Guatemala: miles de afectados por la tragedia del Volcán de Fuego se enfrentan a una nueva y desoladora realidad

U informe especial de CNN Español refleja la desolación de muchos de los sobrevivientes de la tragedia del Volcán de Fuego, del pasado 3 de junio, en Guatemala. Una pesadilla enfrentarse a su nueva situación, desolación, reconstrucción de todo lo perdido, de la nada misma. Casi nadie tuvo tiempo de sacar sus pertenencias y lo poco que quedó está destruido a causa de las toneladas de material volcánico que cayeron sobre las casas de varias comunidades que por años han vivido en las faldas del coloso.

La tragedia del Volcán de Fuego ha dejado más de un centenar de muertos, más de 12.000 evacuados y, al menos, 3.000 albergados de San Miguel Los Lotes, El Rodeo, La Reina, 15 de octubre La Trinidad, La Soledad y La Libertad. Estos pueblos fueron declarados como inhabitables tras erupción de volcán.

Y tras dos dramáticas semanas de búsqueda de las casi 200 personas que quedaron sepultadas por ríos de lava y ceniza, las autoridades de Guatemala declararon que era peligroso continuar en el lugar y concluyeron la búsqueda de más víctimas.

El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, anunció que se verifica un terreno ubicado en una zona segura. En el lugar se pretende construir al menos mil casas aunque no ha quedado del todo claro hacia dónde serán trasladadas el resto de familias que quedaron en cero. Muchos, incluso, ya tienen problemas en el trabajo porque se ausentan para hacer las diligencias de sus desaparecidos, buscar en el Registro Nacional de las Personas todas las identificaciones que perdieron y acostumbrarse a que están en un lugar desconocido y que su futuro, por ahora, es incierto.

El Alcalde de Escuintla, Edgar Abraham Rivera, pidió a las autoridades agilizar los mecanismos para movilizar a las miles de familias. Según afirma, en los albergues provisionales no hay condiciones para mantener a los afectados. Dice que en algunos lugares únicamente hay un sanitario para cientos de personas, muchos ya están desesperados por la falta de privacidad y, en medio de la convivencia, hay uno que otro inconforme.

Las autoridades guatemaltecas tienen a su cargo al menos 18 albergues en varios departamentos, donde las familias que sobrevivieron deben acostumbrarse a compartir el espacio donde, incluso, duermen.

Una de las comunidades afectadas es la 15 de octubre La Trinidad, donde decenas de familias vivieron durante casi dos décadas. Esta colonia fue un terreno que les otorgó el Gobierno en resarcimiento por el conflicto armado interno que duró 36 años en Guatemala y que, en muchos casos, obligó a muchas familias a radicarse en el exilio.  Ahora les toca comenzar de nuevo. Ya no pueden volver a su comunidad mientras las autoridades analizan declarar a ésta y otras áreas afectadas, como zonas inhabitables.

¿Cuánto tiempo permanecerán las 3.000 personas en estos albergues? ¿Tienen las autoridades en Guatemala las herramientas para atender a las miles de familias que se quedaron sin nada?

Ceniza, inmensas rocas y desolación

Juana Mendoza, tenía casi dos décadas de vivir en la colonia 15 de octubre La Trinidad, un lugar que fue evacuado por las autoridades de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres, Conred. El 3 de Junio, mientras caía material piroclástico del volcán de fuego, ella le rogaba a su madre que abandonaran su casa pero, según dice, no fue nada fácil disuadirla.

«Oí que no quería salir y me puse a llorar; viene otra mi hija y me agarra. ‘Vamos mami’. Ya me estaba subiendo a la camioneta cuando me dice (su hija), ‘vamos a traer a abuelita’. Me dice. Vino mi yerno a cargarla a ella y dijo: ‘vamos’. Para salir a la carretera, ya lo último era. Ella no quería salir de la casa».

Esta comunidad se encuentra a un costado de El rodeo, una de las 9 comunidades más afectadas por la erupción del coloso de fuego. Desde ese lugar se visualizan los tres volcanes, el de Fuego, Pacaya y Santiaguito. Hace 20 años Juana y su familia, al igual que otras 45, regresaron a Guatemala después de permanecer 18 años como refugiados en México. Fue en 1999 cuando estas familias se instalaron en esta finca al sur de la capital guatemalteca y comenzaron lo que pensaron era una nueva vida.

Ceniza, inmensas rocas y arena es parte de lo que quedó en ese lugar que, según la Conred, está catalogado como una zona de alto riesgo por los lahares que constantemente caen del volcán, pero lo que pasó ese terrible domingo, según Juana y la mayoría de los sobrevivientes, es algo que no se esperaban porque cuando retornaron a Guatemala dicen que era en época lluviosa y no se observaba el coloso, aunque fue fácil para ellos acostumbrarse a los retumbos y fumarolas que se alcanzan a ver desde la carretera principal de Escuintla.

En países como Guatemala el gasto en vivienda es bajo y, según el Instituto Centroamericano de Administración de Empresas (INCAE), se invierte menos de un 2 % del PIB. Aunado a la poca atención de las autoridades de turno.

INCAE dice que en Centroamérica hay un déficit de, al menos, 1,25 millones de viviendas. El 13,5 por ciento de las familias en la región carecen de casa propia y, quienes tienen acceso a ella, necesitan algún tipo de reparación o se encuentra en alguna zona de riesgo.

Hasta ahora, en Guatemala «no existe un Ministerio o dependencia estatal que vele por el tema de vivienda», según el analista Quique Godoy.

 

 

El volcán continúa activo

Dos semanas después de la fuerte erupción, el volcán, ubicado a 50 kilómetros de la capital guatemalteca, continúa activo con una media de siete explosiones por hora, de moderadas a fuertes, según informó el diario El Espectador.

El Insivumeh reportó este lunes que el coloso lanza ceniza hasta los 4.800 metros de altura sobre el nivel del mar, que se dispersan a 15 kilómetros al sur, oeste y suroeste y se observan avalanchas. Las explosiones generan retumbos que son audibles a una distancia de 10 kilómetros.

A pesar de que Conred ha dado por finalizada la búsqueda de víctimas en El Rodeo y San Miguel Los Lotes (Escuintla)  por el “alto riesgo”, bomberos voluntarios siguen trabajando para encontrar a dos compañeros desaparecidos:  Juan Bajxac y Antonio Castillo, de Alotenango (Sacatepéquez).

 

 

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