#Mundial2018. Brasil: las razones del candidato de todos

El seleccionado que dirige Tite enfrentará a Bélgica por un lugar en las semifinales. Todos lo señalan como favorito.

Son varios los periodistas brasileños que desde Rusia cuentan que el seleccionado que conduce Tite es la única certeza de un país en días complejos. Sirve un dato que lo retrata: de acuerdo con una encuesta de Datafolha, realizada justo antes del inicio de la Copa del Mundo, el presidente Michel Temer cuenta con una aprobación del 3%. Sin riesgo a exageraciones se podría decir que se trata del líder menos legítimo del mundo.

En ese contexto, Tite aparece como la contrata: está a cargo del equipo nacional, una suerte de ministerio a nivel local y de embajada en el ámbito universal, y nadie duda de sus capacidades ni de su rol de refundador de un fútbol que parecía roto. El hombre que se hizo desde las periferias del fútbol de su inmenso país, ahí en Caxias do Sul, es a esta altura una suerte de cara de Brasil.

«Dejá, hablo yo de esto», le dijo a Neymar -pero en portugués, claro- justo después de las quejas del entrenador de México, Juan Carlos Osorio, tras el partido de los octavos de final. En México decían que al crack del PSG los árbitros lo protegían. Ante cada roce, falta. Entonces, Tite salió de verdad a cuidarlo. Lo alejó de las polémicas a su figura y le puso él su cuerpo al centro de la escena incómoda. Ya no se habla de eso en el Mundial. El entrenador conoce perfecto de qué se trata conducir.

Brasil tiene razones en su juego que lo hacen el preferido de los analistas. Es sólido y audaz. Es bravo para defender y voraz cuando ataca. A veces, no brilla. Pero jamás se lo observa como un equipo débil o vulnerable. Incluso a pesar de ausencias relevantes (como las de sus laterales, Dani Alves y Marcelo).

Con su 4-3-3 (fácilmente transformable en 4-1-4-1, el esquema preferido de Tite) equilibra a un equipo que sabe aprovechar espacios y errores ajenos. Tiene, además,individualidades de élite convencidas del plan general. Lo demostró en cada paso que ofreció en Rusia. Es un equipo que no siempre encanta. Pero que en todo momento queda a la vista que tiene todo claro.

Lo explicó Neymar sobre Tite en la previa de esta competición: «La gran diferencia es la confianza del equipo. Crecimos mucho con Tite. El se merece un gran reconocimiento por su trabajo: nos devolvió nuestro ADN». Ese Brasil, el de la impronta recuperada y el de la lógica al servicio del colectivo, va por más. Por todo. Por el Hexa. Como dicen todos en esas playas que no saben de inviernos ni de otoños…

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