción y cuando le preguntaron en el juicio, primero dijo que no la recordaba. Hasta que el querellante leyó esa parte del expediente y ella lo confirmó. Durante toda su declaración se mostró dubitativa.

Poco después se presentó ante el tribunal Matías Nogueral, el policía al que supuestamente la acusada le dijo la frase. Pero cuando le consultaron sobre los dichos de su compañera, el hombre negó que ese diálogo haya existido.

 

La audiencia tuvo un nuevo giro poco después, cuando se presentó en la sala la testigo María Laura Figueroa, la primera en llegar al lugar. Contó que cuando llegó un policía, Silva le dijo: «Llévame, soy yo, yo lo maté». Y luego les dijo a ella y a otra chica que se acercó: «Lo maté, te juro que no lo vi».

 

Más allás de estas contradicciones entre los testigos, el relato de la agente Rocha tuvo otros puntos destacados. «(Silva) estaba muy nerviosa y lloraba. Hablaba poco, no decía que era el novio, no manifestaba a quién había atropellado», recordó la policía.

 

Sobre lo que vio en la escena, fue contunde: «Advertí lesiones en la cabeza (de Fortunato), quedé impactada».

 

Rocha volvió a ver a Silva en la comisaría. «De a ratos lloraba. Estaba sola y luego llegó una amiga», recordó. También dijo que la acusada le contó que dentro del boliche habían estado bailando con Fortunato y que «tenía el teléfono de él».

 

Este dato no es menor, ya que uno de los argumentos de la defensa de Julieta Silva es que ella volvió en U porque tenía que devolverle el teléfono a su novio. Así buscan descartan la hipótesis de que volvió con la intención de atropellarlo cuando estaba tirado en el piso, lo que agravaría la pena en caso de ser condenada.

El relato de Rocha sin embargo contradijo parte de los argumentos de la acusada y también, de otros dos policías que declararon el lunes. Al ser consultada sobre las condiciones visuales del lugar, dijo que había buena luz.

 

La defensa de Silva sostiene que esa noche había baja visibilidad -porque estaba oscuro y había llovido-. Y que además la acusada no estaba usando anteojos, a pesar de que sufre astigmatismo.

 

Esta versión había sido apoyada en la audiencia del martes a la tarde por dos agentes de la Policía Vial.

 

Ambos plantearon ante los jueces que en el lugar donde Silva arrolló a Fortunato con su Fiat Idea la iluminación no era la mejor. «Estaba bastante oscuro», afirmó uno de ello. Este efectivo además entregó otro dato clave frente a los jueces: las inclemencias del tiempo provocaron que esa noche se registraran «muchos accidentes en San Rafael».

 

«Llovía y la luz de la calle tampoco ayuda mucho», expresó otro agente que participó del operativo en aquella madrugada del 9 de septiembre de 2017. También destacó que a Silva la notó muy nerviosa: «Estaba como en estado de shock, paralizada».

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas