España: Masiva manifestación de taxistas en contra de la implementación de los servicios de Uber y Cabify

La protesta que comenzó el miércoles en Barcelona contra la implantación de Uber y Cabify tiene ya eco en Madrid y otras ciudades de España como Valencia, Alicante o Logroño. El conflicto del taxi continúa a la espera de un remedio y empieza a extenderse.

Desde el viernes, 1.400 taxis, según cálculos del Ayuntamiento de Barcelona, ocupan una distancia aproximada de tres kilómetros y colapsan una de las principales arterias del centro de la ciudad. Los efectos en la movilidad de una ciudad, cuyo centro se encuentra tomado de forma literal por miles de turistas, son obvios.

Como ejemplo de la situación, el Ministerio de Fomento ha ofrecido una reunión la próxima semana a los conductores y ha pedido calma para recuperar la normalidad en las ciudades y garantizar el derecho de los ciudadanos al transporte. La respuesta fue tajante: “Nos quedamos hasta que nos den lo que queremos”, dijo ante cientos de taxistas Tito Álvarez, portavoz de la agrupación Élite y líder de facto de un movimiento convencido de que puede ganar lo que todos los taxistas consideran una guerra.

Esa guerra apunta hacia un único enemigo: las cada vez más populares Uber y Cabify. Los taxistas exigen al Gobierno que apruebe un decreto para limitar las licencias de Vehículos de Alquiler con Conductor (VTC) que sustentan a ambas plataformas hasta el reparto que exige la reforma legislativa firmada en 2015, en una proporción de una licencia privada por cada 30 de taxi.

Hasta que la próxima semana se celebre la reunión entre el Ministerio de Fomento, los taxistas y el sector de las VTC, las huelgas seguirán activas de forma permanente. A la de Barcelona se sumaron ayer, en solidaridad, la de Madrid, con la suspensión del servicio en Barajas o Atocha; La Rioja, Valencia o Alicante.

Taxistas de varios puntos de España también demostraron su apoyo a la protestas viajando hasta Barcelona y aparcando sus vehículos en la Gran Vía, principal escenario de la movilización. Entre los concentrados en Barcelona corre una máxima que explica, en parte, esa solidaridad: “Si cae Barcelona, caerá también el resto”.

Fuente: El Mundo

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