El 16 de Agosto de 1815, nació el Santo por los jóvenes y el futuro de la humanidad, San Juan Bosco

Estamos conmemorando un nuevo nacimiento del santo por los jóvenes, San Juan Bosco. El 16 de Agosto de 1815, nació el santo por los jóvenes y el futuro de la humanidad, un santo que supo “hornear” el maná, el “pan de los ángeles” y cuyas enseñanzas de amor, humildad y caridad hacia los jóvenes, se palpan en cada casa salesiana del mundo.

 

Don Bosco, padre y maestro, con su sistema preventivo enseñó a infinidad de almas a caminar en santidad mientras se daban cuenta que eran amados. Hace 84 años a partir de su canonización por el Papa Pío XI, se potenciaron las vocaciones laicales y religiosas entre sus millones de ex alumnas y ex alumnos de María Auxiliadora y Don Bosco de cada continente.

En marzo del corriente año, el papa Francisco presentó la exhortación apostólica Gaudete et Exsultate donde enseña que la santidad no es inalcanzable, ni está reservada sólo a quienes tienen posibilidad de distanciarse de sus ocupaciones para dedicarse a la oración.

Coincidente con el estilo de la encíclica Laudato Si, la exhortación “Gaudete” nos abre los ojos ante un estereotipo de vida hedonista que se pretende imponer sin distinción de color de piel e idioma y un solo afán: “pasarla bien”. Alerta sobre un vertiginoso estilo de vida con gran consumo de información que atonta, dilapida el tiempo y virtualmente desplaza a nuestros hermanos y sus culturas a otra dimensión. Una imperante mentalidad mundana propia del maligno por sus venenos de odio, tristeza, envidia y vicios; que pretende afectar la espiritualidad de la persona, su protagonismo, la unidad familiar y la pertenencia a un pueblo.

 

 

Estilo de vida “pariente” de los sometimientos a los pueblos y persecuciones a religiosos que sin llegar a acciones bélicas, tiene los mismos efectos de afectaciones a toda índole de dignidad humana, migración forzada e incluso el abandono de hijos tal como sucede actualmente en Venezuela. Allí, hace más de una decena de años, están los “patios abiertos” a jóvenes y niños en situación de calle en decenas de casas salesianas. Compartiendo la pobreza, la miseria y la situación que viven nuestros hermanos venezolanos, así como en Valdocco, los salesianos permanecerán al lado de ellos pase lo que pase, llevando adelante su misión.

El ideal de santidad no debe ignorar “la injusticia de este mundo, donde unos festejan, gastan alegremente y reducen su vida a las novedades del consumo, al mismo tiempo que otros solo miran desde afuera mientras su vida pasa y se acaba miserablemente”, (101). “Consumismo que solo empacha el corazón”, (128).

“El hombre mira las apariencias, pero el Señor mira el corazón”, (83).

También Don Bosco tuvo que recorrer humanos caminos que atravesaban reinos de vanidades y de orgullosos eruditos bíblicos creídos con derecho de alzarse por encima de los otros, “orgullo, ansias de figurar, y dominar” (28). Él eligió la senda de la santidad y el amor, donde se respira la “alegría de vivir en comunión, compartir y repartir; porque «hay más dicha en dar que en recibir”, (Hch 20,35).

El papa Pablo VI lo definió como una excelsa expresión de amor a niños, y Benedicto XVI (hoy emérito), resaltó la frase pronunciada por Don Rúa, (1er. sucesor de Don Bosco), después de la muerte del Santo fundador: “De ahora en adelante sea nuestro lema: la santidad de los hijos es prueba de la santidad del padre”.

El camino de la santidad es comunitario, “de la puerta de al lado”, de involucrarnos, romper cadenas  y protagonismo, el cual lo podemos recorrer con una mera mochila cargada con el evangelio y de “portátiles puentes” de oración, paciencia, amor, alegría, humor y valentía junto a la luz del espíritu santo para así poder inspirar vicisitudes y exhalar caridad y misericordia.

Una vida en comunión con defensa firme del inocente no nacido, “dignidad de la vida humana, siempre sagrada”, (101); así como “la trata de personas, la eutanasia encubierta en los enfermos y ancianos privados de atención y nuevas formas de esclavitud”.

Santidad y amor son condimentos inseparables para practicar la vida al servicio con misericordia, la “llave del cielo”.

“Don Bosco no tenía miedo de presentar a los jóvenes la alta meta de la santidad ofreciendo modelos concretos que crecieron en el oratorio de Valdocco”, (Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos).

Corremos el riesgo que algunos grupos lleguen a estructurarse demasiado por sus normas, y puedan esclavizar y fosilizarse como lo enuncia en (58/9). Sus temporales dirigentes, tienen la responsabilidad de no creerse “mejores que la masa ignorante”, (45), de “mirar al otro desde abajo”, (117), a su servicio, evitar una cómoda ceguera “corrupción espiritual”, (165) y de “aglutinar y amasar” con vista a la posteridad tal lo realizado por nuestro fundador. El papa nos reitera como en la JMJ de Rio, el riesgo de “convertir al cristianismo en una especia de ONG” gracias a las ideologías, (100).

“Gaudete” nos habla de “falsificaciones de la santidad que podrían desviarnos del camino: el gnosticismo y el pelagianismo, dos herejías que surgieron en los primeros siglos cristianos, pero que siguen teniendo alarmante actualidad”,(35). “Los santos, opuestamente evitan depositar la confianza en sus acciones”, (54).

Indudablemente “nadie puede ser feliz si se autoexcluye de la santidad” y “no hay amor sin obras de amor” como lo demostró San Juan Bosco. Con obras y hechos concretos no tan sólo palabras, nuestros jóvenes están dispuestos a tomar la antorcha y reemplazarnos en cada posta como así lo expresaron en sus conclusiones pre sinodales con vista a Octubre próximo.

Sumémonos a vivir un camino de alegría y santidad diaria tal lo inculcado por Don Bosco y propongamos a los jóvenes vivir en el amor al prójimo en compañía de la Auxiliadora, no cambiar de opinión de acuerdo a los vientos y ser leales a principios hermanos como la honestidad y la verdad.

“Quien sigue a Jesús esta siempre en movimiento, no puede llevar una vida cómoda y sedentaria”, Madre Reungoat.

Nuestro Rector Mayor Artime, 10mo. sucesor de Don Bosco, Padre común y centro de unidad de toda la familia salesiana, nos llama a no tener miedo,a descubrir que es lo que Dios quiere de nosotros, y a no olvidar la historia y el presente de las santidades salesianas.

“No tengamos  miedo a  la santidad”, (32); “no tengamos miedo a volar alto con la guía del Espíritu Santo y dejarnos amar y liberar por Dios”, (34). Recordemos lo dicho por Santa Teresa Benedicta de la Cruz:“En la noche más oscura surgen los más grandes profetas y los santos”.

Los integrantes de la familia salesiana estamos llamados a ser santos y portar la cruz misionera del Buen Pastor,a tomar sólo las almas y dejar todo lo demás, propia tierra, seguridades, cultura y dedicarnos sin límites a ser instrumentos de salvación para los demás.

El evangelio reza…”por sus frutos los conoceréis”, han transcurrido los primeros 203 años del nacimiento de San Juan Bosco, fundador de más de una treintena de ramas de la familia salesiana, entre ellas ex alumnas/os de María Auxiliadora y Don Bosco con sus actuales sucesores, la Madre General Yvonne Reungoat y el Rector Mayor Ángel Fernández Artime. FMA y SDB quienes al trabajar junto alas demás ramas de la familia salesiana mantendrán vivo por siempre al carisma salesiano.

Somos consecuentes al no vivir ni en capítulos, ni temporadas; si con el ejemplo y buenas palabras en aras de llegar a ser el cambio que queremos ver, conscientes que “nosotros somos el tiempo”, (San Agustín).

Recemos ex alumnos y ex alumnas para no caer en la gran tristeza de la vida como dice León Bloy: “no ser santos”.

Gabriel Alsó – ex alumno salesiano – Argentina

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