Los «ángeles» de Franco: la historia detrás del rescate del nene que quedó colgado de un balcón

El papá del chico, el hombre que lo salvó y el vecino que lo sostuvo en el aire reconstruyen la situación que quedó registrada en un video viral.

Franco está desnudo, colgando de las rejas de un balcón, en el octavo piso. Su tío y el vecino del departamento de abajo tratan de sostenerlo para que no caiga al vacío. En los videos tomado por ocasionales testigos, en el macrocentro de Rosario, se advierte la desesperación por salvarlo. Los dos adultos están mal ubicados y parece que no lograran soportar mucho tiempo más los 30 kilos del pequeño. Pablo Grana, un vecino de otra torre, advierte la situación y corre. Va atravesando balcones, golpeándose, atravesando rejas y arriesgando su vida hasta llegar a tomar al chico de 6 años de su cuerpo y concretar el rescate.

Sebastián Fleire tiene 40 años y tres hijos de 8, 6 y 3 años. Uno es Franquito, el pequeño de la travesura que pudo terminar en tragedia. Fleire cree en Dios y dice que Grana es “uno de sus ángeles”.

“El renunció a su propia vida para salvar la del nene mío”, agradece. Grana tiene 43 años. Es empleado administrativo en un sindicato. Los vecinos pasan y lo saludan, lo abrazan, lo felicitan. El sonríe y trata de minimizar su acción, aunque reconoce que le tiene miedo a las alturas. Pararse en el balcón del octavo piso y ver el recorrido que hizo el muchacho espanta.

“Pensé que si yo no iba no lo podían sacar y se caía. Y que no quedaba mucho tiempo. Imaginate si se caía y yo, pudiendo hacer algo, no lo hacía”, explica sobre su heroica acción que, a pesar de los temores, cree que volvería a repetir.

El pequeño del video tiene un retraso madurativo. El domingo a la tarde, mientras su padre trabajaba y su madre participaba de la marcha en contra de la legalización del aborto, quedó al cuidado de su tío materno. En un momento, cuando el muchacho fue al baño, Franco logró superar todos los obstáculos –subió la persiana, se subió a un banco para correr un pasador y abrió el ventanal- para terminar jugando en el balcón. Su pelota se cayó al vacío, sobre la Avenida Pellegrini. Un transeúnte lo vio asomarse por las rejas e intentó tranquilizarlo. “Yo te la tengo. Bajá a buscarla”, le gritó.

Fleire explica que el niño no desarrolló el habla y toma las cosas literalmente. Pensó que debía bajar para recuperar su pelota de goma. Se trepó por el balcón y comenzó a descender hacia el vacío.

Una cadena de situaciones ayudaron a salvarlo. Juan Martín, su hermanito de 8 años, le avisó al tío cuando ya estaba colgando en la parte inferior del balcón; la gente en la calle comenzó a gritar y la vecina del séptimo, que justo entraba al departamento para calentar la mamadera para su hija, vio los pies de Franco colgando. Su marido lo sostuvo desde abajo.

“Los gritos eran desgarradores”, cuenta Grana, quien primero pensó que le estaban robando a alguien. Al ver la situación le pidió a su esposa que sus hijos de dos meses, un año y medio, 6 y 10 años no lo siguieran. “Lo único que pensaba y me repetí mil veces fue’no mires para abajo’”. Unos treinta metros lo separaban de la vereda y otros 25 del nene.

Axel Addoumie estaba en el quinto, miraba la situación y medía qué hacer por si el chico caía. “Gracias a Dios no tuve que influir. No quiero ni pensar qué hubiese pasado si se me resbalaba o pasaba de largo. ¿Cómo seguía con mi vida pensando que se me escapó?”, se pregunta.

Cuando Grana llegó al lugar asomó medio cuerpo por las rejas y concretó el rescate. Abrazó y besó a Franco como si se tratara de uno de sus hijos. Todavía conmocionado, le pidió que no lo volviera a hacer. El pequeño le dijo que sí, pero casi de inmediato quiso volver a ver qué había pasado con la pelota. Unos minutos después Grana bajó a la vereda y alguien se la dio, por lo que el nene pudo volver a jugar como si nada hubiese sucedido.

“Nosotros como cristianos creemos que Dios tiene ángeles y en este caso el ángel se materializó en él. Se despojó de su propia vida para salvar la vida de mi hijo. Si hay alguien por quien celebrar hoy, además de celebrar por la vida de mi hijo, es por la vida de Pablo, este ángel”, agradece Fleire. “Dios me ayudó, olvidate. Le tengo miedo a la altura. Si me pongo a pensar, no lo podría hacer”, explica el héroe de esta historia.

Cada uno toma enseñanzas de la experiencia. El papá de Franco admite que se siente “totalmente vulnerable” y que después de este episodio no deja de reflexionar sobre las verdaderas prioridades de la vida. Grana aprovecha para dejar un mensaje: “Quisiera que quede la idea de que podemos ayudarnos y ser solidarios”. Los dos reconocen que, al ver el video o al detenerse a pensar en lo que pudo pasar, lloran.

Un rato después Grana sube al departamento del octavo piso y Franco le estira los brazos para quedar retratados en una foto. El muchacho cuenta a Clarín una última anécdota que paraliza a todos los que la escuchan.

“Yo no lo había visto nunca -aclara-. El jueves o viernes estaba entrando a mi casa y el nene sale. Me agarraba de la mano y me tiraba, sin conocerme. No me había visto nunca. Yo venía con mis nenes y mi señora. Como que me quería llevar al bar que atiende la mamá. Mirá qué loco. Quién iba a decir que dos o tres días después iba a pasar esto. Ahora me cayó la ficha”. Quizás Franco ya había reconocido a su ángel salvador y quería presentarlo en la familia. Quién sabe… (Clarin)

 

 

LA REGION

NACIONALES

INTERNACIONALES

ULTIMAS NOTICIAS

Newsletter

Columnas