El Papa Francisco recibió durante casi una hora a Emmanuel Macron

Se trató del primer encuentro entre el Papa y el presidente francés.

El Papa Francisco mantuvo una reunión inusualmente larga -de 57 minutos- con el presidente francés Emmanuel Macron en el Vaticano en la que abordaron temas como la inmigración, el compromiso multilateral para la prevención y resolución de conflictos y las perspectivas del proyecto europeo. Durante el intercambio de regalos el Sumo Pontífice le recalcó a Macron que los gobernantes deben «ayudar a los pobres».

«Abordaron cuestiones globales de interés compartido como la protección del ambiente, las inmigrantes y los compromisos a nivel multilateral para la prevención y la resolución de los conflictos, especialmente en relación con el desarme», informó el Vaticano en una nota.

Asimismo, durante la conversación «intercambiaron evaluaciones sobre algunas situaciones de conflicto, especialmente en Oriente Medio y África». «No ha faltado una reflexión conjunta sobre las perspectivas del proyecto europeo», añadió el comunicado.

Durante la audiencia, el papa se mostró siempre muy cordial con el presidente francés, a quien despidió agarrándole de ambas manos con cariño e incluso con tres besos.

Macron llegó acompañado de su esposa, Brigitte, que llevaba un vestido negro, pelo recogido y sin velo y formaban parte de la delegación de unas 15 personas: el ministro del Interior, Gérard Collomb, y el titular para Europa y de Asuntos Exteriores, Jean-Yves Le Drian, entre otros.

Después de la reunión, se realizó la ceremonia del intercambio de regalos. Macron entregó a Francisco una antigua edición en italiano del libro «Diario de un cura rural» de Georges Bernanos, mientras que el pontífice le regaló el medallón que representa a San Martín de Tours, patrón de Buenos Aires y que se quitó su abrigo para entregarlo a los pobres.

«Es una medalla realizada por un artista romano del siglo pasado y quiere subrayar la vocación de los gobernantes para ayudar a los pobresTodos somos pobres«, le explicó Francisco en lo que podría ser un tirón de orejas a un mandatario que se ganó la fama en Francia de ser el «presidente de los ricos».

En un discurso a principios de abril en la Conferencia Episcopal de Francia, Macrondijo querer «reparar» el «vínculo» entre la Iglesia católica y la República francesa, «dañado» los últimos años en particular desde la leagalización del matrimonio igualitario en 2013.

Este discurso despertó numerosas críticas en Francia mientras que el episcopado lo calificó como un discurso que refunda las relaciones entre los católicos y la República.

Tras la visita en el Vaticano, Macron tomó posesión como «canónigo de honor» de la basílica de San Juan de Letrán, un privilegio que se remonta al año 1604, en la época del rey Enrique IV y que después pasó a los presidentes de la República gala.

El último presidente francés en plegarse a esta tradición fue Nicolas Sarkozy, que lo hizo en diciembre de 2007. Entonces provocó polémica con su discurso en el que elogió la fe y las raíces cristianas de Francia.

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