2 de julio: 57 años recordando el trabajo de los asistentes sociales

El Día del Asistente Social fue instituído en 1961 durante las Segundas Jornadas Nacionales de Servicio Social, eligiéndose el día en que entonces se celebraba la Visitación de la Santísima Virgen. Constituye un homenaje a los profesionales del trabajo social, quienes prestan servicios de orientación y resolución de diversos problemas de la comunidad, tanto en instituciones públicas como privadas.

Vale mencionar que desde el 2011 el Día del Trabajador y Asistente Social también es celebrado en el país cada 10 de diciembre, la fecha fue adoptada en coincidencia con el Día Universal de los Derechos Humanos, establecida entre varias propuestas que se venían planteando desde hace años. Luego de varias reuniones, esta fue la fecha acordada ya que es la más pertinente al día que hace referencia a los Derechos Humanos.

La decisión de celebrar el 10 de diciembre la misma efeméride, se tomó en una reunión de la Junta de Gobierno de la Federación Argentina de Asociaciones Profesionales de Servicio Social llevada a cabo en la Ciudad de Paraná a finales de 2012, y cuenta con la adhesión de la Federación Argentina de Unidades Académicas de Trabajo Social.

¿En qué trabajan los Asistentes Sociales?

Los asistentes sociales trabajan junto con las familias y población vulnerable en general, para detectar, prevenir y modificar situaciones de exclusión social. Trabajan en departamentos de servicios sociales, cuyo objetivo es mejorar el bienestar social de la ciudadanía, prestando atención, información y apoyo.

La principal función de los asistentes sociales es valorar la situación familiar y definir un plan de trabajo. Para lograrlo, se reúnen con la familia o las personas implicadas y averiguan qué tipo de dificultades están experimentando.

A partir de esta evaluación inicial, se planifican las acciones a realizar y se ofrecen una serie de orientaciones sobre los recursos, las prestaciones y los servicios más adecuados para cubrir las necesidades concretas.

El trabajo del día a día varía según las necesidades de cada familia, que pueden incluir problemas con la vivienda, cuestiones financieras, falta de apoyo familiar, problemas de salud mental o de adicciones, etc. Algunas de las tareas concretas son:

Ofrecer información, orientación, asesoramiento y atención personal a la ciudadanía sobre servicios y recursos sociales.

Ofrecer atención integral y personalizada a personas mayores.

Ayudar a personas sin medios económicos suficientes para su inserción o reinserción social y laboral.

Prestar apoyo y asesoramiento para la mejora de las habilidades de crianza de niños y adolescentes.

Definir planes de actuación para la inserción sociolaboral de personas vulnerables.

Tramitar solicitudes de ayudas económicas, ayudas a la dependencia, etc.

Registrar las entrevistas y redactar informes de cada familia y sus necesidades.

Trabajar en colaboración con las instituciones públicas, organizaciones sin ánimo de lucro, fundaciones, empresas, etc.

Un asistente social de familia necesita:

Habilidades interpersonales y de comunicación.

Una actitud positiva cuando se enfrentan con dificultades.

Un conocimiento y una comprensión amplios de los recursos locales disponibles para ayudar a las familias con las
que trabaja.

Debe ser capaz de:

Trabajar bien bajo presión.

Hacer las preguntas adecuadas para encontrar la información que necesita.

Conseguir la información interactuando con todo tipo de personas, teniendo en cuenta que en ocasiones estas
personas pueden encontrar dificultades para expresarse.

Trabajar los conflictos con sensibilidad y llegar a soluciones efectivas.

Trabajar colaborativamente con organismos como los servicios sociales y educativos, organizaciones, fundaciones, etc. y con los otros agentes implicados.

Trabajar con efectividad con distintos tipos de personas, incluidos los usuarios de servicios, y con otros miembros y profesionales del equipo de trabajo, tales como trabajadores sociales que trabajan con menores y trabajadores de la salud.

Elaborar informes y registrar datos.
Desplazarse a través de un área local es habitual, por lo que un permiso de conducir puede ser un requisito fundamental del puesto de trabajo.

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