Salud sexual: los pro y los contra de los preservativos femeninos

No los distribuyen los ministerios y su precio es alto en las farmacias que los venden. Protegen del embarazo y las enfermedades de transmisión sexual y las feministas dicen que «empoderan». Son más resistentes que los masculinos.

Las palabras del doctor Abel Albino en el Senado sorprendieron y volvieron a poner el tema de los preservativos en el centro del debate. Más allá de la probada eficacia de este método para los varones, también hay preservativos para las mujeres. Aunque son una rareza, son seguros y le dan a la mujer la capacidad de decidir sobre su cuerpo.

El método fue inventado en 1992 por un médico danés que investigaba sistemas para frenar la incontinencia urinaria. Se trataba de una funda de poliuretano con dos anillos, uno de ellos cerrado. Lasse Hessel llegó a la conclusión de que su invento no era útil para la incontinencia, pero que servía para la anticoncepción y la protección del contagio del HIV.

Cuando se sancionó la ley 25673 de Salud Reproductiva y Procreación Responsable, se distribuyeron condones masculinos. Sin embargo, el presupuesto no fue suficiente para comprar y hacer una campaña masiva de condones para mujeres.

Más de 25 años después del nacimiento del método, prácticamente no se usa en la Argentina. «Es muy eficaz- asegura la Licenciada Beatriz Mordoh, presidenta del Instituto de Prevención y Educación en Salud y Sexualidad- pero no es fácil conseguirlo y no es gratuito. En la mayoría de las farmacias no hay y es caro porque es importado «.

En el exterior, dependiendo del mercado, los condones femeninos cuestan entre 3 y 7 dólares por unidad. «Aquí no hay demanda, tendría que conocerse más para que la hubiera. El público tendría que ser informado mediante campañas masivas. Solo nos llega un par de unidades en cada bolsita que recibimos los educadores sexuales para demostración», sostiene Mordoh.

Las ventajas

Los preservativos de mujer, que están construidos en un material que se llama nitrilo- menos alergénico que el látex, algo más grueso y más resistente- protegen contra el embarazo, el contagio del HIV y otras enfermedades de transmisión sexual.

Su uso no es totalmente sencillo y requiere del aprendizaje de una técnica, como todos los métodos de barrera. Cubre los labios externos de la vagina y necesita que se lo sujete cuando el pene se introduce, para evitar que lo arrastre al interior. También es necesario retirarlo con cuidado: es descartable y está absolutamente contraindicado lavarlo para su reutilización.

Por el grosor del material, disminuye un poco la sensibilidad de la mujer, pero el roce hace que aumente el placer, según algunos testimonios.

Una pastilla anticonceptiva para varones no se vendería. El hombre no considera que sea su responsabilidad la anticoncepción.

En sus orígenes, las mujeres decían que las lastimaba, pero el diseño mejoró y eliminó esta molestia. Los condones para mujer no traen espermicida sino un lubricante. Su utilización es más frecuente en grupos de alto riesgo, como las trabajadoras sexuales.

«El método tiene que ser elegido de acuerdo al estilo de relación sexual, más o menos intensa. Pero el condón es indudablemente mucho más inocuo que las pastillas, que una gran cantidad de mujeres toman desde los 15 a los 45 años con el perjuicio que esta ingesta continua de hormonas les genera», señala la especialista.

El 80 por ciento de las mujeres usaría ese método porque aprecian la autonomía que les da ante la resistencia de los varones a usar protección.

Según el médico Edgardo Rolla, especialista en salud reproductiva, ante la resistencia de sus compañeros sexuales al uso del preservativo masculino, el femenino les da las mujeres control sobre su seguridad sexual y reproductiva y les asegura una prevención del embarazo y de enfermedades.

¿La anticoncepción es responsabilidad de la mujer?

Entonces, surge un interrogante : ¿está bien que las mujeres tengamos que ocuparnos de un método de anticoncepción? ¿Es siempre nuestra responsabilidad?

– Ahí está el núcleo de la cuestión- lamenta Mordoh- El embarazo es siempre responsabilidad de las mujeres. Las chicas «se embarazan». El óvulo es fecundado por un espermatozoide. Y el espermatozoide está invisibilizado. El varón tiene una educación machista, tiene inhibida la idea de que se tiene que cuidar. El hombre no se hace responsable del embarazo y por lo tanto tampoco de la anticoncepción. En Europa es cada vez más común que los varones, al tener ya dos o tres hijos, se hagan una vasectomía porque no quieren tener más descendencia, ni dentro ni fuera de la pareja.

-¿Por qué no hay anticoncepción no quirúrgica para varones, no hay pastillas?

– No hay pastilla anticonceptiva para varones. ¿Por qué? ¿Por qué si existe el Viagra? Porque para los varones, todo está relacionado con el placer, incluso los jóvenes lo consumen. Una pastilla anticonceptiva para hombres no se vendería. El hombre no considera que sea su responsabilidad la anticoncepción, insisto.

Made in Argentina

El Centro Tecnológico de Plásticos y Elastómeros del Politécnico de Rosario presentó, en 2017 a través de la Secretaría de Vinculación Tecnológica y Desarrollo Productivo de la Universidad Nacional de Rosario una investigación para el desarrollo y la producción local del preservativo femenino.

El proyecto tuvo dos etapas. Una agrupación feminista local hizo una encuesta que demostró que el 80 por ciento de las mujeres usaría ese método porque aprecian la autonomía que les da ante la resistencia de los varones a usar protección. Ellas pueden decidir colocarse el condón, independientemente de la decisión de su pareja.

El departamento de Polímeros y Elastómeros, concluyó que no existe dificultad alguna para la fabricación del preservativo para mujeres en el país . “Tomamos muestras que nos trajeron desde el exterior e hicimos estudios para conocer el material. Visitamos una empresa que fabrica preservativos masculinos, porque el método para fabricarlos es equivalente. Pero tiene que haber un mercado que lo requiera», declaró Melina Heredia, docente terciaria del Politécnico.

Un preservativo, 1 euro

En España se promovió el uso de este método con campañas donde se discuten los mitos . Se difundió su uso con una promoción: un condón femenino, un euro.

Un tríptico distribuido por el Ministerio de Salud de ese país rebate los prejuicios.

Parece difícil de utilizar: No es difícil de usar pero requiere práctica. La complicación de las primeras veces no debe ser un obstáculo.

Hace ruido durante las relaciones sexuales: El nuevo material suena menos cuando se lo utiliza. Además el ruido se elimina usando más lubricante

Romperá la espontaneidad: Se pueden permitir juegos eróticos previos o posteriores sin interrumpir la relación para colocarlo ya que la mujer se lo puede poner ocho horas antes.

No se sentirá igual: Se ajusta a la mujer y va tomando calor durante la relación, lo que hace que se sienta más natural . Además, no aprieta el pene.

Fuente: TN

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