Carta de monseñor Juan Rubén Martínez: «El amor pascual humaniza»

El Evangelio de este domingo (Jn6, 1-15), nos relata la multiplicación de los panes. Por un lado la preocupación del Señor «por el gentío que acudía a Él» porque no tenían para comer. Pero también este relato tiene una referencia al tema de la Eucaristía y es en este mismo capítulo de San Juan en que el Señor dice: «Yo soy el pan Vivo que ha bajado del cielo. El que come de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y la daré para la vida del mundo» (v51).

En la raíz del relato esta la mirada compasiva del Señor a la multitud porque estaban como ovejas sin pastor. Es una mirada que parte del Amor. La Eucaristía y toda la realidad que implica el pan compartido y la solidaridad social necesitan fundamentalmente de la comprensión correcta del amor. Lamentablemente hoy se usa mucho la palabra amor y se vacía la maravilla de su significado, o bien se la tergiversa y banliza.

Un texto que puede ayudarnos a profundizar el Evangelio de este domingo ligada a la mirada compasiva del Señor, la caridad y la Eucaristía, lo podemos encontrar en la exhortación «SacramentumCaritatis» del Papa Benedicto XVI, donde en una parte de la misma señala: «El pan que Yo daré es mi carne para la Vida del mundo (Jn. 6,51). Con estas palabras el Señor revela el verdadero sentido del don de la propia vida por todos los hombres y muestra también la íntima compasión que Él tiene por cada persona. En efecto los Evangelios nos narran muchas veces los sentimientos de Jesús por los hombres, de modo especial por los que sufren y los pecadores (Mt. 20,34;Mc. 6,54; Lc. 9,41). Mediante sus sentimientos profundamente humanos, Él expresa la intensión salvadora de Dios para todos los hombres a fin que lleguen a la vida verdadera. Cada celebración eucarística actualiza sacramentalmente el don de la propia vida que Jesús ha hecho en la Cruz por nosotros y por el mundo entero. Al mismo tiempo en la eucaristía Jesús nos hace testigos de la compasión de Dios para cada hermano y hermana. Nace así, en torno al misterio eucarístico, el servicio de la caridad para con el prójimo, que “consiste justamente en que, en Dios y con Dios, amo también a la persona que no me agrada o ni siquiera conozco…Por consiguiente nuestras comunidades, cuando celebran la Eucaristía han de ser cada vez másconscientes de que el sacrificio de Cristo es para todos, y por eso la eucaristía impulsa a todo el que cree en Él a hacerse “Pan partido” para los demás, y por tanto a trabajar por un mundo más justo y fraterno… en verdad la vocación de cada uno de nosotros consiste en ser junto con Jesús, pan partido, para la vida del mundo» (88).

En esta reflexión quiero recordar que el próximo domingo 5 de agosto celebramos al Patrono de nuestro Seminario Diocesano «Santo Cura de Ars». La misa será a las 11 de la mañana en el mismo Seminario con todos los que quieran acompañarnos. En nuestro seminario hay 29 seminaristas, junto a otros jóvenes que participan de un proceso de discernimiento de su vocación desde los campamentos o encuentros mensuales denominados «Emaús» y «Cafarnaúm». Todo ello implica algunos esfuerzos, dedicación de sacerdotes, inversión económica, para adecuar instalaciones y para apoyar el proceso que se va dando. No dudamos en afirmar con certeza que es Dios el que acompaña esta obra con su providencia. Pero todos como Iglesia debemos sentirnos responsables por eso me animo a pedirles que sigan rezando fuerte por nuestro Seminario. Les agradezco todos los aportes, donaciones, bonos contribución que nos ayudan para sostener la formación de los seminaristas. En la evangelización de nuestra Diócesis hay muchas cosas fundamentales, pero el apoyo a nuestros seminaristas nos alienta en la esperanza.

¡Un saludo cercano y hasta el próximo domingo!

Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas

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