Inteligencia espiritual, una modalidad a desarrollar frente al desafío de avanzar hacia una educación integral

La inteligencia espiritual es una modalidad de inteligencia incluida dentro del mapa de las inteligencias múltiples que presentó Howard Gardner en su libro homónimo. Se la entiende como la facultad presente en todo ser humano que lo predispone para interrogarse por el sentido de su existencia, tomar consciencia de su singularidad en el mundo y hacer de su vida un proyecto personal.

El Dr. Francesc Torralba durante su visita a la Argentina se encuentra difundiendo en Misiones, Buenos Aires y Rosario, esta modalidad de cultivar la inteligencia espiritual, acompañando la presentación de “Crecer y Crecer”, un proyecto educativo de la Editorial SM que promueve este abordaje en las escuelas para fortalecer el desarrollo en los niños.

En la conferencia que brindó el miércoles el prestigioso filósofo y teólogo español, ofreció diferentes actividades de formación con el objetivo de avanzar en el desarrollo de estrategias didácticas que permitan pensar en la interioridad como una construcción libre, consciente y autónoma de un “mapa espiritual” que ayude a los alumnos de las escuelas tanto católicas como laicas a orientarse en su caminar por la vida.

En la entrevista con Misiones Online, el escritor explicó de qué estamos hablando con este concepto, la diferencia entre espiritualidad y religiosidad, cómo cultivar la inteligencia espiritual, cómo desarrollarla, cómo estimular esta modalidad de inteligencia en los alumnos, sean niños, jóvenes o adolescentes, y cuáles son los beneficios para su desarrollo, en forma sostenida en las distintas etapas de la vida de una persona.

En su conferencia en Posadas analizó la importancia de fortalecer y cultivar en los niños, jóvenes y adolescentes la inteligencia espiritual desde una educación integral. ¿Cuál es el diagnóstico que lo lleva a socializar este concepto?

En primer lugar, el fin de nuestra conferencia fue dar a conocer esta  modalidad de Inteligencia Espiritual, que por lo general en países latinoamericanos (Brasil, México, Chile, República Dominicana, Chile, Uruguay) hay un interés creciente por esta modalidad de inteligencia de plantearla en el ámbito educativo. Y por ello, decidimos compartir las posibles estrategias para desarrollarlas en los niños, jóvenes y adolescentes.

De qué estamos hablando con este concepto, cómo cultivarla o desarrollarla, cómo estimular esta modalidad de Inteligencia Espiritual en nuestros hijos o alumnos, sean niños, jóvenes o adolescentes; y ayudar a entender cuáles son los beneficios para su desarrollo, desde su formación, en las distintas etapas de la vida de una persona.

Las instituciones religiosas tienen interés, pero también las laicas. Las religiosas conectan mucho con su ideario, educación integral, que no excluya en ninguna dimensión de la persona, y que por lo tanto la dimensión espiritual es olvidada. En ámbitos estrictamente laicos, también hay un interés por incorporar este concepto. Entonces, esta modalidad no es algo exclusivamente del ámbito confesional.

Para entender de qué hablamos, cuando nos referimos al concepto de Inteligencia Espiritual, en principio hay que entender que existen entre cuatro o más definiciones de inteligencia, entre las principales serían:

  • Capacidad interior del ser humano: algo que no vemos o percibimos, pero está en la persona, y se expresa a través de su actuar (memoria, imaginación)
  • Capacidad de resolver problemas: sean económicos, sociales, políticos, religiosos. La persona inteligente encuentra vías de resolución a los problemas.
  • Capacidad de adaptación: frente a entornos hostiles o difíciles. Ya que no sobreviven los más fuertes, sino quienes se saben adaptar a los entornos complejos.
  • Capacidad de leer dentro: una persona inteligente es aquella que lee en profundidad, que no se queda en la superficie, en la fachada. Trata de comprender lo que es más profundo. La persona que cultiva esa inteligencia no se queda con el mensaje superficial, quiere siempre ir más a fondo, quiere ahondar en el mensaje. Por ello, esta persona se molesta ante la estupidez, es muy crítica, quiere leer a fondo.

Y nosotros qué queremos en definitiva de nuestros estudiantes: que se interroguen, que se pregunten, que no se queden en la superficie.

Pero sobre estas cuatro definiciones de inteligencia que mencioné, se debe entender que hay diferentes modalidades de inteligencia, y es allí donde tenemos que saber estar atentos para identificar cuál es la capacidad o habilidad de cada niño, de cada joven, de cada adolescente.

Algunos pueden desarrollarse mejor en el arte, otros en las matemáticas, o en la música. Hay quienes tienen una gran capacidad de generar empatía, de crear vínculos, y esto hay que estimular también. Porque esto significa que como formadores, docentes, educadores, tenemos que ayudar al educando a comprender cuál es la modalidad de inteligencia que hay en él, que tiene más desarrollada. Esta será lo que le permitirá definir su desarrollo profesional futuro y debemos acompañar ese proceso de la manera más adecuada.

Y no todo el mundo tiene la misma modalidad de inteligencia, hay personas con severas limitaciones en una modalidad de inteligencia por sobre otra, pero con grandes capacidades. Hay que descubrir: ¿de qué soy capaz? ¿cuáles son mis habilidades?¿dónde están mis límites?. Eso hay que ayudar a responder. Esa es una tarea que debemos acompañar a lo largo del tiempo.

No atrofiar ni obstruir esta habilidad o capacidad. Hay que desarrollarla.

Muchos seres humanos, que acompañamos a lo largo del desarrollo personal de este niño, de esta persona, tenemos que ayudarlo a conocerse, a identificar sus capacidades y limitaciones. Por ello, la primera enseñanza es entender que la inteligencia se elige de múltiples formas, no es univoca, hay modalidades distintas de inteligencia. Es plural. Y una de esas modalidades es la Inteligencia Espiritual.

En la actualidad hay países en que la Inteligencia Espiritual ya tiene un programa obligatorio en el plan educativo estatal. En Canadá, que es un país muy desarrollado, hay un programa de la dimensión espiritual es la escuela pública.

Es decir, no es patrimonio exclusivo de una determina religión la Inteligencia Espiritual. Todas las personas tenemos la dimensión espiritual, sin embargo, no todos los seres humanos creen en Dios o forman parte de una religión. Por ello, la espiritualidad es universal.

La religiosidad es otra cosa, es la relación personal con eso que llamamos Dios. Y diferente también es la confesionalidad, que es el sentido de pertenencia a una determinada tradición religiosa, que puede ser católica, protestante, ortodoxo. A veces confundimos los tres círculos.

Pero la Inteligencia Espiritual es universal. Requiere de un desarrollo en todos los niños, independientemente de las creencias o no creencias de sus padres. Y que desde el ámbito educativo, de formación, se estimule desde pequeño y se acompañe en su proceso, es parte de brindar una formación o educación integral. Esta modalidad de inteligencia se puede estimular, se puede practicar, se puede cultivar.

¿Tenemos un entorno que estimula la capacidad del niño? Hay que preparar este entorno desde lo físico, emocional, espiritual, para que esa persona pueda desarrollarse en forma integral. Esta es nuestra misión.

Muchas veces, caemos en una educación que hipertrofia determinadas dimensiones. Se dice: “lo más importante es la matemática” o “lo importante es el inglés”. ¿Pero qué pasa con el símbolo? ¿y el silencio?¿y la presencia plena?¿y la ética? ¿y la estética?.

Todos estos aspectos…¿no son temas relevantes en la vida de una persona?. El sentido de la responsabilidad. El asombro por la belleza. ¿Eso no es una fuente de sentido muy relevante?

Yo observo que muchas veces hay un olvido de ciertas dimensiones. Incluso de la dimensión humanística, filosófica y espiritual en el crecimiento integral del ser humano. Muchas veces un niño o estudiante maneja muy bien un teclado pero no tiene en la cabeza ningún relato del nuevo testamento, un pequeño relato de Jorge Luis Borges, y con eso también se vive, y eso es también necesario. Todo eso forma a la persona.

¿Y de qué manera se puede cultivar las Inteligencia Espiritual?

Se puede educar en el silencio, introducir de manera gradual a aprender a estar en silencio para generar un encuentro con la espiritualidad, para que ese niño o adolescente se interrogue, se pregunte, se asombre, se autoanalice. La clave es que se familiarice con el silencio. En la actualidad tenemos generaciones que no tolera el silencio. Y este es un gran reto educativo.

Otra manera de educar es a través de la música. Sea la danza, el baile, o la música más mística, que activa emociones, que genera melancolía, nostalgia, que nos activa y nos lleva al pasado, o nos trae otras emociones.

Y también a través de los símbolos de las creencias. En la actualidad hay un analfabetismo simbólico. Los jóvenes ignoran los símbolos cristianos, griegos, hindúes, budistas, del judaísmo. Es decir, deben ver algo que los transporte, que los eleve, que les pueda dar en qué pensar. Algo que trascienda. Que les permita descubrir los misterios de la vida.

Todo esto les permite ejercitar su Inteligencia Espiritual y forma parte de la educación integral de una persona, ya que forma parte de la historia del ser humano.

¿Cómo despertar en el niño la admiración o el asombro?¿Cómo ayudarlos a descubrir y contemplar lo auténtico? ¿Cómo despertarlos a su propia indagación, a nuevos interrogantes, a la búsqueda de respuestas?¿Cómo sacarlos del aislamiento, del encierro, del aburrimiento, de la apatía?

Este es el gran reto para la educación integral para acompañar a los educando de hoy, y que puedan liberarse, despertar a las emociones, que sean escuchados, que se interroguen, que desarrollen sus capacidades.

 

 

Biografía resumida 

Francesc Torralba nació en Barcelona el 15 de mayo de 1967. Estudió filosofía en la Universidad de Barcelona y teología en la Facultad de Teología de Catalunya. Investigó sobre la cristología del pensador Soren Kierkegaard y sobre el pensamiento antropológico del teólogo Hans Urs Von Baltasar.

En la actualidad, es profesor de la Universidad Ramon Llull de Barcelona e imparte cursos y seminarios en otras universidades de España y de Sudamérica. Es director de la Cátedra de Pensamiento Cristiano del Obispado de Urgell y de la Cátedra Ethos —ética aplicada— en la Universidad Ramon Llull.

En diciembre de 2011 fue nombrado consultor del Consejo Pontificio de Cultura de la Santa Sede por Benedicto XVI, y desde febrero de 2016 es miembro de honor del Consejo Superior Europeo de Doctores y Doctores Honoris causa.

Torralba orienta su pensamiento hacia la antropología filosófica y la ética. Enmarcado en el personalismo contemporáneo, plantea en sus obras un análisis de las cuestiones centrales de la existencia humana (el sufrimiento, el silencio, la muerte, Dios, el sentido, la libertad) desde una perspectiva filosófica que trata de integrar la riqueza de la herencia judeocristiana y las corrientes filosóficas modernas y contemporáneas.

 

 

Por Patricia Escobar 

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